Mucho se podría hablar de la extensa obra de Mikel Santxez Borda (Lezo, 1970); la mayor parte de ella no pasó desapercibida para el gran público, pasó desapercibida para el grande, el mediano y el pequeño. Aun así creemos conveniente sacarla a la luz dado el interés que despiertan los temas que desarrolló en sus publicaciones, de gran actualidad en estos días. Actualmente vive alejado de la sociedad en un hospital psiquiátrico, según sus propias palabras, “deliz y fichoso”. He aquí una bibliografía selecta.
-«Demostración empírica de que si hubiera nacido alemán y ario en la Alemania nazi habría luchado contra Hitler hasta acabar con él» (1991)
Tesina realizada durante su último curso en la Facultad de Filosofía de Zorroaga. La facultad agonizaba y con él muchos de sus ideales, ese ambiente crepuscular se aprecia en esta obra, donde Mikel deja ver algunos de los temas estrella: el panfascismo como enemigo, la lucha contra un líder elegido democráticamente y la necesidad de llamar la atención de cualquier manera. Teje de forma hábil un castillo de naipes argumental donde demuestra que el individuo, en su pureza, debe ser impermeable a la sociedad en la que vive para aferrarse a unos principios universales que le vienen dados de manera innata. Aporta fórmulas matemáticas gracias a las cuales dice demostrar que el mal (entendiendo como mal lo contrario al bien) habita en seres humanos defectuosos y exentos de fulgor aural (sic). En un final no exento de errores gramaticales concluye que de haber nacido en la Edad Media habría sido feminista y vegetariano.
-«Genocidio, al revés te lo digo para que me entiendas» (1995)
Acabada su carrera y ya como profesor de filosofía en un instituto, da a luz una de sus obras más controvertidas. Aboga por la deconstrucción del genocidio hasta llevarlo a su mínima expresión, que no es otra que la eyaculación fuera de la vagina. Entendiendo al individuo como un espermatozoide con una carga genética establecida -dentro de la cual ya existiría un código ético- reniega de cualquier tipo de eyaculación que no tenga fines reproductivos. Acuña el término “desparrame genocida” para denominar a una vulgar paja, expresión que tuvo una buena acogida entre el círculo de madres catequistas del Goierri. Rápidamente fue acusado de androcentrista y vilipendiado por movimientos abortistas, que no dudaron en señalarlo como “no me suena de nada”. En el epílogo parece estar la motivación principal de su teoría, donde escribe “es una palabra muy bonita y no se puede usar casi nunca, lo cual resulta ser una faena”.
-«Boicot, y que se jodan» (2006)
Tras más de 10 años de arduo trabajo publica la que sería su obra magna. Más de 30 páginas de difícil comprensión para el profano e incluso para el mengano y el zutano. Es un escrito puramente teórico donde se adentra en las procelosas aguas de la economía combativa. En el prólogo se declara anticapitalista, ya que asegura “vivir en un pueblo”. Identifica a las empresas como “caca de vaca” y reivindica el boicot para todas aquellas marcas que obtengan beneficios económicos por el desarrollo de su actividad. Asegura que gracias a este tipo de boicoteo todas las empresas rentables desaparecerán, pasando así a un nuevo estadio social “ilusionante y lleno de incertidumbre”.
-«El antifascismo empieza por uno mismo» (2013)
Última publicación donde repasa su vida y trayectoria intelectual. Un recorrido pleno de nostalgia de un pensador consagrado a la verdad. Llama a la rebelión, a la lucha y a la autogestión. “Hazme caso, no hagas caso a nadie” es la frase que más se repite en esta obra, dejando entrever quizás alguno de los trastornos mentales que definirán su destino. Narra algunas de sus vivencias como activista, agradece a las personas que le han marcado “incluso físicamente” y asegura cerrar una etapa de su vida para afrontar el futuro “donde el ser humano por fin sea humano”. El último capítulo del libro lo dedica en exclusiva a los judíos, “esas ratas portadoras del mal, empresarios pajilleros”. Defiende una “solución” para este problema, advirtiendo de que lo ideal sería que esta solución fuera “definitiva o final”.
Este último libro -autoeditado a un módico precio, como todos los anteriores- fue presentado en sociedad en la pescadería que solía frecuentar el autor. Algún crítico literario lo llegó a catalogar como “libro de autoayuda para empezar a fumar”.
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