Los mismos actores -Álex López Allende, Edorta Subijana, Jokin Telleria, Jaime Otamendi, Sancho Rodríguez y Ane Rodríguez- en el mismo escenario -Casa Vergara- continúan charlando, debatiendo y profundizando sobre ese concepto tan elástico y polisémico llamado cultura y que este año cuenta con un aliado tan significativo en Donostia como la celebración de la capitalidad cultural europea. En la primera parte del encuentro se habló largo y tendido sobre el significado de la cultura, la falta de rebeldía, el papel de Donostia Kultura y el sentido estético de la ciudad, entre otras cosas. Fueron 45 minutos de disputa amistosa, como en un partido de fútbol veraniego.
En esta segunda parte sube la intensidad del juego y dejamos atrás la pretemporada. Se ponen encima de la mesa cuestiones clave que afectan directamente a la realidad cultural donostiarra: ¿cómo tiene que ser la relación entre Tabakalera y los agentes privados? ¿Hay hueco para la iniciativa privada? ¿Dónde están los jóvenes? ¿Qué pasa con 2016? Es Edorta el que pone el balón en el terreno de juego:
Tabakalera, «marcianadas» y linchamiento
Edorta: Tabakalera para mí es un salto al vacío. Lo triste de todo esto es que linchamos al que no ofrece seguridad, al que se la juega y no responde de forma lineal, que es desde donde van a surgir las cosas potentes. Creo que tenemos una estructura de linchamiento a ese tipo de situaciones y lo tenemos que combatir. Me imagino que lo conseguiremos después de que rueden demasiadas cabezas y se arruinen demasiadas cosas.
Sancho: Tabakalera está haciendo marcianadas en muchas cosas.
Jaime: bueno, hay que arriesgar y que salga el linchamiento también puede ser bueno. Está bien que te linchen.
Edorta: por supuesto.
Ane: pero es verdad que cuando el linchamiento es muy fuerte te planteas muchas cosas. No hablo de Tabakalera, que podría hacerlo, sino en general. Cuando te han señalado por sexta vez por ser diferente es cuando te plantas y dices: «Ya no me apetece ponerme peluca».
Jokin: ¿lo dices de Tabakalera?
Ane: no, no. Hablo en términos generales.
Jokin: si te critican destructivamente es evidente. En cambio, si te dicen: «Oye, yo pienso que lo tienes que hacer así…». Tampoco es lo mismo que critiquen a una institución que a una iniciativa privada.
Sancho: Arteleku ha dejado un poso y era un punto medio. Un sitio de riesgo donde había artistas y era institucional y que ha dejado un caldo de cultivo.
Edorta: ¿habría funcionado un Arteleku en la Consti? O sea, ¿Arteleku no fue lo que fue precisamente porque estaba a las afueras? Ahí están, los dejamos hacer, no está en el punto de mira…
Ane: tampoco se le exigía un retorno social a la ciudadanía.
Edorta: exacto.
Ane: hay dos temas interesantes. Lo que invertimos a nivel público en ese salto al vacío y, por otro lado, la exigencia que se puede tener como retorno social. Arteleku tuvo la suerte de estar en la pequeña periferia de Donostia y al que no se le exigía resultados inmediatos. Eso fue muy importante para que diese frutos. A Tabakalera se le exige un retorno social bestial. Entre las críticas que nos pueden llover está el del lenguaje que empleamos, por ejemplo. Pero que no se haga una evaluación a los tres meses. Mirémoslo con más perspectiva, que esto viene de 10 años para atrás.
Edorta: es un inversión de otro tipo.
Sancho: si eres un promotor privado es muy complicado poder participar de los espacios que ofrece Tabakalera porque tienes que asumir costes muy altos. Sería bueno colaborar con gente que son y somos vecinos y aportamos un valor cultural.
Ane: es un tema muy complejo porque nosotros tenemos que ingresar al año 1,6 millones de euros. Si las condiciones de salida fueran otras, probablemente los costes (de alquiler) también serían otros. Es cierto que llevamos más de seis meses en funcionamiento y que vamos aprendiendo y ajustándonos a la realidad. Estamos trabajando en la conexión con el tejido cultural de nuestro alrededor. No somos tanto un espacio acogedor como un espacio con programación. Este principio de rodaje va a suponer mucho ajuste a la hora de saber cuánto puede soportar nuestro equipo de producción, por ejemplo. ¿Podemos programar cinco cosas a la vez?
Jokin: es un proyecto muy grande. A mí me llamaron de El Diario Vasco para preguntarme qué opinaba de los primeros seis meses de Tabakalera…
Ane: fueron cinco.
