Durante estos dos años de vida, Dabadaba se ha convertido por méritos propios en la sala de conciertos de referencia de la ciudad y uno de los más importantes de Madrid para arriba, por cantidad, calidad y variedad de actuaciones. Cientos de grupos se han pasado por el bar donde estuvo ubicado el antiguo Snooker, sin importar si tocaban en un desangelado lunes de invierno, sábado o jueves pre fin de semana. Casi cualquier día es bueno para ver un concierto organizado por promotores independientes o la propia sala.
Como ya se ha convertido en marca de la casa, la celebración del segundo aniversario venía de la mano de la promotora hermana Ayo Silver! con los dos primeros días, jueves y viernes, enfocados, principalmente, a la neopsicodelia. El sábado, en cambio, era el día gordo para muchos con nada menos que dos Hot Chip ejerciendo de djs. Según cuenta Iñaki Ortiz, fan irredento de la banda inglesa de pop electrónico, no había mucha gente en los primeros conciertos de Siberian Wolves y Huías; se notaba que el público se estaba reservando para el plato fuerte. Durante la pinchada de Crazy Palmera, tan fino como siempre, fueron acercándose algunos más, y el ambiente se fue animando. Alexis Taylor, el cantante de Hot Chip, y Owen Clarke, que toca varios instrumentos, le hicieron el relevo.
Aunque el formato era dj set, transmitieron muy bien su estilo propio y consiguieron fácilmente que el público bailara. Quedaba una espinita, y es que muchos de los fans esperábamos que tuvieran el detalle de pincharse a sí mismos. El momento llegó para quien supo esperar, con un grato añadido: Taylor cogió un micrófono y acompañó la canción. Después reincidió con la excelente y esperada “Need you now”. Remató con otro tema que no era propio, una particular versión de «Let me roll it» de Paul McCartney & Wings. Las luces se encendieron, y aunque Clarke ya bajó del escenario, Taylor no desistía, apurando la sesión hasta el último minuto, para disfrute del personal. Como anécdota, parece que no todo el mundo tenía claro a lo que iba, pues alguien me comentó: “Oye, qué bien canta el DJ”.
La gente no respondió como merecía la ocasión -hubo más público el jueves que el viernes-, pero el saldo de los conciertos programados por Ayo Silver! fue brillante. Tal vez los jóvenes chilenos afincados en Berlín, Chicos de Nazca, estuvieron un peldaño por debajo del resto, con una propuesta, también es verdad, que era más difícil de digerir: sus largas canciones te transportaban a una polvorienta camioneta que viaja sin grandes sobresaltos por el desierto. Ellos fueron los encargados de echar leña al fuego psicodélico el viernes por la noche, aunque no saltaron chispas como sí sucedió con la estupenda descarga nocturna de The Undergound Youth. Al final, la banda de Manchester se mezcló entre el público y, claro, después cayeron los bises. Y eso que la noche había empezado con el pop colorista estupendamente ejecutado por los madrileños Baywaves, unos chicos que tienen un ojo puesto en Tame Impala y otro en el sunshine pop.»Time is Passing U By» sonó como un pepinazo.
Pero quizás, el mejor concierto de todos, el más redondo, según cuenta Jon Pagola, vino de la mano de Holy Wave. El grupo de El Paso, Texas, presentaba «Freak of Nurture», uno de los discos del año, con canciones tan soberbias como «She Put a Seed In My Ear» o «Western Playland», himnos brumosos de psicodelia. Como si la combinación de teclados, guitarras y voces levemente distorsionadas te levantaran automáticamente del suelo para meterte en una nave espacial y flotar de felicidad en el espacio. Visto lo mucho que han mejorado estos chicos, no sería nada extraño que empezaran a subir escalones de popularidad y se acabaran colando en las primeras posiciones de festivales de todo el mundo. Como muestra de su talento, Eclectic Studios captó este vídeo de su actuación.
Los psych-rockeros Exnovios son buenos amigos de Holy Wave. Y prueba de la buena sintonía que reina entre ambos, pusieron una foto de Txema Maraví (obra de Irene Mariscal), batería del grupo pamplonica, al frente del escenario. Quien aún no haya visto al grupo de los hermanos Maraví, Tamu Tamurai y el exbajista de Almanaque Zaragozano, Alexander Lacalle, se está perdiendo a una de las grandes revelaciones de los últimos años en Euskal Herria. Acabaron con el listón muy alto, con un hit como una casa («Ha venido a por ti») y «Quizás», que recuerda a las canciones más pausadas de The Jesus and Mary Chain.
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