Tengo que reconocer que me sentí identificado con el post de Iker Bergara sobre noviembre. Por muchas y variadas razones (el mal tiempo, la falta de luz, el acecho de la Navidad) es un mes que no invita, precisamente, a dar botes de alegría. Pero, mira por dónde, no está siendo tan terrible como nos lo imaginábamos. Y no sólo por el chute de optimismo del último barómetro del CIS, donde se puede tocar con la yema de los dedos un cambio real de Gobierno. Hoy, por ejemplo, ha vuelto a hacer un bonito día de otoño y, según parece, no va a llover en toda la semana. Los días se acortan inexorablemente, pero los rayos de sol reparten bombonas de oxígeno antes de caer la noche. Noviembre, no lo olvidemos, también es Movember y su causa solidaria en clave positiva y cool.
Echemos un vistazo a la agenda de la ciudad, el termómetro a través del cual podemos medir sus constantes vitales. Arrancamos con fuerza gracias a la Semana del Terror, que en algunos puntos, atención, superó al todopoderoso Zinemaldia. También hemos disfrutado de una necesaria Muestra de Cine Feminista. De propuestas cinéfilas vamos sobrados: en los próximos 10 días tendremos oportunidad de degustar una variadísima oferta en versión original que va desde títulos emblemáticos del cine mudo a bombazos taquilleros.
En noviembre, ese mes maldito, se ha presentado en sociedad Vermukino, un exitoso evento gratuito que el pasado 8 de noviembre combinó cine, vermú y música en directo. El próximo sábado 29 los chicos de Bang-Bang Zinema se estrenan con la doble propuesta de «Aliens 2″ +» La Jungla de Cristal» (y la barra del bar del Principal abierto en plan canalla). Seguro que arrasan. En cartelera, mientras tanto, abundan títulos tan interesantes como «La Isla Mínima», «Magical Girl», «Perdida», «Insterstellar», «20.000 días en la tierra»… No erremos el tiro: es en diciembre, a las puertas de la Navidad, cuando se tuerce la calidad.
Si el cine está on fire, a los melómanos nos han cargado de poderosas razones para estar de enhorabuena: sólo de aquí al domingo podremos ver a Sharon Jones, Giuda y The Nomads. Últimamente, además, muchos de los conciertos se llenan de público. Fue especialmente llamativo cómo un músico más bien underground, Ty Segall, colgó el cartel de no hay billetes en la casa de cultura de Intxaurrondo un día tan poco rockero como un lunes. Un lunes de noviembre.
Noviembre será gris por definición, pero cómo mola saber que casi cualquier día de la semana puedes hacer algo que merezca la pena. Venga. Vístete y sal de casa. Puedes ir a tomar tu pintxo favorito sin la necesidad de abrirte paso en la barra a base de codazos. Puedes escuchar música en un bar y, probablemente, las voces de los clientes no ahogarán la canción. Puedes ir a un restaurante y no hará falta que reserves mesa. Puedes descubrir algo nuevo, un buen restaurante chino, tal vez, al que nunca habías entrado. Puedes ir a ver una peli o un concierto de los que dejan huella. Puedes pasear por la calle antes de que las luces de Navidad conviertan la ciudad en un absurdo carnaval. Noviembre no es el mejor mes del año en Donostia, pero, por una vez, tampoco es el peor.
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