Jokin: (risas) cinco. Y lo primero que dije fue eso mismo, que estamos ante un proceso muy largo. Claro, eso no lo puso. Le transmití dos ideas: al ser nuevo no quedaba clara cuál era su misión y luego otra cosa que dije es que tiene que estar muy abierto a su entorno creando espacios de diálogo.
Edorta: ¿Tabakalera es una casa de cultura? ¿Qué debe diferenciar a Tabakalera de una casa de cultura? Creo que es un tema interesante.
El pez gordo y el pez chico (lo público y lo privado)
Jaime: evidentemente son dos cosas distintas, una cosa es Tabakalera y otra una casa de Cultura. Desde luego, algo estamos haciendo mal si con Tabakalera y con el entramado institucional estamos silenciando o matando iniciativas privadas interesantes que arriesgan. Con esta nueva realidad que tenemos, debemos coordinarnos entre todos y hablar.
Álex: matar iniciativas privadas en una ciudad como Donostia con una estructura cultural pública tan gigante es algo que va a pasar. Este sábado (por el anterior) programo a Sr. Chinarro y a la vez tocan Tindersticks gratis como parte de 2016.
Jaime: este año es un poco especial. Pero con ese tema nos tenemos que sentar y lo tenemos que hablar.
Álex: estoy encantado de que la cultura sea libre, gratuita y de libre acceso. Es decir, no me parece mal que el concierto de Tindersticks sea gratis y abierto a todo el mundo. No quiero defender lo privado con especial ahínco, pero no conozco una ciudad con una estructura pública tan fuerte, básicamente una industria cultural en sí misma. Es una cosa muy loca que tengamos una casa de cultura por barrio. El Jazzaldia, en cuanto a gente que mueve, es igual el tercer festival de España y esto lo organiza una empresa pública, lo que no tiene parangón con ninguna otra ciudad. Por lógica, el espacio que va a quedar para la iniciativa privada es muy pequeño. Hasta que abrimos nosotros (Dabadaba) no había salas de conciertos: ibas al Bukows, al Doka, al Altxerri, BeBop y poco más, además de los gaztetxes o Mogambo.
Edorta: además, esa iniciativa privada es falsamente privada. Muchos conciertos son de Donostikluba.
Álex: en otros países no funcionan igual. Cuando en la inauguración de 2016 trajimos a una dj holandesa, Marcel, con fondos de la Capitalidad, nos dijo que esto era lo habitual cada fin de semana allí, y también en Francia, por cierto. Los promotores privados tienen partidas de subvención durante todo el año y te las apañas como puedes. Hay un apoyo constante, no es algo puntual. Porque igual no hay tanta institución pública detrás.
Jaime: que tengamos una fuerte estructura cultural desde lo público es como para sentirse orgullosos. La iniciativa privada nunca pondría las casas de cultura y bibliotecas que tenemos.
Álex: es increíble.
Jaime: ya sólo por eso merece la pena.
Álex: desde luego.
Jaime: otra cosa es que nos hagamos mirar si estamos apagando o matando la estructura privada. Tendremos que hacer un pequeño plan estratégico y mirar al futuro para ver cómo vamos a convivir.
Los jóvenes, pillando wifi
Edorta: eso, el futuro. ¿Dónde están los que tienen menos de 20 años? ¿En algún concierto, en algún museo, en alguna exposición? ¿Dónde los habéis visto?
Ane: de 12 a 18 en Tabakalera pillando wifi (risas).
Edorta: con el perfil de la gente que consume cultura tenemos un problema. No hay gente joven. Están en los locales o bajeras a lo mejor consumiendo su cultura…
Ane: hay distintos modos de consumir cultura, ahí hay un cambio de costumbres. Todos tenemos una pantalla para llevarlo de un sitio a otro y para juntarte con tus amigos en una bajera o en Tabakalera en este caso. Después, y no quiero hacer publicidad explícita, pero con espacios como la biblioteca de creación Ubik llevamos desde febrero recibiendo a muchos chavales entre 14 y 18 años cuando hace mal tiempo. Y creo que es una oportunidad acoger a ese público que no tiene capacidad adquisitiva ni la edad para ir a bares y pueden aprender a utilizar una cámara o ir al plató que tenemos. Que empiecen a salsear un poco es bueno.
El «marrón» de Donostia 2016
75 minutos de charla después no ha asomado por aquí, sólo de refilón, contenido relacionado con Donostia 2016. Jaime se ha tenido que ausentar unos minutos y volverá para dar su opinión. Al resto, les pido que hagan una pequeña valoración sobre la programación que hemos tenido hasta ahora como capital cultural y la huella que, según ellos, dejará en el futuro. Apenas han sido unos dos-tres segundos, pero por primera vez desde que se han puesto ha hablar se ha producido un breve y extraño silencio. Sancho es el que vuelve a alzar la voz rompiendo el bloque de hielo.
