La figura del antihéroe (Jesús Eguiguren)
La trama de la película se basa en las negociaciones que el heterodoxo dirigente socialista -un verso suelto dentro del PSE- mantuvo con la cúpula de ETA durante 2005 y 2006. Eguiguren ha sido una pieza fundamental para lograr el fin de la violencia en Euskadi: en 2013 fue galardonado, junto con Arnaldo Otegi, con el Premio Gernika por la Paz y la Reconciliación «por su aportación en la consecución de la Paz».
En la película, Ramón Barea, un clásico en la filmografía de Cobeaga, se mete en la piel de Manu Aranguren, un político zarrapastroso que ejerce de interlocutor entre el gobierno español y ETA. Como Eguiguren. Y como le pasó a éste también lo confunden con un miembro de ETA por su vestimenta.
ETA, las claves de la paz (el libro)
Escrita al alimón por el periodista de El País Luis Rodríguez Aizpeolea, toda una institución del periodismo político, y el propio Jesús Eguiguren, «ETA, las claves de la paz» narra con pulso de thriller aquellas conversaciones fallidas. Aizpeolea se encarga de situar al lector en el contexto político, mientras que Eguiguren cuenta su experiencia con asombrosa honestidad y espontaneidad.
Cobeaga enseguida cayó rendido ante las peculiares confesiones del político vasco. La miga se esparcía en un terreno inesperado, fuera de los encuentros con la banda. ¿Que se alimenta a base de kebabs? ¿Que mata el tiempo yendo al cine a ver la misma película varias veces? ¿Que su móvil no funciona y no puede hablar en condiciones con el ministro de Interior? ¿Que viaja del tirón en un coche destartalado desde Vitoria a Ginebra? Aquí hay munición para una comedia… o algo parecido.
Tragicomedia (humor nórdico)
Cobeaga le guarda especial cariño a su primer cortometraje, «Éramos pocos«, nominado al Óscar en 2007. Aquel corto no estaba destinado a que te partieras de risa. Lo mismo ocurre con «Negociador». No es una comedia pura. No hay gags como en «Pagafantas» o «No controles», para entendernos. Todo es mucho más sutil, más «nórdico» como ha reconocido Cobeaga en la presentación de la película. «Es humor nórdico, minimalista, de silencios…con un tono de tragicomedia».
Por otra parte, el espíritu de la película encaja muy bien con su última y mejor etapa: la prueba piloto de la serie «Aupa Josu» y el cortometraje «Democracia». De situaciones más bien dramáticas saca petróleo.
Dentro del rodaje (express)
Se hizo a toda velocidad (en apenas dos semanas) y Cobeaga exteriorizó su felicidad a través de algún tuit suelto («siempre he disfrutado mucho con los rodajes, pero con éste más que nunca»), como recordaba el periodista Ricardo Aldarondo en un artículo publicado en El Diario Vasco. Poco más se supo. Se rodó de manera discreta en San Sebastián y alrededores, incluida alguna localización en Iparralde.
Fuera del rodaje (empieza la fiesta)
Cuando dejaban de rodar el equipo se lo pasaba bomba en varios lugares también, a su manera, claves: el bar Ondarra, el restaurante italiano Malandrino, el Dabadaba… En la sala de la calle Mundaiz montaron una insólita fiesta de ¡ecuador de rodaje! Fue todo un acontecimiento porque al concierto de Joe Crespúsculo se apuntó el cineasta Nacho Vigalondo, amigo de Cobeaga desde hace muchos años, y se convirtió en una loca velada tecnopop para buena parte del equipo de «Negociador».
2 Comentarios
Qué raro que no salga el Dabadaba por algún lado, jeje 😉 . El hotel de Ginebra / Oslo de la película es el Villa Soro, que es donde rodaron gran parte de la película.
Es casualidad, yo no quería Atila ;). Cierto lo de Villa Soro! Gracias por el apunte