No es cierto que en verano solo haya cine de espectáculo. En cartelera tenemos dramas sociales como “Las vidas de Grace”; ejercicios intelectualoides como el que reproduce los cuadros de Hopper, “Shirley”; o la alabada última película de Jia Zhangke, “Un toque de violencia”. Y está muy bien que sea así, que haya variedad. Se agradece. Pero un verano no es verano si no entras al fresquito de una sala de cine con un buen cargamento de palomitas y un refresco, y disfrutas de una ligera película de acción, aventuras, fantasía… Eso sí, no vale cualquier porquería. Una pista: nada de “Transformers: la era de la extinción”, esos robots gigantes que montan sobre robo-dragones con un espadón y muchas cosas volando por los aires. Os recomiendo otras 4.
Guardianes de la Galaxia
Se estrena esta semana, y no penséis que es otra tontería salida de las páginas de Marvel, con más efectos que talento. Quienes la han visto están hablando maravillas. Un Space Opera como no se veía en mucho tiempo -los más atrevidos hacen referencia a Star Wars-. Personajes con chispa y registros gamberros de serie B dentro de una superproducción. La crítica la ha acogido con valoraciones muy positivas y el público está encantado también. Me cuadra. El director es James Gunn, que lejos de ser un artesano de taquillazos, es un cineasta que se ha curtido en las rudas trincheras de la serie B más cutre y gamberra: las películas de La Troma. Es el director de “Super” una especie de versión underground de “Kick Ass”, por decirlo así (a mi entender, superior). Los estudios de Hollywood han sido valientes al encargar una superproducción a alguien así, pero parece que les ha salido bien la jugada.
Se estrena esta semana.
Lucy
Mentiría si dijera que Luc Besson tiene una filmografía inmaculada. Lo que sí puedo afirmar con cierta seguridad es que las películas del director de “El quinto elemento” suelen ser muy divertidas. Y ahora escribe y dirige esta historia de acción y ciencia ficción que convierten a su protagonista, por obra y gracia de la ciencia, en un arma mortífera. Si además, esa arma es Scarlett Johansson, no se me ocurre nada más prometedor. Mientras esperáis a ver a la actriz en un proyecto más artístico como es la excelente “Under the Skin” (esperad sentados, porque no creo que la estrenen aquí), podéis disfrutar de su vertiente más sexy y desenfadada. Con Besson al mando, no creo que nos aburramos ni un minuto. Sacrificará cualquier cuestión de verosimilitud o sentido común para conseguir un resultado frenético y explosivo.
Estreno, 22 de agosto.
Los Mercenarios 3
Hay que entender que “Los Mercenarios 3” no es una película al uso. No se la puede juzgar por su argumento o por la riqueza de sus diálogos, ni mucho menos por la calidad de las interpretaciones. Aquí esos son elementos prescindibles, secundarios, que solo sirven al fin de construir una película que sirva como armazón falso para un ejercicio de metalingüismo. No me interesa el personaje que interpretará Harrison Ford, o Mel Gibson, solo me interesan como figuras representativas de una género, cada uno en su diferente variante. La primera parte no terminó de funcionar porque las ausencias o la brevedad de algunos cameos rompían con la razón de ser de este artefacto posmoderno. La segunda parte fue mejor, con unas colaboraciones de estrellas que se creyeron que esto sí funcionaba, y que era una broma cómplice con el público. Una especie de “Ocean’s Twelve”, cambiando el estilo por la testosterona. Esto sí es pirotecnia y no lo de Semana Grande. Una fiesta sin complejos. Y si no, ojo a Banderas cantando “soy el novio de la muerte”.
Se estrena esta semana.
Anarchy: la noche de las bestias
Aquí entramos en la serie B más modesta, con un presupuesto mucho más moderado que cualquiera de los otros ejemplos. Con un planteamiento imposible, de política ficción. Una película muy entretenida, llena de violencia y buena tensión, en la línea de las películas de Carpenter. Y de fondo, un mensaje contra el neoliberalismo más salvaje, contra el culto al capital, contra la violencia estructural de los poderosos hacia las clases bajas. Salvando las distancias, un mensaje en la línea de la genial “Snowpiercer”. Peca de estar explicada para tontos, de repetir una y otra vez los conceptos y, después, volverlos a explicar. Por lo demás, una película disfrutable por su ligereza entretenida al tiempo que critica algunos de los aspectos más oscuros de la sociedad americana.
Ya está estrenada.
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