Este sábado se entregaron los Goya. Quizá os comisteis la larguísima gala -tranquilos, ya pasó- o puede que, como yo, decidierais no enfrentaros a ese infierno. Temía demasiado no sobrevivir a otro discurso cavernario del (tristemente) presidente de la academia, Enrique González Macho; o enloquecer por algún escalofriante número musical. Si a eso le sumamos la censura de este año, que ha dejado fuera al gran Carlos Areces, mejor no hablar de la gala. Vamos con los premios.
Ya os habréis imaginado, por los preámbulos, que mi favorita para el Goya a la Mejor Película era “Loreak”. Con “10.000 km”, mi otra favorita, fuera de las nominaciones, no tenía dudas. Y eso que había buen nivel. “Magical Girl” es una película refrescante, aunque quizá le falte un remate estético más redondo. La ganadora, «La isla mínima», es un dignísimo thriller muy bien rodado. Pero mi favorita era “Loreak” y aquí discrepo con Jon Pagola: no, no nos estamos flipando con “Loreak”. Y es que esa contención que le estropeaba la película a él, es la que me convence a mí. Porque giros hay, y muy radicales, pero no tanto a nivel de trama -donde finalmente no importa tanto si sí o si no- como a nivel emocional. Pequeños gestos, momentos de claridad de los personajes. Fuerte oleaje en el interior de unos personajes que exteriorizan lo justo. Y sobre todo, una interesante reflexión sobre la memoria y sobre la realidad. Competía en los premios del cine español, pero es muy vasca y, sobre todo, muy europea, si se me permite el tópico.
Estaba nominada en dos categorías. La de película y la de banda sonora, que muy bien podría haber ganado también, pero que se lo llevó el alud de «La isla mínima». Podría hacer una lista de nominaciones que faltaban, pero me quedaré con la más sangrante, la de la más veterana de la película, Itziar Aizpuru. Ni siquiera estaba nominada, cuando en los premios Feroz -los buenos, los que dan los informadores de cine- no solo había sido nominada sino que se llevó el merecido premio. Lo mejor es tomarse las cosas con humor, y eso es lo que hizo con este divertido vídeo sobre la noche de los Goya. La que se llevó finalmente el premio a mejor actriz de reparto fue Carmen Machi por “8 apellidos vascos” y esto me lleva directamente al siguiente sabor amargo.
Borja Cobeaga y Diego San José. Los guionistas de la película que ha roto la taquilla. Quizá, no era el mejor guión del año, pero, ¿acaso es mejor el de “El niño”, que, al contrario que esta, sí estaba nominada? Pero no, el sabor amargo no es la simple cuestión de la no nominación, sino el ninguneo general en la gala, de los máximos responsables -junto con los actores- de que la película fuera un éxito. Para empezar, ni siquiera estaban invitados a la gala. Con 5 nominaciones, y con la importancia que ha tenido para la industria, parece que no merece una invitación para sus guionistas. Supongo que la academia no considera que un guionista sea lo suficientemente relevante. Diego san José comentaba en Twitter esto durante la gala.
Pero hay más, y es que, después de que pasaran por el escenario tres de los actores ganadores -la citada Carmen Machi, Karra Elejalde y el mismísimo presentador de la gala, Dani Rovira- ninguno de ellos se acordara de los dos guionistas en la ristra de agradecimientos. Básicamente, a quien les ha escrito los chistes que les ha permitido lucirse. Aquí cada cual agradece a quien le apetece, pero como decía, algo de sabor amargo deja. Aquí lo relatan bien.
Al final, apellidos vascos, no ha habido demasiados. Así que lo único que le queda a uno, cuando ve que su equipo ha perdido injustamente, es decir aquello de “han jugado bien” y tener ese momento de autocomplacencia en el que aseguras que como el producto de la tierra, no hay ninguno.
1 Comentario
Por lo menos Dani Rovira ha lamentado su olvido y tanto por televisión (entrevista en El Hormiguero) como vía twitter ha pedido perdon a Borja y Diego por no mencionarles en el discurso de recepción del premio, lo que le honra.