La semana pasada anunciaron el primer Premio Donostia. Digo “primer” porque parece ser que ya están trabajando en un segundo nombre -el año pasado también fueron dos-. Como ya sabréis, el agraciado es Denzel Washington, que de paso presentará como inauguración fuera de concurso, su última película, “The Equalizer”, dirigida por Antoine Fuqua. Será premiere europea. ¿A vosotros qué os parece? Yo os doy mi opinión.
En primer lugar, convendría recordar lo que es el Premio Donostia. Ya sé que lo decimos todos los años pero no está de más recordarlo. Este premio nació en 1986 de la mano de Diego Galán para tener una excusa para traer estrellas a Donostia. Así de claro, su verdadera razón de ser nunca se ha ocultado, y en ese sentido ha hecho un buen servicio al festival con nombres que todos recordamos. Por eso no entiendo muy bien que, por ejemplo, el año pasado el premio fuera para alguien como Carmen Maura, que no parece demasiado difícil traer al festival (sobre todo cuando tenía una película en sección oficial, Las brujas de Zugarramurdi). Es cierto que muchos han defendido este premio, pero no sé dónde estaba toda esa gente cuando Maura pisaba la alfombra roja. Y es que de esto va el Donostia, de que la ciudad enloquezca con la presencia de un estrellón que de otra forma es difícil tener aquí.
Con Washington la locura está asegurada. La gente preguntará cuándo llega. Montarán guardia en el Maria Cristina y en la alfombra roja. ¡He visto a Denzel! No es tan guapo, está un poco mayor, creía que era más alto, pues a mí me ha parecido un sol. Y a quien diga que como actor no vale demasiado, que siempre hace el mismo papel y que no tiene demasiada movilidad gestual… le recordaremos que tiene dos Oscars -signifique eso lo que signifique eso- y que ha sido Malcolm X.
Por si no ha quedado claro, estoy contento con este premio Donostia. Es cierto que no es Dustin Hoffman, ni Meryl Streep -algunos premios de los últimos años-. No, es un actor bastante más limitado y de una versatilidad casi nula. Pero es un actor carismático, capaz de transmitir mucha energía, con cierto magnetismo y mucho estilo; rasgos que le permiten ser el criminal impoluto de “American Gangster” o alguien capaz de convencer a un jurado, ya sea como abogado en “Philadelphia” o como acusado en “Huracán Carter”. No tendrá muchos registros, pero el que tiene, lo domina. Quizá no ha trabajado con las vacas sagradas, pero sí con unos cuantos directores que merecen todo mi respeto, como Spike Lee, Tonny Scott, Johnathan Demme o Norman Jewison (con todos ellos ha repetido).
No debemos olvidar que durante mucho tiempo fue el actor negro más importante, y eso, en un tiempo en el que los papeles golosos estaban casi exclusivamente reservados para blancos, es un mérito añadido. No ha faltado en su cine la reivindicación en este sentido, desde “Grita libertad” hasta “Huracán Carter”, pasando por otros papeles que tienen un poso más sutil.
Hay quien se queja de que para que el actor venga a recoger este premio haya que poner su película como inauguración. Esto, no lo podemos negar, es casi siempre un requisito, por una cuestión principalmente económica: si el actor está de promoción, el festival no tiene que cargar con todos los gastos que supone traer a una estrella de estas características y a su numeroso séquito, con las más altas condiciones de transporte y alojamiento. A veces no se entiende que hay grandes nombres que sí están dispuestos a venir, pero el festival simplemente no se lo puede permitir. Este es un festival modesto. Si la distribuidora se encarga de los gastos para promocionar la película, todo es más asequible.
Pero seamos claros, sea una imposición o no, para el nivel medio del Zinemaldia no está nada mal abrir con esta película. No olvidemos que la anterior película de Fuqua, “Training Day”, fue la que le valió el Oscar protagonista al actor. Además, se está hablando ya de ella como una posible presencia en el circuito de premios de este año. Y si hablamos de inauguraciones, pensemos que el festival más importante del mundo ha abierto este año con “Grace de Monaco”. En definitiva, que sea requisito o no, para nuestro modesto festival no está nada mal tener ya ese título confirmado.
Lo cierto es que no han empezado mal las informaciones. Tanto esto como las películas españolas que participarán, con los tres títulos de directores Donostiarras que esperábamos desde aquí, y con otros directores tan apetitosos para un festival como son Carlos Vermut o Isaki Lacuesta, que ya ganó la concha de oro. Pero sobre todo, lo más importante: ya estamos hablando del festival. Ha empezado la cuenta atrás.
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