Su única actividad es la de hacer y deshacer un telar y varios sueños. Mientras tanto, su marido surca los mares, sucumbiendo a los cantos de las otras, las que seducen a los hombres hacia un destino fatídico. Hordas de hombres intentan atraer su atención durante veinte años, pero ella espera paciente, abnegada, ocupando sus manos para no preocupar su mente. Ulises vuelve a casa, mata a los pretendientes de Penélope, ella termina por fin su telar.
Virginia y Alfonsina dedican su vida a escribir. También ellas están rodeadas de hombres, pero encuentran su habitación propia, un espacio en el que pueden convertirse en sujetos activos y construir una realidad más llevadera que aquella que les rodea. Virginia y Alfonsina no se conocen, pero comparten pasión y muerte: ambas deciden acabar con su vida dejando que el agua inunde sus cuerpos.
El mito de la mujer se mezcla con el agua, dando los mismos resultados que en tierra: por un lado, la mujer que espera y es recompensada con el regreso de un marido que la ha traicionado. Por otro, las sirenas que cantan y escriben y que se acaban matando por no haber cumplido su destino, por no haber esperado a ser salvadas, por haber pasado de la quietud a la acción.
La exposición «Las mujeres y el mar«, albergada en el Museo Naval y de la cual podremos disfrutar hasta el 19 de noviembre, nos sumerge en el mito, pero también nos regala una dosis de realidad. Porque las mujeres no se han dedicado exclusivamente a esperar a sus marineros o a quitarse la vida en aguas profundas. A través de pinturas, fotografías, material arqueológico, indumentaria, carteles, amuletos, libros, folletos, revistas de época y paneles informativos y audiovisuales, la muestra nos recuerda la indiscutible relevancia de la participación femenina en las actividades marítimas.
Mujeres que se vestían de hombre para poder ser parte de la tripulación, mujeres corsarias; bateleras, sirgueras y cargueras que trabajaban sin descanso en los puertos; marineras mercantes y constructoras navales, la historia está plagada de ejemplos de mujeres que realizaron y realizan actividades diversas. Las mujeres que no consagraron su vida a la espera encuentran por fin una habitación propia en Donostia, un espacio donde su labor se ve por fin reconocida, donde se las recuerda como los sujetos activos que son, han sido y serán.
No hay comentarios