Hace un mes un grupo de 16 prestigiosos fotoperiodistas que iba a participar en una muestra asociada a La Milla de la Paz -luego la organización redujo el número a 5- subió un vídeo a las redes sociales que se hizo viral: denunciaban que la empresa adjudicataria del proyecto, K6 Gestión Cultural, no les iba a pagar por la cesión y uso de sus fotografías. «No contamos con presupuesto para las imágenes, ya que como imaginaréis, la exposición no tiene ningún fin lucrativo», se podía leer en un e-mail que mandaron a los fotógrafos.
Se armó un escándalo que salpicaba un importante proyecto de Donostia 2016. Se trata de un evento pacifista que había sido adjudicado por una cantidad de 226.100 euros (sin IVA) y que, además de una exposición de 70 fotografías, tiene pensado acoger proyecciones, actuaciones, encuentros y otras actividades. Todo esto debía haber empezado en junio, pero, por razones que se desconocen, aún no hemos podido ver nada. La gerente de K6 Gestión Cultural, Cristina Aguirre, reaccionó a la polémica diciendo que «todas las fotografías se van a pagar» y desde la Fundación de 2016 dijeron que ellos mismos garantizaban esos pagos. Los fotógrafos implicados, sin embargo, afirmaban que estamos ante una maniobra de despiste de la empresa, que K6 está jugando sucio y negaban que fueran a ser remunerados ya que las imágenes se tomaban prestadas directamente de las agencias de prensa. Un follón, vamos.
El guirigay que se ha montado alrededor de la exposición ha dado ahora un nuevo giro inesperado: tras las reuniones que han mantenido las tres partes -K6 Gestión Cultural, 2016 y los fotógrafos- han sellado un acuerdo en el que, según cuenta Andoni Lubaki, uno de los fotoperiodistas participantes que ejerce de portavoz del colectivo, la empresa adjudicataria se disculparía por haber pretendido tratar de colar gratuitamente las fotos. El comunicado verá la luz, probablemente, a finales de la semana. Además, los fotoperiodistas quieren que el coste por el uso y la cesión de las fotografías -que calculan en unos 16.000 euros sin la intermediación de las agencias de prensa, «los McDonalds del periodismo»- vaya a parar «íntegramente» a una ONG aún por decidir. Aunque no todos los fotoperiodistas están convencidos porque algunos no quieren saber nada de K6 o, sencillamente, no se fían de las intenciones de la empresa, lo cierto es que se han empezado a limar asperezas que hasta hace poco parecían insalvables.
Charlo con Andoni para que nos aporte algo de luz sobre toda esta historia y cuente cómo lo ha vivido, desde los ilusionantes orígenes hasta que explotó en mil pedazos y va camino de recomponerse.
Empecemos desde el principio. ¿Cómo empieza todo esto?
Hace un año el Instituto Cervantes se puso en contacto con nosotros para formar parte de una exposición itinerante llamada Upfront sobre conflictos armados que se exhibió en el centro Conde Duque de Madrid. Los de K6 vieron la la exposición, les gustó y dijeron que habían mostrado interés en una serie de fotografías nuestras. Querían hablar con nosotros para todo el tema de la cesión de las imágenes.
¿Cuál fue vuestra reacción cuando os llamaron para participar en un proyecto de Donostia 2016?
Les dijimos que nos hacía ilusión participar y, como es normal, les preguntamos cuáles eran las condiciones en las que íbamos a trabajar. Nosotros tenemos unas tarifas que están más o menos establecidas.
¿Cuáles son esas tarifas?
Cada uno tiene las suyas. Mi tarifa habitual por mostrar mis fotografías durante una semana es de unos 1.500 euros pero depende de muchos factores. No siempre pido esa cantidad. He colaborado con muchos gaztetxes y ONGs sin cobrar nada a cambio, hay que ver cada caso. Por estar seis meses en la calle la idea que tenía era pedir entre 1.200 y 1.400 euros.
Luego llegó el famoso e-mail diciendo que no tenían presupuesto y que era una exposición sin ánimo de lucro…
Cuando Bob Dylan tocó hace unos años la entrada también era libre y se acabó llevando un millón y medio de euros. Eso no me vale. Es una excusa barata. Primero les pedimos el presupuesto con el que contaban para la exposición por si había que ajustar un poco nuestras tarifas. Igual tienen menos dinero del que nos pensamos, dijimos. Aquí el problema es que el continente nunca puede ser más caro que el contenido. Nos decían que el material donde iban a ir las fotos, 1,80 x 180 metros, era carísimo y que no tenían dinero. Llamé a los de K6 y les dije que me parecía una vergüenza montar un evento así sin pagar a los creadores. ¿Cómo que no hay presupuesto? Vosotros sois una empresa privada que está cobrando por hacer esto. Les dije que esto no iba a quedar así. Yo aparte de fotógrafo soy periodista y me voy a enterar del presupuesto que tenéis.
Le pregunté a la gerente varias veces cuánto ganaban ellos por su trabajo y no fue capaz de decírmelo o no me lo quiso decir, no lo sé.
No te sé decir. Ellos habrán han hecho las cuentas para hacerlo rentable. Lo que sí sé es que hasta que les enseñé el presupuesto ellos seguían diciendo que no tenían presupuesto. Nos enfadamos mucho y se estaba haciendo una bola cada vez más grande. Me dijeron que intentase pararlo y que el proyecto les venía grande.
¿Te dijeron que les venía grande?
Lo tengo en los e-mails que nos mandamos. Me lo dijeron en más de una ocasión.
Su defensa es que a medida que iban trabajando en la exposición cambió un poco el contenido y pasó a ser más pacifista en lugar de bélica. Así, de los 16 fotoperiodistas se quedaron con 5.
Es mentira que el guión cambiase cuando ya está licitado el proyecto, cuando está adjudicado y hay un plan con contenidos establecidos… Lo que realmente pasó es que querían gastar menos dinero por otras vías y para eso buscaron la manera de hacerlo a través de las agencias. Lo que hace K6 no será ilegal, pero es muy poco ético. Para que te hagas a la idea es una empresa que le ha pedido gratis a Magnum (la prestigiosa agencia fotográfica) la famosa foto de Robert Capa de la Guerra Civil española.
¿Cómo funciona el tema de las agencias?
Las agencias de prensa son también culpables de parte de la mala situación que vive el sector. Te explico mi caso. Me fui a trabajar a Alepo colaborando con AP (Associated Press) para que se distribuyeran mis imágenes en prensa. Ése es el acuerdo. Yo os lo mando, hacéis la edición y te cogemos varias fotos. Pero de repente lo que veo es que están en exposiciones, repartidas por todo el mundo, cuando yo los había dado sólo para ser distribuidas en los medios de comunicación.
Llegados a este punto, ¿cuál es vuestra pelea?
Para que vean que no nos movemos por intereses personales ni egoístas, queremos donar todo el dinero de las fotografías de la exposición a una ONG.
¿A qué ONG? ¿De cuánto dinero hablamos?
Unos 16.000 euros en total, porque serían fotografías que nos piden directamente a nosotros, no a través de una agencia de noticas. Queremos llegar a un acuerdo.
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