«De mayor serás periodista», le dice Urko Eizmendi a una encantadora niña de unos 10 años que nos somete a una ráfaga de preguntas. Acaba de llegar corriendo cuesta arriba y asiste atónito al cuestionario. ¿Por qué vais a hacer una entrevista? ¿Quiénes son ellos dos? ¿Por qué estáis aquí? ¿Cantas como Shakira? «Sí, mira cómo canto», responde Urko y tararea con voz de falsete el estribillo de un éxito de la cantante colombiana. Iñaki Castro, sentado a su lado ríe. Todos reímos sentados en un banco a la sombra en el parque de los viveros de Ulia.
A primera vista, Urko e Iñaki no tienen mucho en común. Se diría que vienen de planetas musicales dispares, aunque esto no es del todo cierto; los dos coincidieron hace diez años en la escena underground y hardcore de la sala Mogambo. Ahora forman parte de Pet Fennec, un proyecto que nació, principalmente, para que Urko diera rienda suelta a su vena más melódica y que ha ido evolucionando hasta convertirse en una sólida banda de indie-rock de cinco miembros. El lunes 8 actúan en el Dabadaba como teloneros de los madrileños Wild Animals y presentarán 8 de las 11 canciones de su álbum de debut, «Mount Pleasant», que saldrá a la luz el año que viene.
Iñaki fue el primer fichaje de Urko. Luego fueron llegando los demás. Y más o menos esta es su historia.
¿Os conocisteis en vuestra época de Mogambo?
Urko: Yo creo que currando en la FNAC.
Iñaki: O en Mogambo.
Urko: Bueno, sí, un poco las dos cosas. Él era mi jefe en la FNAC. Al principio no me cogieron y recuerdo que, de hecho, hablé primero con Iñaki. No recuerdo muy bien cómo pasó.
Iñaki: Igual metí baza (risas).
¿En la sección de música?
Urko: Sí. aunque nos conocíamos también porque tocábamos en bandas de música, yo en Krilin, por ejemplo.
Hubo un momento en el que cada uno fue por su lado -tú Urko, tiraste por el rollo del pop o el indie y tú Iñaki el hardcore, stoner…-, pero vuestros orígenes son parecidos.
Urko: Exacto. En Krilin hacía hardcore melódico y californiano.
Ahí también cantabas, pero gritando, no como ahora.
Urko: (risas) Hacía un poco las dos cosas y también tocaba el bajo. Al principio era un rollo más Lagwagon, aunque luego empecé a escuchar temas post-harcdore, emo y así.
Iñaki: Thrice os molaba mogollón, ¿no?
Urko: Tribe nos flipaban, Thursday también y grupos más metaleros como Refused. Me siguen flipando la verdad.
Iñaki: Hay unos guturales muy buenos en un disco grabado con Davis, de Ghost Number & His Tipsy Gypsies, con la banda que tenía antes, que se llamaba 413.
Urko: Son dos discos, de hecho.
¿Todo esto fue hace mucho?
Urko: Hace como unos siete años.
¿Y cuándo te entró el gusanillo por los Teenage Fanclub, los Beach Boys y las melodías pop?
Urko: Pues en esa época empecé a escuchar más música de los años 60 y 70 y a tener un gusto un poco más global. Fui tirando por las melodías, las armonías y composiciones guays. Me dí cuenta de que quería hacer algo así.
¿Eso es ya cuando lo enlazas con Pet Fennec?
Urko: Sí, pero empecé con otro nombre que era Civil Love.
¿Estabas en Inglaterra?
Urko: No, estaba todavía aquí. Me fui de Erasmus con 23 años a San Francisco y un año antes ya había empezado a grabar demos más poperas. Oía a grupos como Vampire Weekend, The Shins…
Iñaki: A mí The Shins me molaron mogollón durante una época.
Urko: Empecé a andar con la gente de Thee Brandy Hips y me influyó mucho lo que mamaban ellos. Yo también quería tirar un poco por ahí, aunque siempre manteniendo esa energía que viene de los noventa. Eso es algo que siempre va a quedar porque soy un poco animal con la guitarra. Tengo un estilo propio y no sé tocar de otra forma.
Luego te vemos solo y la cosa cambia, sale tu vena más cantautor.
