La Fnac eligió Donostia para abrir en 2005 su primera tienda en Euskadi. Revolucionó la escena cultural y tecnológica de la ciudad ya que hasta entonces sólo nos habíamos abastecido de pequeñas tiendas de discos y librerías y, como mucho, comercios especializados y algo más grandes como Gong Discos y Frudisk. 10 años después buena parte de aquellos establecimientos han cerrado debido a la crisis y a los cambios en los hábitos de consumo, principalmente, otros se han tenido que apretarse el cinturón y la Fnac, creada en 1954 en Francia, ha seguido al pie del cañón. Una de las tiendas que cerró aquellos años fue la de Drum, del añorado Manu de la Hoz, que en esta entrevista responde sin paños calientes sobre las causas del cierre de su tienda de discos-galería de arte de la calle General Etxagüe.
Repasamos de la mano de Nerea Kortabitarte, directora de comunicación en Donostia, los cambios, la evolución y la aportación de la macrotienda a San Sebastián. Esta semana, por cierto, tienen programada una batería de actividades para conmemorar el décimo aniversario que culminará con el plato fuerte del viernes: los conciertos gratuitos de Basic, Smoke Idols y Señores a partir de las 18 horas en la calle Loiola, justo debajo del establecimiento.
El factor de la crisis
En la mayoría de las tiendas Fnac los productos de uso culturales (libros, discos y películas, básicamente) han perdido terreno frente al auge de las nuevas tecnologías (ordenadores, cámaras digitales, móviles…) y Donostia no ha sido una excepción en este sentido. Nació en pleno boom económico pero pronto tuvo que lidiar con la crisis y adaptarse «como cualquier otro comercio», puntualiza Nerea, » incorporando nuevas familias de productos».
Fnac y su esencia
También es verdad que ha aumentado la presencia de vinilos y que el Fórum de la última planta sigue acogiendo conciertos y encuentros culturales de todo tipo de forma gratuita. «En esencia sigue manteniendo un espíritu cercano al cliente, ampliando los servicios para agilizar el proceso de compra y siempre en contacto con los nuevos valores culturales y apostando por ellos». Cabe recordar que sus fundadores, André Essel y Max Théret, eran de orientación marxista y que abrieron los grandes almacenes con el objetivo de que la clase trabajadora tuviera acceso a sus productos. La Fnac no se entendería sin sus ofertas.
Fnac y Donostia
En general, la Fnac ha tenido una acogida positiva en la ciudad por su ADN cultural y ser pieza activa de la vida cultural de la ciudad: apoyando eventos como el Jazzaldia y el Kutxa Kultur Festibala, organizando el Día de la Música o dando oportunidades a grupos locales, por poner claros ejemplos. «La gran aportación de la Fnac ha sido no venir como un gigante, sino con humildad», explica Nerea. También ha tenido sus detractores, sobre todo una vez que han aflorado conflictos laborales y el pequeño comercio se ha visto afectada directa o indirectamente por el fenómeno de las grandes superficies.
Los hitos
Nerea destaca tres por encima del resto: cualquiera de los Días de la Música, la visita de Oliver Stone y Benicio del Toro en 2012 («amabilísimos, por cierto») y el concierto de Berri Txarrak el año pasado «con doscientas personas sentadas en el suelo, un acústico delicioso y un público espectacular, posiblemente de los más educados que se pueden tener».
Hay futuro
La Fnac ha tomado recientemente la decisión de franquiciar establecimiento para frenar la caída de su facturación desde 2010. La primera franquicia será la del centro comercial de la Morea, en Pamplona, y su apertura está prevista para noviembre de este año. ¿Habrá Fnac para rato en Donostia? «Desde luego que habrá Fnac para rato, seguro que habrá cambios también… Es una empresa muy dinámica en continua evolución y adaptación a las necesidades de nuestros clientes», culmina Nerea.
1 Comentario
Bueno el cambio de producto más que por la crisis ha sido por la piratería. Todo producto digitalizable es pirateable: películas, música, series, libros, juegos, programas… la oferta entre e-mule, ares, los torrents, streaming, además del consumo legal via Spotify o Apple Music, las compras en iTunes… en fin que a las tiendas físicas cada vez les queda menos espacio para ese tipo de producto que o se vende on line o directamente se piratea. Triste pero real. Sin crisis hubiera sido muy parecido o igual