Año 2017. Tras una capitalidad cultural muy controvertida la ciudad ha quedado en bancarrota, el acto de clausura encargado a Santiago Calatrava y Francis Ford Coppola supuso, contra todo pronóstico, la quiebra técnica. La recreación en el Urumea de una selva vietnamita con una gran pirámide de platino macizo en su interior resultó ser un agujero negro de dinero público. La ciudad es un escenario apocalíptico donde resulta muy difícil sobrevivir, a los bidegorris les hace falta una mano de pintura y los horarios estimados de los autobuses en lo paneles de Dbus fallan por más de tres minutos.
San Sebastián se halla dividida en dos bandos antagónicos y cada uno de ellos trata de imponer su relato del 2016. Por un lado están los Dabadianos, jóvenes eternos muy críticos con la gestión de la capitalidad cultural a la que culpan de todos los males, creen que si el dinero se hubiera repartido de forma más justa entre todos sus amigos y conocidos relacionados con la cultura el resultado habría sido muy diferente. Por otro lado están los Ñoñorians, incapaces de articular crítica alguna contra la ciudad que les vio nacer, atribuyen los fracasos puntuales del 2016 a un enemigo externo que se aprovecha de la generosidad de los donostiarras y defienden a capa y espada que como aquí no se vive en ningún sitio.
Sara Kobos es una joven que estudia Financiación Irregular de Empresas en la Universidad de Deusto y que malvive con una paga paterna de 500 euros semanales. Su vida transcurre entre manifestaciones contra desahucios a las puertas de un banco y asistencia a festivales de música indie y conciertos patrocinados por el mismo banco. Se siente atrapada en una vida que no ha elegido, vacía y monótona. Comienza a leer, a investigar y se empapa de todos los movimientos culturales, económicos y filosóficos, los asimila y los adapta a su tiempo y a su entorno con una facilidad pasmosa: del existencialismo de Nietzsche al supremacismo de Sartre, del anticolonialismo de Chomsky al papanatismo de Ho Chi Minh, del hijoputismo de Jesucristo al tardopacifismo de Keynes. Lo mete todo en la licuadora y acaba obteniendo su propia receta.
Al mismo tiempo que se blinda ideológicamente se prepara físicamente para la lucha, sesiones maratonianas de yoga y siesta acaban esculpiendo un cuerpo perfecto para la revolución. Cuando se siente preparada para actuar acude a una reunión secreta de la cúpula de los Dabadianos:
JOVEN ATRACTIVO QUE TODOS SABEMOS QUE SE ACABARÁ LIANDO CON SARA: ¡Imaginad si esta chapuza del 2016 llega a pasar con Bildu! ¡Fliparíamos!
SARA: Me dais pena, todo vuestro ideario está basado en una gran mentira.
JOVEN NO TAN ATRACTIVA COMO SARA QUE ES LA NOVIA ACTUAL DEL JOVEN ATRACTIVO QUE TODOS SABEMOS QUE SE ACABARÁ LIANDO CON SARA: ¿Quién es esta puta?
SARA: Fijaos en lo que habéis estado defendiendo durante todo el 2016, lloriqueando porque las subvenciones de la capitalidad siempre caen en los mismos. Habéis sido fagocitados por el sistema, dais por bueno el statu quo, lo aceptáis como borreguitos y exigís vuestra limosna, vuestras migajas del pastel público.
NO TAN JOVEN MUY FEO CON GAFAS Y PINTA DE TENER EL MANIFIESTO COMUNISTA EN SU MESILLA DE NOCHE: Continúa.
SARA: Hay que ir un paso más allá, cuestionar el sistema y partirlo por la mitad. El pastel público siempre está envenenado, aceptarlo supone caer en la mediocridad, en caminos trillados que huyen del riesgo y de la verdadera cultura. Formáis parte de esa discrepancia civilizada que todo sistema necesita para crear una ilusión de pluralidad.
JOVEN ATRACTIVO QUE TODOS SABEMOS QUE SE ACABARÁ LIANDO CON SARA: ¿Tienes novio?
SARA: Escuchadme, esto es lo que vamos a hacer…
Tras esta reunión Sara se convierte en la líder de los Dabadianos, su clarividencia y lo atrevido de su mensaje convence al resto y hace que la sigan con una fe ciega. Sara les expone el plan que ha urdido durante meses de insomnio y búsqueda obsesiva de información en internet, un plan tan descabellado y peligroso que sólo una mente privilegiada como la de ella podría haber diseñado.
Mientras tanto, los Noñorians no pierden el tiempo y les siguen la pista, están a punto de frustrar los planes de los Dabadianos pero el arrojo y la habilidad de Sara lo evitan una y otra vez. Tras una persecución espectacular a bordo de bicis eléctricas, Sara y su equipo logran zafarse de sus enemigos y se disponen a culminar su gran ataque.
Sábado noche. Las calles están llenas de gente que aprovecha el viento sur para pasear y tomar algo en las terrazas antes de cenar. Sara y su grupo de asalto logran entrar en el cubo grande del Kursaal inutilizando las cámaras de seguridad y dando una patada en los huevos a uno de los vigilantes jurados. Disponen de muy poco tiempo y corren hacia la sala de los ordenadores que controla la iluminación externa del cubo, una vez dentro atrancan la puerta y tratan de hackear el sistema informático. Los temibles guardias municipales ya han llegado y empujan la puerta que no parece que vaya a resistir mucho más. En el último instante Sara consigue entrar en la red gracias a la contraseña “DonOsti_quE_Bonita*eres”, introduce un virus en el sistema y un acople infernal brota del cubo haciendo que todas las miradas en la ciudad se dirijan hacia él. El ruido cesa de pronto y el cubo de apaga, en ese momento unas letras parpadeantes van apareciendo hasta formar un mensaje:
DONOSTIA 2016
VAYA CACA FUE
La puerta de la sala de ordenadores cede y varios guardias municipales flanqueados por agentes de la OTA entran en tromba y consiguen reducir a Sara y su equipo. Nuestra protagonista es esposada pero no hay nada que pueda borrar la sonrisa de satisfacción de su rostro. El mensaje sigue iluminando la noche donostiarra. Ya nada volverá a ser como antes.
No hay comentarios