Sancho: yo he tenido relación desde que Santi Eraso estaba al frente de 2016. Con nuestro pequeño festival marciano sí queríamos elevar la cultura de este mundo surfero que parece que es de descerebrados y están todo el día en la playa. Tuvimos una colaboración y un apoyo económico desde el principio. Luego hubo muchas transiciones y más tarde volvimos a trabajar conjuntamente. Por otro lado, también nos hemos presentado a un concurso que se llama Itsasfest y que ganamos y que está relacionado con la sostenibilidad y la naturaleza.
Álex: ¿cuándo va a ser?
Sancho: en agosto. Pero queremos que tenga continuidad el próximo año porque va a tener interés para empresas, organismos culturales, artistas y público. Toda ésta es mi experiencia profesional. ¿Que cuál ha sido mi valoración hasta ahora? No voy a decir lo obvio, lo que me ha parecido una mierda y lo que me ha parecido genial. Eso está todo dicho. Son conceptos muy abstractos. Pensábamos que íbamos a ir volando este año y andar de subidón porque era capitalidad cultural, ¿o qué? ¿Que íbamos a ver un elefante rosa volando? Eso no va a pasar. También es muy difícil ver hacia dónde se destinan los recursos. Igual es por cercanía, pero me parece una deficiencia muy grande que una promotora como Ayo Silver! no haya tenido dinero… ¡Yo le hubiera dado alas!
Álex; creo que se ha perdido algo en el camino. Yo curré en 2016 el año que se ganó. Entré con una plaza de Fomento y cuando se consiguió la Capitalidad ahí terminó mi labor (risas). Conocí la época de Santi Eraso y me hacía mucha ilusión muchas cosas de las que se hablaba ahí. En el camino ha pasado algo… Había una idea que era la ola que explota y el poso que deja en 2017 y 2018 y ahora, básicamente, firmaría con que la ciudad se quedé en 2017 como estaba en 2015. Luego está la realidad diaria dentro de la oficina, su día a día, que tiene que ser muy dura: darle sentido a lo que están haciendo, aguantar presiones políticas, etc. Pero el proyecto me transmite una sensación de que pase lo antes posible.
Sancho: es un marrón, un marrón.
Glad is the day, en el alambre…
Álex: nosotros, ahora hablo como Dabadaba, presentamos una idea que era Glad is The Day, un festival de música en Cristina Enea junto con el Bukowski. Lo hicimos el año pasado con una ayuda de 10.000 euros de 2016 y este año ya nos han reducido el presupuesto un 10% hasta el punto en el que probablemente no lo hagamos. Lo vamos a intentar. Pero si en 2016 no hemos conseguido el apoyo para hacerlo crecer y ya tener una justificación de cara a la ciudad de que aquí se puede hacer algo, lo veo complicado. No da el dinero. El año pasado lo pudimos hacer por el apoyo de Tabakalera y porque las barras terminaron de cubrir el resto. No te hace ilusión hacer algo que va a ser menor que la primera edición y dices… pues ya está. Este año terminará, pero en 2017 yo voy a seguir haciendo mis cosas. Luego hay muchas cosas de 2016 que me gustan, ¿eh? Aunque parece que más que una voluntad real de cambiar cosas se quiera rellenar una programación.
Jokin: Vemos a 2016 como una institución, como si hubiera un muro en medio, cuando en realidad somos nosotros, los agentes culturales y la ciudadanía los que deberíamos ser Donostia 2016. Por razones que a mí se me escapan, seguramente políticas, no han finalizado el proceso de trabajo que habían empezado con los agentes. Es complicado que funcione algo así sin armarlo bien con la ciudadanía, con los agentes. La cultura se genera desde el apoderamiento, desde los agentes, y no a través de las licitaciones públicas que va soltando una fundación. No es el mejor camino. En cambio, Ardora, que también es parte de 2016 y donde unos ciudadanos muy diversos eligen proyectos, me parece guay. Nos eligieron a nosotros, a KA (Kultura Alternatiboa) porque veían que ya veníamos de atrás, que teníamos un recorrido… Hemos recibido una ayuda de 20.000 euros para promocionar KA en la que vamos a hacer 100 actividades.
