Un mural de colores vivos ha florecido de la noche a la mañana entre los tonos lúgubres del barrio de Egia. Un dibujo con ocho mujeres y tres mensajes claros: “No estás solx. Las feministas te acompañamos.” “No a los ataques.” “Antes ardiendo. Ahora prendiendo fuego. Autodefensa feminista.” Estos mensajes me retrotraen a temas a los que últimamente he estado dando muchas vueltas: la violencia, la venganza y la autodefensa; y me plantean dos preguntas de las cuales intuyo las respuestas, quizás de una forma más vaga de lo que me gustaría.
¿De qué nos tenemos que defender las mujeres?
Si alguna vez has sentido miedo al andar por una calle poco transitada a según qué horas de la madrugada; si yendo en transporte público o estando en cualquier lugar con mucha gente y poco espacio, has notado que alguien se pegaba a tu espalda más de lo que debería; si un día cualquiera, un desconocido te ha dado una opinión no solicitada sobre tu físico (también conocida como “piropo”); si has huído de este tipo de situaciones avergonzada, apretando el paso y de forma silenciosa, sin querer “armar jaleo”, tengo dos noticias, una mala y otra buena. La mala es que has sufrido violencia machista. La buena, que puede haber una respuesta ante estos ataques. Porque sí, son ataques.
¿Pero esto no es defensa personal?
No. La defensa personal se basa exclusivamente en la fuerza física. En cambio, la autodefensa feminista también ofrece herramientas para salir airosa mediante el uso del ingenio. (De momento mi herramienta ante el “piropo” es gritar “¡GILIPOLLAS!” o algo por el estilo. Normalmente se callan, pero, si algún día os encontráis con un avispado que os viene con el rollo de la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, decidle que eso significa que no te puedan meter en la cárcel por una opinión, no decir lo que a uno le salga del rabo. Y que si él cree que tiene el derecho a darte una opinión de gratis, tiene que atenerse a que haya respuesta, GILIPOLLAS.)
Como bien reza la pintada de Egia, no estás sola. La casa de mujeres de Donostia (calle Okendo, 9) ofrecerá a partir del 24 de este mes un taller de autodefensa feminista dinamizado por Alaitz Mañes. Quizás las autoras de este mural tuvieron esto en cuenta a la hora de ponerse a pintar. Quizás sólo querían hacer visible un problema que nos afecta a todas en mayor o menor medida. Sea como fuere, no estás sola. No tienes por qué callarte. No tienes de qué avergonzarte. Estás en tu derecho a defenderte.
3 Comentarios
Hola muy buenas, venía aquí a lo de comerte el coño.
Pues si te has dado cuenta ahora de que ese mural existe, mal vamos… parece que en tus últimos artículos acabas de descubrir el feminismo, del que por cierto, hablas de la manera más rancia que he visto.
“No estás solx. Las feministas te acompañamos.”
Será. lxs feministxs te acompañamos. No?
Si vas a hacer el bobo con el lenguaje por lo menos se coherente.