EL MEJOR ZINEMALDIA EN AÑOS

Si es verdad que hay que medir un festival de cine por su Sección Oficial -esto podríamos matizarlo- lo cierto es que este año ha habido un nivel muy interesante. Pocas películas que, en mi opinión, no merezcan la pena. Entre ellas, eso sí, la ganadora de la Concha de Oro, “I am not Madame Bovary”, que a mi modo de ver es reiterativa, insulsa y formalmente caprichosa. Aunque tiene sus defensores. Pocos. Personalmente, no me importan demasiado las decisiones de los jurados, a los que el tiempo deja en su lugar: el olvido. Lo que me interesa es que hemos visto varias buenas películas, otras que han dado que hablar, y pocas que hayamos tenido que sufrir.

Sección oficial

“Lady Macbeth” es una historia cruda y al mismo tiempo apasionada. Una ópera prima que puede suponer el descubrimiento de un gran director, William Oldroyd, que además estuvo muy majo y accesible en la fiesta de clausura (paréntesis de sociedad). Es importante captar a grandes directores en su primera película porque, quién sabe, quizá después se lo rifen Cannes y Venecia, y esto es un prestigio para el Zinemaldia. Oldroyd tiene potencial. Lo mejor de la sección oficial.

“La reconquista” me parece la mejor película de Jonás Trueba hasta la fecha. Desde luego, la más redonda. Cómo cambian las cosas en nuestra forma de entender el mundo, dependiendo de nuestra edad; y cómo idealizamos lo que son diferentes estados de nuestra propia vida. Tiene miga, y un primer tercio muy sugerente con actuaciones de Rafa Berrio incluidas. Siguiendo con el cine español, “Que dios nos perdone” es un excelente equilibrio entre thriller de psicópata a la americana, con reminiscencias de Fincher o de “El estrangulador de Boston”; y, por otro lado, costumbrismo español, de vecina cotilla, policías chapuceros y visita del Papa.

“Colossal”, de Nacho Vigalondo, con producción canadiense y nada menos que Anne Hathaway en el papel protagonista, es una demostración de cómo se puede hacer una película sólida a partir de la premisa más disparatada. Divertida y con más contenido de lo que se podría pensar. Otra de la que podríamos decir lo mismo, que es divertida y que tiene más contenido de lo que parece, es la coreana “Yourself and yours”. Aunque no os suene, os aseguro que tener a Hong Sang-soo en Sección Oficial es todo un logro. Se hizo con la Concha a Mejor Director, y con esto ya estoy más contento. Tiene una capacidad increíble de rodar en el escenario más cutre y vulgar del mundo y convertirlo en un cuadro estético, compensando el realismo con un juego cuidado de color -en este caso, sobre todo jugando con los tonos verdes-. Es un pintor de la vulgaridad.

Las dos películas más polémicas de la sección oficial han sido “Nocturama” de Bertrand Bonello y “Playground”, de Bartosz M. Kowalski. La primera es un acercamiento abstracto al fenómeno del terrorismo actual, en la que no hay una moraleja lo suficientemente clara como para aplacar a los adalides del simplismo. No solo el tema ha provocado polémica, sino también una narración muy libre y simbólica. Sin parecerme redonda, creo que es una película muy necesaria y perfecta para abrir debate en un festival. Aunque la bomba de la sección oficial ha sido “Playground”. En su pase en el cubo grande provocó una enorme desbandada de público a raíz de la dura secuencia final. Algunos se quedaron para, al terminar, levantarse, girarse hacia donde estaba el equipo de la película e increparles a gritos. Supongo que los polacos no entendieron palabras como “lamentable”. Solo por el hecho de provocar esta respuesta tan emocional ese final ha tenido sentido. No olvidemos que los hechos de la película bien pueden aparecer en la sección de sucesos. Obviarlos no hace que desaparezcan.

Otras secciones

Otro de los logros de esta edició, ha sido conseguir repartir buen cine por todas las secciones, no solo por Perlas. Empezando por la sección oficial, que ya he comentado, y siguiendo con Horizontes Latinos, cada año más consolidada. Por ejemplo, “La idea de un lago”, interesante película argentina sobre la memoria (la cotidiana y la histórica) y la familia. Zabaltegi ha estado más fuerte que nunca -ahora tiene premio- con películas tan gamberras como “Wiener-Dog” de Todd Solondz, o tan intensas como “A Quiet Passion” de Terence Davies.

En Perlas he podido ver la que para mí debe ser con toda seguridad la mejor película del año: “Arrival”. Ciencia ficción inteligente. Es la película que a Nolan le gustaría hacer. Toda su complejidad se vuelve sencillez, a modo de revelación. Tiene una banda sonora de aúpa y el uso habitual del paisaje de Denis Villeneuve. Si no la veis, no os vuelvo a hablar. Otro de mis directores favoritos, Pablo Larraín, nos trajo una pequeña locura metanarrativa con “Neruda”, que vale mucho la pena. También nos comimos a gusto las tres horas de la rumana “Sieranevada” que si fuera de aquí estaría ambientada en una sociedad gastronómica. La malicia de Isabelle Huppert a las órdenes del gran Paul Verhoeven («Elle») fue otra de las perlas más interesantes.

Glamour

Ya sé que no es lo importante, pero sí. El nivel de estrellas de este año ha estado muy por encima de otras ediciones. Cada día había gritos en la puerta de María Cristina. Los buenos premios Donostia, Ethan Hawke y Sigourney Weaver. Ewan Mcgregor, que aunque su “American Pastoral” no ha sido gran cosa, ha traído su sonrisa a Donostia, junto con la preciosa Jennifer Connelly. Como quién no quiere la cosa, hemos tenido el último día a Richard Gere, para apoyar a la fundación RAIS a cuyo trabajo con las personas sin hogar deberíamos hacer un poco más de caso, y que sirvió al alcalde para echar un largo discurso bienintencionado, junto a la estrella, que espero que vaya acompañado de hechos. Joseph Gordon-Levitt también ha estado aquí para presentar su interpretación de «Snowden». Y muchos más que, en otras ediciones serían protagonistas y en ésta ni los nombramos.

El festival parece avanzar con paso firme, afianzando secciones y relaciones. Apostando fuerte en una Sección Oficial arriesgada, con mucha ópera prima y cine polémico. Qué siga así por muchos años