… Y 2017 que se quede como en 2015
Edorta: Yo también quiero un 2017 como 2015. En los años previos, de repente, hubo una efervescencia, una explosión de optimismo y actividades, sobre todo privadas, sin el escrutinio tan duro del público. 2016 es como 2015, pero con muchísimo más miedo y con muchísimas estructuras que inflexibilizan el programa. Si veis la cantidad de trabajo burocrático, de justificación, que tienen que estar haciendo… Yo no he visto trabajar cómo a la gente de la oficina de 2016 en ningún sitio nunca. Y todo es porque se han metido en una vorágine burocrática que es insostenible. Si no tenemos cuidado podemos tener una ciudad hundida. Es una presión demasiado fuerte y los que más o menos estamos cerca en esto queremos que pase ya. En 2015 pasaron cosas muy buenas. 2015 no hubiera llegado a ser lo que fue por 2016. Y ese 2015 es esa ciudad que a mí me gusta.
Álex: fueron muy valientes lo que hicieron con nosotros, con Glad is the Day. Había puntos a favor como la unión de dos salas, la colaboración en el Egia, abrir en verano otros barrios de la ciudad… Egia es un hervidero en invierno, pero un erial en verano. No acaba un turista en Egia ni perdido (risas). Ahí creo que fueron muy echados para adelante. Se echaron a la piscina muy guay. Pero ahora mismo ya no sabemos cómo hacerlo. No tenemos ni tiempo ni recursos para hacerlo.
Sancho: es una fórmula que en verano puede funcionar muy bien, cuando está la ciudad colapsada y es un infierno. Pero hay que sumar la iniciativa privada más la institucional.
Álex: luego está la otra cultura de la ciudad, que también fue un infierno pero administrativo con todo el tema de permisos. ¿Que vais a hacer aquí qué?, nos decían. Tiene su secretito la historia pero podía no haberse hecho un día antes.
¿No merecemos ser Capital de la cultura o es que somos muy autocríticos?
Edorta: hay que hacer cambios estructurales en la ciudad y tenemos que aprovechar este año. Lo que no puede ser es que este año lo utilicemos de forma de maquillaje y realizando las cosas en el último momento. Justo este año, de forma excepcional, estamos interpretando un papel como ciudad de la capital de la cultura que yo creo que no merecemos. Donostia, con su estructura y funcionamiento, no merece ser capital de la Cultura.
Jokin: yo creo que sí. Estoy de acuerdo con Sancho en que 2016 era una oportunidad, pero no porque nos arreglara la vida sino para pillar un poco de carrerilla en algunas cosas.Para mí tendría que ser un afloramiento y que en 2017 siguiera el legado. En KA queremos que haya un legado. Ahora mismo somos 300 personas apuntadas y queremos que en 2017 seamos más.
Edorta: quiero explicarlo. Creo que debemos aprovechar este momento para dejar Donostia con sus estructuras capaces de generar cultura y de producir. Se nos está pasando el año y esas bases que teníamos que producir para que esto pase de lo coyuntural a lo estructural no los hemos producido. Marcamos un gol ganando la capitalidad y hay que aprovecharlo. Lo que no puede pasar es que se acabe el año y se haya acabado todo y no tengamos los engranajes suficientes.
Álex: ¿qué les ha costado en Barcelona para cambiar la normativa de música en directo en los bares? Voluntad política. Para mí 2016, aparte de programación de fuegos artificiales, tenía que hacer una labor de cambiar estructuras como esas. Llega Ada Colau y cambia una normativa y no pasa nada porque son conciertos que ya se estaban dando en esos bares. Hubiera molado que 2016 hubiera abordado estas cosas.
Edorta: no se puede hacer ni un espectáculo de mimo en un bar. No es un problema acústico, sino que se asocian problemas.
Jaime: quiero hacer tres consideraciones. Uno. 2016 no se ha acabado. Le queda mucho tiempo. Todavía hay que pedirle muchas cosas y nos tenemos que pedir nosotros a nosotros mismos muchas cosas también. Dos. 2016 no nos va a solucionar la vida pero es bueno que genere este tipo de debates y los pongamos en el centro de mira. Pidamos a nuestros representantes que cambien las normativas que hagan falta. Tres. Tenemos poca autoestima. Estas cosas no pasan en otras ciudades, de verdad, este nivel de autocrítica que tenemos… En Europa no tienen la misma percepción que nosotros. Nos miran y dicen: «Estos vascos es que son la leche, se critican un montón pero están haciendo muchísimas cosas». Y es cierto todo lo que habéis dicho, pero flagelarnos todos los días… Cuidado. En Barcelona, por ejemplo, siempre empiezan por lo bueno: «Qué bien hacemos esto», dicen. Debe ser muy euskaldun comenzar por aquello que no tenemos.
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