Nos encontramos en el interior de The Loaf, la panadería (ellos lo llaman «bakery») que ha revolucionado el concepto del pan en Donostia. Despachan cientos de barras al día. Andoni Munduate, una de sus cabezas visibles, obsequia a la pareja de visitantes con una visita guiada en la que explica con todo lujo de detalles cómo se amasa y hornea «pan de verdad». El establecimiento está ubicado en una esquina de la avenida Zurriola, exactamente en el número 18, a escasos 200 metros del Puente de la Zurriola, conocido popularmente como el puente del Kursaal, y unos 400 de Pantori, la tienda de productos artesanales donde también venden pan artesanal. Son sólo 5 minutos a pie, pero para algunos es una eternidad. «Cuando les decimos a nuestros clientes que se nos ha acabado el pan les enviamos a Pantori. ¡Les parece que está lejísimos!».
Lo cierto es que en esta ciudad nos cuesta Dios y ayuda pasar de un barrio a otro. Para uno del centro, Egia está en las afueras, los del Antiguo «van a Donosti» y los que viven en Gros no se van a molestar en cruzar al otro lado porque «tenemos todo lo que hay en el centro y, además, sin agobios». A veces parece que los barrios funcionan como territorios estancos, islotes independientes de un diminuto archipiélago en los que quedarse a vivir para el resto de tu vida. Y en este panorama, el puente del Kursaal se antoja como el símbolo que mejor refleja la tradicional pereza/apatía donostiarra por moverse de un sitio a otro; es nuestro particular Checkpoint Charlie.
Esa distancia psicológica marcada por la anchura -exigua en la mayoría de los casos- de un río mantiene un carácter universal a lo largo de la historia de la humanidad. Empezando por el famoso grito de Julio César cuando cruzó el río Rubicón, dando así comienza a una larga guerra civil, y acabando en el oceano de distancia (1.800 metros) que separa la financiera Manhattan de la orgullosa burbuja hipster de Brooklyn. ¿Qué donostiarra que se precie no ha susurrado «alea jacta est» al atravesar el susodicho puente para ver qué se cuece en la provincia romana de Gros?
Un río es un mundo fronterizo, una sabia decisión de la naturaleza, un inviolable designio de ordenación del territorio. Y si no lo crees así, vete a vivir a Hendaia; total, ¿qué son esos 37 metros de río Bidasoa de nada que nos separan? Anda que…
Exageramos, claro, pero ejemplos sobre lo mucho que nos cuesta cruzar el puente en Donostia los hay a patadas. Y los ha habido siempre. Por la noche, además, aumenta exponencialmente este curioso fenómeno de «yo no me muevo de aquí, aunque me pongan un gintonic Premium deluxe». En la época en la que el bar Ondarra tenia una programación musical decente y alternativa no se te podía ocurrir la osadía de proponerlo al resto de la cuadrilla. ¿Estás loco? Que en la Fermín Calbetón se está muy bien, hombre, con el ratio de bares más alto por metro cuadrado de San Sebastián. Hoy el triángulo Staaf-Dabadaba-Bukowski está a 15 minutos andando; un suspiro en cualquier otra ciudad, una odisea en San Sebastián. Ojo, también ocurre a la inversa. Eres un jodido Robinson Crusoe del rock si después de ver un concierto en el Bukowski atraviesas esta megalópolis vasca para llegar al Eiger y escuchar a tu dj favorito.
Qué curioso: cuando vamos a vivir a otras ciudades, generalmente más grandes, no nos importa coger el metro y hacer varios transbordos, cambiar de barrio, de ambiente, caminar media hora para llegar a una tienda, bar o pizzería. Vamos paseando, disfrutando de lo que nos rodea. Qué leches, es un gustazo. En Donostia la cosa cambia. Si para llegar a nuestro destino debemos cruzar el puente del Kursaal puede que no lleguemos nunca. «Bah, mejor voy otro día». «No, si, tampoco me apetece; era por hacer algo». Y así hasta quedarnos sin pan o gintonic.
2 Comentarios
¡Calla, Puta!
Qué gran verdad, así como podemos hablar de los extremeños como minusválidos mentales debiéramos remarcar esta otra cojera mental entre los ñoñostiarras…
Me pregunto si es por eso que los del Ayuntamiento siguen empecinados en poner bicis eléctricas pese a que contaminen más que las comunes…
¿Es el donostiarra vago y es el easonense un abuelo en esencia tenga la edad que tenga?