El compositor bilbaíno Luis de Pablo ha cumplido 85 años, conserva una salud de hierro, sigue en la brecha de la creación musical (y de otros artes limítrofes) y mañana por la mañana lo tendremos por partida doble en el museo San Telmo. Primero, en un encuentro musical con dos jóvenes compositores recién salidos del horno de Musikene (10:00 a 12:00 horas) y, a continuación, (12:30 a 14:00 horas) en una charla sobre su visión de la música y el arte con el coordinador del ciclo de Música Contemporánea de la Quincena Musical, Ramón Lazkano. La entrada es gratuita y está abierta al público.
«Ha sido una personalidad clave y un hombre, a su manera, ejemplar», resume Ramón cuando se le pregunta sobre cuál ha sido la aportación del maestro bilbaíno a la historia de la música. Su recorrido musical ha ido en paralelo a las diferentes etapas por las que ha pasado la segunda mitad del siglo XX. «Primero empieza en los años 50 con el auge de las escuelas estructuralistas», recuerda. Y después de una etapa más teórica en los años 70 centrará su trabajo en la búsqueda de la expresividad musical, «muy ligado a la importancia de la voz y la ópera», continúa.
Su legado es sólido como una roca e interdisciplinar. Su currículum, impresionante: Premio Nacional de Música 1991, es miembro de la Academia de Bellas Artes, doctor honoris causa por la Complutense y Caballero de las Artes y la Letras concedido por el Gobierno francés (1973), entre otros muchos reconocimientos. Fue un visionario: dirigió con su grupo ‘Alea’ el primer laboratorio de música electrónica en el Estado y creó la primera obra musical con el ordenador IBM (1966) en el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid.
Ha elaborado música de cine (ha colaborado con el director Víctor Erice), piezas de cámara, decenas de partituras, óperas («El abrecartas», basada en la novela de Vicente Molina Foix, pertenece a este mismo año) y ha tenido continuas idas y venidas con el arte y la literatura, especialmente debido a su confesa admiración a la Generación del 27. «Ha cotejado a creadores de otros ámbitos como Chillida», concreta Ramón.
El año pasado hizo una curiosa contribución: depositó un sobre con una partitura en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes que sólo podrá abrirse el día que fallezca el compositor. «He dicho que, por favor, abran la caja, saquen la partitura y que la interpreten cuando yo me haya marchado al otro mundo. Yo la he compuesto, pero no tendré ocasión de oírla», dijo ante al asombro de los allí presentes.
La cita en San Telmo
El de San Telmo es un pequeño homenaje que servirá para que los no iniciados descubran su figura y los entendidos pasen también un rato ameno e interesante. En primer lugar habrá un encuentro intergeneracional entre el propio Luis de Pablo y dos jóvenes compositores, Jagoba Astiazaran y Pablo Álvarez, que empiezan a desarrollar su carrera artística fuera del ámbito académico. Se establecerá un diálogo musical con fragmentos de sus obras y se cruzarán sus visiones en torno a la música. «Ten en cuenta que unos prácticamente han nacido con Internet y a Luis de Pablo le queda muy lejos».
En la segunda parte habrá una charla, también abierta al público, capitaneada por Ramón Lazkano y que servirá para profundizar sobre su obra creativa, «las cosas que le han marcado», su acercamiento a la ópera, al cine…
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