A Lie Detectors les ha bastado un solo concierto, una única actuación, la del pasado 27 de diciembre en la presentación de la película Vinyland en la sala Psylocibe de Hondarribia, para ganarse una legión de fans. Decían que llegaban «verdes», pero lo que vimos no tuvo nada que ver con la actuación de unos imberbes músicos novatos. Fue el apoteósico estreno de un grupo de hombres que se acabó imponiendo a Kurt Baker y sus muchachos madrileños, el gran reclamo de la noche.
Public Enemy cantaban «Don´t believe the hype» y su consigna es perfectamente válida para hacer frente a esos grupos que la prensa musical promociona sin merecerlo. Lie Detectors están en boca de todo el mundo, pero, tranquilo, no estamos ante un producto que huele a chamusquina. No estamos ante un fake. El confeti que se ha propagado alrededor del cuarteto está más que justificado. Empezando por Txema, un tipo de Errenteria de unos 45 años que recuerda a Graham Bond en sus años mozos y que explota como nadie sus muy peculiares dotes de cantante-showman castizo.
Sus letras, en castellano, hablan sobre el mundo que le rodea, que es tan bizarro o corriente -depende de cómo se mire- como las Chealse boots de los años 60, la música que pincha en casa (los Prisoners, Real Kids y Pretty Things) o la felicidad que no encuentra en el alcohol, las drogas y las mujeres. Adora al argentino Moris, de quien hace suya una poderosa versión de «Hoy como ayer», epílogo de los dos únicos conciertos que Lie Detectors ha ofrecido hasta la fecha, el último de ellos el pasado viernes 9 en Bukowski.
Aunque ya había hecho sus pinitos como cantante, Txema es el gran descubrimiento de una banda que cuenta con conocidos músicos de la escena rockera guipuzcoana. Eneko (guitarra), Txiki (bajo) y Urko (batería) no son unos recién llegados; treintañeros, vienen de Nuevo Catecismo Católico, Muturbeltz y Dirty Pink Ladies, respectivamente. Si Txema aporta la vertiente ibérica y sixties, ellos van sobrados de actitud rock and roll, que es lo que les lleva a versionear a MC5, fumar en el escenario y sacar músculo rockero.
«Nos encantaría grabar en Circo Perroti», coinciden Txema y Eneko, el estudio analógico del músico y productor Jorge Explosión en Gijón. A Urko le da lo mismo con tal de que no sean muchos temas, que no lleva muy bien las largas sesiones de grabación. Txiki, en cambio, parece que se apunta a un bombardeo. Pero antes van a parar un poco para repostar, componer nuevos temas y salir a la carretera. Acaban de formar una loca, marciana y simpática familia de rock and roll.
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