Urko: Es inevitable. Al final las canciones las he escrito yo en mi cuarto y existe esa faceta en la música que hago que es así. De todas formas, siempre me mola mucho más con banda. Te llega más, te lo pasas mejor y es algo que haces con otra persona. Es un poco como el sexo. Es mejor follar (risas).
¿La banda ha ido surgiendo de forma escalonada, no? Primero estabas tú, Urko, después entró Iñaki y ya el resto.
Iñaki: Corrígeme si no me acuerdo, Urko. Cuando estabas en Inglaterra y tenías Civil Love yo decía, hostia, esto mola un huevo, y coincidía en que quería tocar algo más popero y tranquilo. Mantisa era la banda más tranquila en la que había estado, pero tenía sus momentos cañeros; al principio era harcdore melódico y luego tiramos más al rock alternativo. Yo fui el que le escribí a Urko para decirle que quería tocar con él.
Urko: Proposición indecente y tal (risas).
Iñaki: Además, tampoco sabía muy bien si Urko tenía intención de volver a Donostia. Creo que lo estabas pensando.
¿Fue a raíz de haber sido elegido como uno de los seis grupos locales participantes de Kutxa Kultur Festibala el año pasado?
Urko: Sí, eso se juntó con razones familiares y con que ya no estaba a gusto en Londres porque la vida allí es un poco difícil. No tenía pasta, no tenía motivación, no tenía tiempo… Tenía contactos, pero muy pocos. Yo lo que quería era grabar y lo veía más posible aquí, por la cercanía y todas estas cosas, que allí llevando una vida loca.
¿Le lanzaste esa proposición indecente y Urko acepta al instante?
Iñaki: Yo sabía que el amor podía surgir o no, aunque en mi cabeza lo tenía bastante claro (risas). De hecho, también le dije a Urko quién iba a tocar el bajo: Iñigo Azkue, de Mantisa. Había tocado conmigo y le decía que era el mejor bajista con el que había tocado nunca, súper majo… Luego puede llegar el ensayo y que no funcionen las cosas, pero al poco tiempo entró en el grupo.
Urko: Al segundo o tercer ensayo ya estaba ahí.
¿Qué es más importante a la hora de contar con un músico nuevo? ¿Su habilidad, que compenetre musicalmente o que sea un tío majo y que haya buen rollo?
Iñaki: Sobre todo lo de majo. La humildad también es súper importante y Azkue lo es. Eneko, el guitarrista, también lo es. Y luego la predisposición y la actitud positiva, que la gente sea alegre y responsable. Es importante que haya ganas.
Urko: Sin dramas ni nada. Pero también que esté motivado. El primer ensayo que hicimos con Azkue fue una delicia y mira que yo para los bajistas soy un poco snob porque vengo de tocar el bajo. Fue venir él y echar para adelante. Fue la hostia. Es una persona a la que no le tengo que decir nada porque tiene mucho gusto y oído y sabe de sonido. Ésta es la canción, tócala.
¿El grupo está cerrado como cuarteto?
Urko: Estamos solidificados como cuarteto, pero la idea es contar con un teclista y ya tenemos a un colega, Xabi, que se sabe un poco las canciones. El asunto ha salido un poco de manera gradual y ha sido mejor así porque hacerlo todo a la vez iba a ser un poco locura.
¿Las canciones que tocáis en directo son actuales o antiguas?
Urko: Hay un poco de todo. Hay canciones que tocamos que son bastante viejas y tienen hasta siete años, bueno una de ellas. Luego hay cuatro o tres…
Iñaki: ¿Cúal es la antigua?
Urko: La de «Route» la compuse como Civil Love.
Iñaki: ¿En serio? Suena bastante nueva, yo hubiese dicho alguna otra.
Urko: La he cambiado mucho de tono y los acordes, pero surgió de una idea de hace mucho tiempo. Luego hay otras que son más nuevas y que las he metido el disco.
¿El disco ya está grabado?
Urko: Sí. En los estudios Muir, en Zuatzu, donde Yon Vidaur.
¿El ha sido el productor?
