Expediciones Polares son Eva Rivera, Iban Lozano e Ivan Rivera. Seguramente sus nombres te suenan por otros proyectos culturales que llevan adelante, como el festival Dock of the Bay, cuya novena edición se celebra estos días. No pueden negar que la música y el cine les tiran, y entre los cuatro títulos que ya ha publicado la editorial en menos de un año, se ha colado una historia gráfica del rock («A Bam Bam Boo Loo Ba«, firmada Javier Polo y Saioa Burutaran, Susquiu) y, ahora, «Elefantes Rosas«.
La presentación de esta biografía de Gainsbourg a cargo de Felipe Cabrerizo fue en Garoa el viernes pasado, con una librería a rebosar. Eva Rivera no se mostraba sorprendida por la asistencia: “Qué quieres, es Gainsbourg”. Eva aclara que la decisión de publicar un segundo libro de temática musical no significa que en Expediciones Polares hayan hecho una apuesta por un género o un tema determinados. Aunque reconoce que “es cierto que por nuestros gustos, por nuestra inercia, tendemos más hacia un tipo de obra”. En su catálogo también hay una novela realista, «Anotaciones circulares» (Iban Petit), y otra de terror-policiaca-romántica, «Hambre a borbotones» (Álber Vázquez).
“Lo único que tienen en común es que son historias que nos han encantado y queríamos compartir, ese es nuestro leitmotiv”, dice Eva. Explica que cada vez reciben más manuscritos, directamente de escritores o por medio de agentes, y los leen, filtran y evalúan todos. “Tiene que ser una historia que nos haga sentir algo especial. Es algo subjetivo pero en esta subjetividad está el valor de la editorial, queremos que nuestros lectores se fíen de las historias que les proponemos”, afirma.
En el caso de «Elefantes rosas», la apuesta venía avalada por la firma de Felipe Cabrerizo (Donostia, 1973), realizador de (entre otros proyectos) el programa de música sesentera Psycho Beat!. Ante el público entregado de Garoa, Cabrerizo recita de memoria anécdotas de la vida de Gainsbourg / Gainsbarre, alguna conocidas y otras no tanto. Hijo de una familia judía ucraniana exiliada en Francia, fue un niño tímido y retraído. De joven intentó sin éxito abrirse camino en la pintura. Cultivó diferentes estilos musicales, pasando por el jazz, el rap y el reaggae. El título del libro viene de la letra de la canción “Intoxicated Man”, y es el mismo que Mick Harvey (guitarrista de Nick Cave) utilizó para su disco de versiones de Gainsbourg en inglés, “Pink Elephants” (1997).
“Fue una persona total, en todos los sentidos”, dice Eva. “Lo mejor de este libro es que Felipe Cabrerizo ha conseguido descubrírnoslo de una forma vibrante. Es un libro muy documentado y riguroso, pero con una lectura ágil y momentos que llegan a emocionarte. Está lleno de humor, ironía y sutileza”, añade.
En Garoa, la presentación termina con un concierto-homenaje a cargo de Juankar Landa Trio. Cuando se cumplen 25 años de su muerte (el 3 de marzo de 1991, tras su quinta crisis cardiaca), Gainsbourg sigue sonando igual de bien.
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