La noticia saltó hace aproximadamente dos semanas: tenemos nueva tienda de discos en la ciudad. Acostumbrados como estamos al cierre de establecimientos míticos en los últimos años –PSYCHO y DRUM son tal vez los casos más dolorosos por el sincero amor musical de sus dueños, ambos tristemente desaparecidos-, que 666 (calle Embeltrán 5) abra sus puertas es obra de un milagro, de una saludable y bienaventurada anomalía. Al contrario, también se puede pensar que se trata de una decisión más bien estrambótica teniendo en cuenta cómo está el patio de la maltrecha industria musical. El CD agoniza. En el siglo XXI el pastel del negocio se lo está llevando el formato digital y el mordisco es cada vez mayor; aunque el vinilo, como dice la canción, ha muerto y ha resucitado negándose a soltar el último suspiro.
«Me he decidido a abrir esta tienda porque veo que el vinilo vuelve a pisar fuerte», reconoce con optimismo Txutxi en un pequeño espacio de apenas 10 metros cuadrados que cumpliría con el sueño húmedo de un exigente fetichista heavy. Este local de nombre satánico está pensado para satisfacer su inagotable sed de coleccionista. Lo que no tiene (casi) nadie lo tengo yo. Ofrece ediciones muy cuidadas, algunas de ellas limitadísimas, de bandas señeras como Iron Maiden, King Diamond, Manowar, Kiss y AC/DC; grabaciones maqueteras de trabajos que han marcado época en la escena metalera; cuadros con fotos y la copia de la firma de estrellas del heavy, merchandising… Y todo, por supuesto, en vinilo de 180 gramos.
Por las venas de Txutxi, un tipo simpático de unos 40 años que le ha pegado a distintos palos -fue dj de música techno y miembro de Dickcheese, un grupo hardcore de la escena Buenawista en los año 90-, corre sangre heavy. «Lo llevo dentro y es lo que más controlo. Para el resto de música y discos ya está la FNAC. Aquí, te especializas en algo o como los chinos, no te comes nada». Su hijo también va por el buen camino: aparece por la tienda con una camiseta de Kiss y acaba implorando a su padre para que vayan juntos a la gira española del supergrupo de Gene Simmons y Paul Stanley.
De un recién llegado a un superviviente en todo regla. De 666 a BELTZA RECORDS, la emblemática tienda de Luis Beltza en la calle San Juan 9, a un lado de la Bretxa, habrá unos 300 metros de diferencia. En lo musical, media un abismo. Sería muy reduccionista encasillarlo en el amplio espectro de la música afroamericana de la que Luis, su dueño, es un auténtico experto. En Beltza, que en 2015 cumple un cuarto de siglo de vida, honor que comparte con la irunesa BLOODY MARY, -«yo abrí unos meses antes, en mayo», apostilla Luis- puedes encontrar discos desde los años 60 hasta nuestros días, un extensísimo abanico que abarca géneros tan dispares como punk, pop, rock and roll, jazz, psicodelia…
Pero entrar a Beltza es también entrar a casa de Luis, su refugio, el txoko inexpugnable de un hombre con fuerte carácter y sólidas convicciones. Charlamos sobre ese desastre llamado Bretxa del que ha sido testigo involuntario todos estos años -«que pongan un Macdonald´s en la fachada y tengan a los baserritarras en la calle es un despropósito»-, del turismo masivo que ha empezado a asomarse por lo Viejo este verano y que critica duramente citando a Pío Baroja, de Odón Elorza, del creciente poder de los hosteleros en Donostia, de cuando vendía discos de Kortatu en los tiempos en que ETA mataba… Luis es un excelente conversador y tiene los músculos de su cerebro bien entrenados. Saluda amablemente a varios clientes. De fondo, escuchamos deliciosa música soul, la marca de la casa. Keep The Faith.
Ahora sí, cruzamos el río Urumea en dirección a Gros. Al otro lado, en la calle Colón 3, nos espera PASEO DE COLÓN DISCOS. A la entrada es probable que te encuentres con un perro grandullón y afable, del que el sevillano José Manuel es su dueño. Lleva alrededor de 20 años en el negocio de la venta de discos, de los cuales los últimos 15 los ha pasado en esta estrecha y larga tienda donde también hay libros, fanzines y cómics de segunda mano.
Este mundo es muy pequeño. Mucho. El irunés Kike montó en verano de 2011 LIBDISKS, ubicado en la calle Miracruz 15. Da la casualidad de que el espíritu de su establecimiento es muy parecido al de José Manuel. «Quería hacer una mezcla de discos y libros, de ahí el nombre de la tienda», aclara. «Lo que pasa que el mercado de los libros va a menos por las descargas y los e-book. Los discos le están comiento terreno».
En total, contabiliza unos 2.000 lps, además de singles y cds, un formato por el que nunca apostó fuerte. A primera vista se ven discos clásicos de pop-rock de los años 60 y 70, mucho Beatles, Rolling Stones, Pink Floyd… Pero si rastreas un poco la cosa cambia. «Soy especialista en discos raros. Hay muchos. Me diferencio del resto en que no vendo por internet y tengo cosas que no tiene nadie. Algunos flipan cuando vienen aquí porque la mayoría de las tiendas venden material bueno por internet. Yo no».
José Mari, de la tienda Psycho, cantaba en un grupo llamado los Kebras. Encontramos la portada en LIBDISKS por casualidad, removiendo entre las montañas de discos. Sí que hay discos extraños aquí. José Mari ha sido el «decano» de los disqueros donostiarras, recuerda Kike con cariño. José Mari era un hombre muy querido. Igual que Manu, de Drum.
7 Comentarios
Echo de menos, musical 72, xaribari, Transilvania,,,,
Y más aún la cultura y educación de Josemari
Muchos echamos de menos a Aitor, de Transilvania,después de andar toda la vida por el filo nos dejó con 47 años.
Todo el mundo tiene su opinion evidentemente y todo es respetanle.Lo de los insultos me parrce muy reprobable e injusto y en mi opinion totalmente desacertado.
Beltza cumple 25 años!!!
Mi mas sincera enhorabuena para Luis por su valentia y diligencia..
yo seguire disfrutando de Beltza y de Luis!! No cabe duda
En mi opinión Luis el del Beltza es un gran gilipollas. Una vez vi expulsar de la tienda a un chaval que le preguntó por un disco que no le pareció estar a la altura de sus gustos. En fin con comerciantes así no me extraña que cada vez haya menos comercios especializados.
Sí, sobre Luis Beltza hay disparidad de opiniones y muchos clientes que han sufrido en sus carnes su carácter. Pero, oye, el otro día fue un tipo de lo más simpático. Encantador. Y no le dije que íbamos a hacer algo para Kulturaldia hasta el final de la conversación así que no hay trampa…
Todavía lloro por PSYCHO, aunque más por los comics que por los discos. Y por el FRUDISC del Paseo de Colón.
Yo también echo mucho de menos PSYCHO… Creo que algo así no volveremos a tener en Donostia visto como está el panorama. Una pena.