Urko: Vidaur ha hecho la producción más técnica, la ingeniería de sonido. En una canción tocó una guitarra y sí que me ayudó a pulir alguna melodía y algún arreglo. Lo tenía ya todo maquetado, no sé si en mi cabeza pero sí en las demos. Iñaki tocó las baterías y yo todo lo demás. Es algo que no me hace gracia con la formación que tenemos ahora, aunque también me gusta la idea de que en el disco suene distinto a lo que vayas a ver en directo, para afrontar así las dos caras del proyecto. En un futuro me gustaría que el siguiente disco lo grabásemos entre todos.
Cuéntame cuándo va a salir el disco, cuántas canciones va a tener, en qué formato…
Urko: Van a ser 11 canciones y creo que hasta el año que viene no va a salir.
¿Tan tarde?
Urko: Es que estamos todavía mezclando y luego estoy preparando un paquete de vídeo-disco para que vaya saliendo gradualmente. Lo típico que se hace: primero un single, luego el vídeo, un teaser y al final el disco.
Lo típico que se hace pero igual no tanto a nivel underground…
Urko: Igual es una obcecación por pasar tanto tiempo en Facebook y estoy equivocado, pero hoy en día veo a un montón de gente de estilos muy underground, de hardcore gutural, por ejemplo, que trabajan de esta manera. Parece que si no lo haces así la gente no te toma en serio. No sé. También he tenido muchos dilemas con esto porque igual es demasiado poco natural.
También puede ser una forma de cuidar tu producto.
Urko: Lo que no quiero es hacerlo todo deprisa y corriendo: ya tengo las mezclas, venga, el master…
Iñaki: ¡Y al bandcamp!
Urko: ¡Al Bandcamp, todo! Y luego hago algo en el Paint y lo pongo todo ahí. Quiero hacerlo todo un poco más cuidado, que pasen unos años y diga, mira, por lo menos lo hice como había que hacerlo y no en plan macarra.
¿El disco ya tiene nombre?
Urko: Esto igual no te lo he contado a ti, Iñaki (risas). Se va a llamar «Mount pleasant». Cuando vivía en Londres solía ir al curro en bici, pero al empaquetar todas mis cosas de vuelta a Donostia lo mandé en un pallet y tuve que pillar el bus un par de días. La calle donde paraba el bus era Mount Pleasant. El disco es como una consagración de la vuelta a casa y de tener la música en primer plano.
Suena a que en tus canciones cuentas cómo ha sido dejar la gran ciudad y las cosas que te han pasado allí, algunas chungas, para volver a Donostia y encontrarte contigo mismo. ¿Representaría el disco esa etapa vital?
Urko: Exactamente. Es algo personal pero también lo quiero compartir con la gente con la que toco.
¿Qué otras bandas de Donostia y alrededores os gustan?
Urko: Mi grupo favorito de Donostia es Grande Days, sin duda. Me molan mucho también, y no por ser colegas, los Tipsy Gypsies.
Iñaki: Petra, Arrotzak y Erroma, que son todos de Mogambo.
Urko: Petra también mola y mira que no les he visto en directo.
Iñaki: Pero tampoco hay una escena como tal. Hay unos chavalillos que ensayan en el local de al lado, Nothing Box, y que alguna vez hemos dicho, «joder, qué guapo». Luego están Albert Cavalier, que además son muy majos.
Urko: Es gente muy dedicada, que los ves en todos los conciertos y tienen una actitud cojonuda en directo.
¿En comparación a hace 10 años veis la escena musical mejor o peor en Donostia?
Urko: Más difusa. Igual también porque veníamos del mundo del hardcore y eramos un poco piña con el tema de Mogambo. Cada uno hace su palo y nos conocemos entre todos pero no existe una escena del tipo, «vamos a hacer lo mismo». Eso creo que también mola. Cada uno es de su padre y de su madre pero nos apoyamos entre sí. Si queremos montar algo juntos igual resulta un poco raro porque juntaríamos a unos que hacen swing hillbily y otros que hacen rock sudoroso noventero. Luego nos tomamos unas birras y tan amigos.
Lo del rock sudoroso noventero es por vosotros, ¿no?
Urko, Iñaki: (risas)
¿Esa es la definición que daríais de Pet Fennec?
Iñaki: Bueno, es sudoroso a ratos pero no todo el rato. El disco tiene mucha dinámica, algunas canciones son muy suaves y otras tienen trozos cañeros. Pet Fennec también tiene corazoncito.
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