«Hay una canción de los Rolling Stones que me cabrea mucho: `It´s only rock and roll but I like it´. ¿Cómo que es sólo rock and roll? ¡El rock and roll lo es todo!», exclama Iñaki González Gurpegui, profesor de historia y editor de «Travistiendo la ciudad: estilismos, música y diseño pop/rock«, un ensayo a caballo entre la historia del rock y sus conexiones con el diseño y la estética. Nos encontramos en el Centro de Artes Plásticas y Diseño Kunsthal de Irun donde a la pasional introducción de Gurpegui le seguirá una exposición didáctica y también llena de energía y emoción a cargo de su autor, Tomás Carrascal Gallardo (tcgformacion@gmail.com), profesor en esta escuela y melómano practicante.
Durante aproximadamente 45 minutos y 10 puntos, Carrascal viaja desde el fundacional año 1954 en el que un tal Elvis Presley registra su primera grabación en los míticos estudios Sun de Memphis hasta el «todo vale» de la era de Youtube en el que estamos instalados actualmente. 60 años de historia musical que han ido de la mano de una serie de tribus urbanas, modas y estéticas diversas que siguen dejando huella, a veces de un modo difuso, no tan obvio, en nuestra sociedad contemporánea.
Pero la «música popular contemporánea», que es como denomina a la cultura rock en el libro, no tuvo en sus inicios una estrecha relación con los círculos artísticos. Al contrario de lo que sucedería años más tarde con Andy Warhol a través de su laboratorio de experimento de la Factory o en los años 80 en la época de The Hacienda de Manchester -según el autor, periodo en el que se realizó «el mejor diseño gráfico»- la intelectualidad rechazó de plano el rock and roll «por considerarla intrascendente, inmadura, estridente, vulgar, kitsch, soez…».
El arte y el rock han vivido sus años de gloria y «Travistiendo la ciudad» resume perfectamente el idilio con abundantes recursos visuales (cronologías, gráficos y mapas) que se van interconectando, y tono pedagógico que lo mismo vale para curtidos aficionados a la música como para no iniciados. Dedicado a Joe Strummer -Carrascal es fan devoto de los Clash- y al malogrado líder de Joy Division, Ian Curtis, está a la venta en el propio centro Kunsthal y el bar Ondarra. Recoge además una interesante reflexión que había lanzado a sus alumnos en un taller creativo entre 2009 y 2013: ¿Cómo te imaginas una ciudad rocker, mod o punk? ¿Qué pasaría si nuestros arquitectos hubieran tomado como referencia la estética del vasto universo rockero?
A continuación se reúnen algunas de las imágenes más llamativas llevadas cabo por sus estudiantes y localizadas en Irun y Donostia:
The Slam (Andrea Alday, Ane Aranburu, Deñe Izaga)
La cultura rocker impregna la ciudad con motos y coches de los años 50. Al racionalista Naútico, de 1929, le han añadido las líneas arquitectónicas del Guggenheim de Nueva York, de 1959. Una estimulante combinación.
Free way (Helena Casero, Ione Orbegozo, Casilda Romero)
La «visera» de Irun que tanto echan de menos sus ciudadanos reconvertido en un autocine típicamente 5os, con un dinner que nos da la bienvenida a un mundo rockers y chicas pin-up.
Travestreet (Diego Aizpurua, Ander Sánchez, Sara Zamarro)
Los mods estarían orgullosos de estos alumnos porque muchos de sus trabajos han tenido como base la cuidada estética modernista de los sesenta. La fachada de la antigua sede de bomberos, hoy de Donostia 2016, aporta un sutil guiño op art con el macrologo de la diana mod.
Modtzaintza (Maite Basterra, Iosu Lazkano, Ainara Rodríguez)
Euskaldunización del movimiento mod: los colores originales (azul, blanco y rojo de la diana) son sustituidos por los de la ikurrina. Así desfilan ertzainas mod en vespas y parkas, y también vemos un frontón, en este caso el de Uranzu en Irun, con el letrero «Ready, Steady, go» como el programa de televisión musical inglés, junto con el logo en el suelo y la pared.
La salvación de los carrujos (Juan Álvarez, Usoa Blanco, Irene Ramos)
La cultura hippy, tan reivindicada y que llega hasta nuestros días en mil y una variantes, por partida doble. Por un lado, y bajo este psicodélico nombre, El Peine de los Vientos se transforma en una apacible plaza chill-out de paz y buenrollismo.
Yellow Butterfly (Iñaki Benito, Aitor Jauregi, Irene Urruzola)
Por otro lado, el espíritu de Woodstock se adueña del Jazzaldi en un salto del tiempo que también incluye un rediseño hippy de los cubos del Kursaal.
Familiar fatal (Alicia Folch, Antonio González, Jon Horma)
El efímero movimiento glam de principios de los años 70 fue un aire fresco entre el rock sinfónico dominante. El rock and roll volvía a rebajar el minutaje y se le añadían dosis de ambigüedad y travestismo. Los New York Dolls fueron precursores del punk y referentes de la estética glam y estos labios rojos recuerdan a las portadas de sus primeros álbumes. Looking for a kiss… en Anoeta.
Bad girls (Laura de Carballo, Haiett Fornies, Jaione Ugalde)
¿John Travolta bailando disco en la plaza de la Constitución? Algo así es lo que han imaginado estas chicas: una improvisada pista de baile disco de los años 70 en la Consti con pelos a lo afro y luces chillonas en el suelo mientras una enorme bola preside la imagen.
KSL (Joseba Alkorta, Ana Herrán, Sara Muñoz)
El hip hop y el grafiti no podían quedar fuera del libro. En este caso, la fachada del mercado de San Martín queda marcada por el sello alternativo y callejero de este movimiento que tuvo sus orígenes a finales de los años 70 en el barrio del Bronx.
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