Bajo un sol más primaveral que de Diciembre se celebraba el Feministaldia de este año. Aunque no pude asistir a todo, recojo aquí de forma resumida aquello que sí pude ver y que me ha revolucionado de tal manera, que ponerlo por escrito se me antoja una tarea titánica.
Para quien no hay oído hablar de Feministaldia, es un festival anual de cultura feminista organizado por la plataforma de mujeres Plazandreok. Se lleva celebrando en Donostia desde 2006 y este ha sido el primer año que ha tenido lugar en Tabakalera.
El fin de Feministaldia es el de congregar disciplinas que parecen no tener relación entre sí a primera vista, pero que, en el fondo tienen un objetivo común: luchar contra la hegemonía heteropatriarcal, desnaturalizando los mensajes que todas hemos interiorizado como naturales; produciendo saberes, marcos teóricos y prácticas que ponen en tela de juicio las actuales relaciones de poder y las definiciones de “verdad” convencionales. La edición de este año arrancó el pasado martes en la Casa de las Mujeres con la inauguración de la exposición “Donostiako emakumeak 1870-2015. El largo camino hacia la emancipación.” La exposición se podrá disfrutar hasta el próximo 15 de enero.
El miércoles 16 tuvimos el placer de escuchar a Magdalena León y Lorena Cabnal hablar sobre cómo el capitalismo se fundamenta en las relaciones de poder derivadas del género. León, que ha sido asesora en el proceso constituyente de Ecuador, comenzó su discurso con la mítica imagen de Lady Godiva como representación de la relación cuerpos-economía. A partir de ahí, la economista ecuatoriana explicó el concepto de “el Buen Vivir”, un concepto proveniente de la cultura andina, cuya meta es colocar la vida en el centro frente a la acumulación y la competencia del neoliberalismo.
Para ello, León recalcó la necesidad de recuperar lo público, reestructurando no sólo los objetivos, sino también ampliando los mecanismos de participación, incluyendo otras experiencias e imaginarios desde frentes no gubernamentales. “La economía no es sólo mercado”, dice León. “Es un conjunto de relaciones y prácticas que proveen bienes y servicios para la vida.”
Por su parte, Lorena Cabnal, feminista comunitaria maya-xinca, subrayó el hecho de que en los pueblos originarios ya existía un patriarcado ancestral con sus propias particularidades y manifestaciones previo a la colonización. “Las mujeres originarias hemos tenido cuerpos pactados, cuerpos expropiados desde antes de las colonias”, decía Cabnal. “Los colonos traen su propio patriarcado, que se junta y se refuerza con el patriarcado ancestral originario. Este entronque patriarcal es la cuna perfecta para que nazca el racismo y provoca unas condiciones perfectas para el capitalismo».
«En el 2008, nace un primer planteamiento de recuperación y defensa de nuestro territorio-cuerpo/tierra. Este consigna política concebida por las mujeres originarias construye nuevas categorías y conceptos desde nuestra cotidianeidad. Empezamos la lucha contra la minería en nuestras tierras, que nosotras entendíamos como una violencia a la tierra. Ahí nos dimos cuenta de la relación entre esta violencia y la violencia hacia nuestros cuerpos. Ambas violencias son inseparables. El feminismo comunitario es una propuesta política de amor, pero no de un amor patriarcal construido, sino de amor a nuestros pueblos y a la vida.”
El jueves la sala de Tabakalera se llenó con la proyección del documental “Yes, we fuck!”, que aborda la sexualidad de personas con diversidad funcional. Lo presentó su codirector, Antonio Centeno, que nos recordó que no se trata de una historia de superación de cuerpos que quieren encajar en la norma y lo logran, sino de una historia que recoge y crea maneras diversas de vivir la sexualidad.
“El capitalismo y el heteropatriarcado nos dicen qué debemos erotizar, cómo y con quién. Necesitamos construir mucho más relato social a partir de la cultura. Eso va a condicionar la manera de relacionarnos”, apuntaba Centeno.
“Yes, we fuck!” fue un regalo para muchas de nosotras, no sólo porque por primera vimos y escuchamos las experiencias desde otros cuerpos a los que la sexualidad les ha sido negada, sino también porque nos dio espacio para repensar nuestra propia sexualidad.
Me faltan palabras para expresar lo agradecida que estoy a Plazandreok, al colectivo Medeak y a todas las personas que he conocido y con las que he compartido durante estos días. Me acerqué a Feministaldia buscando respuestas. Gracias por llenarme de preguntas.
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