Buenos días, me llamo Iratxe Altuna Garmendia, tengo 21 años y soy militante de base del partido Izango Bagina Ahal Izango Genuke de Zarautz. Escribo esta carta para hacer un llamamiento a la sociedad sobre los problemas que padecemos los jóvenes en este pueblo y de paso explicar las vivencias que me han llevado a dar un paso al frente y comprometerme políticamente con mis ideas.
Querría empezar hablando de mis padres, que son todo un referente para mí. Son funcionarios del Gobierno Vasco que se establecieron en Zarautz en busca de una vida mejor, pensando en el bienestar de sus hijos y su yorkshire. Recuerdo que tuvieron que trabajar muy duro para que Conchita pudiera ponernos todos los días un plato de comida encima de la mesa. Conchita era la mujer boliviana que nos ayudaba en casa, mis padres eran víctimas de un horario intensivo que hacía que llegaran agotados del trabajo, sin energía para encargarse de las labores de la casa que con tantas ganas y dedicación realizaba Conchita. Tengo una imagen grabada en la memoria, la de mi padre saliendo de casa deslomado a las 4 de la tarde, caminando como alma en pena hacia el garaje para sacar el Audi y conducir hasta el gimnasio.
En mi cuadrilla he conocido también el sufrimiento y los momentos difíciles, recuerdo cuando Jon Mikel nos confesó que sus padres estaban pensando en alquilar su casa de Las Landas, todos sentimos pena por él y destacamos su valor para contar algo tan humillante. Ese mismo verano, Mireia apareció en el cursillo de surf con un neopreno marca Decathlon. Mientras todos se reían de ella yo salí en su defensa y dije que últimamente los diseños de la marca no eran tan horribles. Era mentira, pero no me importó traicionar mis principios estéticos para ayudar a alguien en apuros. Ese carácter rebelde y solidario siempre lo he tenido, y en estos tiempos de crisis lo he sacado en más de una ocasión.
Una noche mis padres nos reunieron y nos comunicaron a mi hermano y a mí que Conchita les había pedido que le dieran de alta en la Seguridad Social. Como familia teníamos que tomar una decisión. Tras 15 años trabajando con nosotros nos había dado un ultimátum. Mis padres y mi hermano se lo tomaron como una ofensa. Yo traté de convencerles de que ella peleaba por unos derechos laborales mínimos, por tener una dignidad como trabajadora. Nos había cambiado los pañales, había planchado nuestras camisas y había limpiado nuestros retretes. Todo ello siempre con una palabra amable y una sonrisa en la boca. Defendí que había llegado el momento de recompensarla por todo el sacrificio y el cariño que nos había mostrado. Mis padres dijeron que les parecía bien siempre y cuando los 400 euros extra mensuales que debían pagar para hacerle un contrato me los descontaran de mi asignación mensual.
No me costó nada tomar la decisión. A la mañana siguiente yo misma llamé a la Ertzaintza y denuncié que una sucia india sin papeles estaba llamando a la puerta de nuestra casa. Aprendí que en ocasiones hay que ser práctica y tomar decisiones difíciles e impopulares, por lo que me sentí preparada para entrar en política.
Muchos nos llaman pijos pero no nos conocen. Mis abuelos lucharon contra Franco, mis padres contra ETA y yo peleo con todas mis fuerzas contra el bipartidismo y una transición trampa. No quiero acabar la carrera y que mis padres me lo tengan que pagar todo, tengo derecho a un trabajo con el que me pueda comprar una casa en el pueblo en el que vive mi familia. No quiero emigrar, no quiero compartir piso, no quiero escurrir el bulto. Quiero un futuro mejor, sin fronteras, con derechos, con personas responsables decidiendo juntas cómo quieren recorrer esta experiencia maravillosa llamada vida.
Iratxe Altuna Garmendia, persona.
2 Comentarios
Hola!
Me he encontrado por casualidad con este artículo. Esta carta es algún tipo de broma, ¿no? Iratxe Altuna es un personaje inventado para tratar con ironía ese algo que no se acaba de concretar en el artículo, ¿no?
caracola, confiesa que tu verdadero nombre es Iratxe Altuna.