En los últimos años el fenómeno se ha extendido tanto que lo raro es que no suceda. A veces lo identificamos como un molesto murmullo que no sabes muy bien de dónde viene; otras veces tienes al charlatán a tu lado, perfectamente identificado. Y ambos casos te pueden arruinar una gran noche. Varios medios –Jenesaispop y Playground, entre otros- se han ocupado en más de una ocasión sobre este engorroso asunto. Músicos como Señor Chinarro, Kiko Veneno, Aaron Thomas o Christina Rosenvinge se han quejado públicamente. Es, por mucho que nos irrite, una escena cotidiana, un recurrente capítulo: asistir a un concierto y que por las rendijas de las canciones se cuelen las conversaciones de los vecinos como indeseable música de fondo.
En los festivales es prácticamente imposible que no suceda algo así. Muchos asistentes reconocen que no tienen la más mínima idea de qué grupos componen el cartel. Puede que no vean un sólo concierto. Como en una ocasión acertó a dibujar Juanjo Saez, los festivales se han convertido en un reunión de carácter social muy similar a la misa de domingo de nuestros abuelos. Lo de menos es el sermón del cura. ¿De verdad vamos a gastar nuestras energías prestando atención a la homilía? A lo que hemos venido es dejarnos ver, saludar, comentar la jugada, cuchichear… Visto así, un concierto puede llegar a ser el marco idóneo para una conversación de cualquier tipo.
El vaso de la paciencia se colma una y otra vez, también en Donostia, pero, probablemente, el pasado viernes 13 fue cuando se tocó techo. Roddy Frame, el sensible líder pop de los añorados Aztec Cameras, mandó callar a uno de los asistentes de su concierto en Lugaritz. Se produjo, entonces, una incómoda situación de la que salió airoso cuando al acabar la canción dijo, con humor, que cantaba mejor enfadado. Se da la circunstancia de que finalmente había venido solo, sin la banda de acompañamiento que suele arropar sus canciones; obviamente, si en algún momento se rompía el silencio la injerencia iba a resultar bastante más cantosa. El damnificado directo fue Frame, el músico que sube al escenario, pero el pato también lo acaba pagando esa mayoría que guarda respeto y ha ido a VER el concierto.
Las redes sociales se llenaron de comentarios sobre la inusual reacción del músico inglés hasta el punto en el que apenas se habló de su actuación. Twitter dio mucho juego. Hubo quienes señalaron que en otros países de nuestro entorno (caso de Inglaterra o Alemania, por ejemplo) el público suele ser mucho más respetuoso.
Por si fuera poco, esa misma noche el público estuvo especialmente cargante durante el concierto de los donostiarras Ghost Number & His Tipsy Gipsies en la sala Dabadaba. A las primeras filas llegaba el molesto runrún de las conversaciones ajenas, localizadas, probablemente, a la altura de la barra y en uno de los laterales. ¿Que el concierto fuera gratuito tuvo algo que ver? «No lo creo», responde tajante David, voz y banjo del grupo.
La pregunta no es baladí: se trata de un factor que conviene tener en cuenta, ya que puede ejercer de filtro entre los que están dispuestos a pagar una entrada y tienen interés real en ver el concierto y el resto. No es, ni mucho menos, una regla matemática y gente molesta hay en todos los conciertos, también en los de pago. Pero algo así debió pensar el músico coruñés Nestor R. Pardo cuando el año pasado anunció en Facebook que no iba a tocar en los eventos en los que no cobrasen entrada.
«Que la gente hable, lo digo como músico, es una sensación muy extraña. Igual porque soy muy novato en esto de subirme a un escenario», continúa David. «Nunca me ha llegado a incomodar lo suficiente como para que me molestase, pero la primera tentación es pensar, joder, ¿por qué me dejo desconcentrar porque haya gente hablando? Vuelve a lo tuyo y toca. Pero esa pregunta vuelve a ¿por qué están hablando tanto? Es posible que lo que tú estás haciendo en el escenario no les haga demasiada ilusión; si no, no estarían hablando, ¿no crees?».
9 Comentarios
Lo que es deleznable es decir «ES BIEN». Desterremos esta horterada para siempre, por favor. Por lo demás buen artículo. Felicidades.
Es una pequeña licencia del lenguaje, Jetlag. No lo tomes tan a pecho. ¡Y gracias por lo demás!
También pasa en los cafés-teatro, o «teatro de bolsillo» de la ciudad. Incluso en cine al aire libre que también se organiza. O incluso en la Semana de Terror, donde para mucha gente es «cool» haber ido aunque sea solo para hablar (continuamente) con tus amigotes que van contigo, y fastidiar.
Vamos, que no sólo ocurre en eventos musicales.
Un saludo.
PD: Países de nuestro entorno Alemania e Inglaterra… Sí, del entorno llamado Planeta Tierra, supongo. Porque entorno, lo que se dice entorno… Si me dices Francia, pues bueno, puedo entender el uso de la palabra, pero Alemania o Inglaterra…
PD2: Con el titular «es bien» no se ayuda a que luego los chavales digan bien las cosas que tienen que decir. A decirlas bien, me refiero. Es muy divertido usar la expresión de vez en cuando, pero mejor entrecomillarla, o utilizar su forma correcta, que luego nos quejamos de que la juventud habla mal. Perdona si parece que estoy tocando las pelotas, que en realidad en tu página puedes escribir lo que te salga de las narices, pero bueno, sólo quería apuntar esta opinión mía, no quiero molestar tampoco (y lo mismo con lo del «entorno» del punto anterior)
Sí, totalmente de acuerdo. Pasa en todos los saraos. En los conciertos igual es más llamativo, ¿no? O eso me lo parece a mí, no lo sé. Uhmm, cierto. Voy a entrecomillar lo de «es» bien. Tú lo pillas, pero igual hay otros que creen que se debe a un error gramatical y no es plan de dejarlo así. Luego, es verdad, nos quejamos de las patadas que le dan al diccionario los chavales. Hay que predicar con el ejemplo.
Ah, y de tocapelotas nada!
Un abrazo
Amplis al 11 y adiós problema
… y tapones para la peña
Eso es porque la gente va a los conciertos a comparecer, no a escuchar música, puro postureo y moderneo.
Luego con decir he estado en el concierto de tal o cual es suficiente.
Sí, está claro que el postureo es clave, el mítico «yo estuve ahí»…
«yo estuve ahí… hablando»