Febrero de 1986, Baiona
Bar Batzoki, punto de encuentro habitual de refugiados de ETA. Minutos antes de las 21:30 horas del sábado, dos individuos abren la puerta del establecimiento y desde el exterior, a cara descubierta, disparan contra una decena de personas. En el ametrallamiento no muere nadie pero resultan heridas cuatro personas, entre ellas una niña de tres años, hija de un militante de ETA asesinado unos meses antes, Juan María Otegui, y el refugiado José Luis Zabaleta, Waldo, y su hija Ainitze, también de corta edad. La policía detiene a un tal Paulo de Figueiredo, de origen portugués. En 1991 la justicia francesa le condena a 15 años de cárcel como autor de “dos atentados contra etarras”.
Noviembre de 2011
En un escenario neutral de lo que parece ser una casa abandonada, se aprecia una silla en el centro de la imagen con un fondo negro. Se oye la voz de un hombre: “Soy José Paulo Rodrigues Sobal de Figueiredo, 66 años”. Es la misma voz que unos segundos atrás se sinceraba: “Voy a contar la historia de mi vida y, a partir de ahí, que cada uno piense lo que quiera”. Se sienta. Y a través de un plano fijo la portuguesa Salomé Lamas escarbará en la la escalofriante (y morbosa) historia de un mercenario que empezó enrolándose en el ejército en la colonias africanas de Portugal y que pasó a formar parte de una pieza del puzzle de la guerra sucia contra ETA. Más que un documental sobrio y austero, de bajísimo presupuesto, “Tierra de nadie”, se queda en una valiosa entrevista de la que sólo oímos las respuestas. No hay información, fechas, contexto, datos, documentación… Nada. Sólo un hombre y su historia.
Febrero de 2012
Primer y único dato fehaciente. Justo antes de los títulos de crédito del final de la película se nos informa que el entrevistado ha fallecido.
28 de octubre de 2013, Donostia
Kresala Zinekluba. Tras la proyección de “Tierra de nadie” se inicia un enriquecedor coloquio entre el público congregado en el que se encuentra Mariano Ferrer. Extraemos algunas conclusiones:
-El espectador no sabe muy bien si se encuentra ante la leyenda de los GAL o el personaje de una obra de ficción, ante alguien que simula haber tenido un pasado de “killer” (“para mí los asesinatos eran como beber un vaso de agua”) o un farsante que vive junto con otros sintecho al lado de unas vías del tren.
-Quizás sea ambas cosas a la vez. O ninguna.
-La figura del impostor planea todo el rato sobre alguien que por momentos se muestra errático y se ciñe a repetir la versión oficial de los GAL.
-Al mismo tiempo, es un relato fascinante, muy bien contada por el entrevistado. Te la crees, te interesa. Se mete tanto en su papel de asesino a sueldo que parece (¿es?) un asesino a sueldo.
29 de octubre de 2013, Donostia
Una hipótesis de tantas (la nuestra). Quizás todo se reduzca a un juego. A Salomé Lamas le habían hablado de un tipo que dice ser el famoso mercenario de los GAL. Ahora es un vagabundo que deambula bajo el puente de una autopista de Lisboa. Lo encuentra y habla con él. Le pide que cuente su historia. Lo pone delante de la cámara. Se deja llevar por su incontinencia verbal. Lo entrevista durante varios días. Queda fascinada. Le imprime su toque “artístico”: los silencios, las cortinillas a modo de números, el juego de la luz… Y hace suya la película. “Tierra de nadie”, que podría ser un documental político y de mucha miga periodística, se queda en un juego. Un pasatiempo muy serio. Un juego que consiste en que cada jugador (=espectador) vaya atando cabos y saque sus propias conclusiones. No hay más que rascar. “…Que cada uno piense lo que quiera”.
2 Comentarios
Si quieres documentación, mírate reportajes de Informe Semanal o Documentos Tv. No he visto la película, pero creo que está jugando a otra cosa, mETA-cine y esas cosas…
Exacto Journalism, a la directora de la película parece que le interesa más otro lenguaje, el «artístico» o el metacine como bien dices…