Empiezo este texto con un planteamiento que no me gusta demasiado: la queja por el exceso de oferta. No me gustaría transmitir esa idea. Primero porque es desagradecida. Nos pasamos el día pidiendo más y ahora no vamos a quejarnos por lo contrario. Segundo, porque es bastante provinciana. ¿O acaso alguien en Madrid se quejaría porque dos eventos coinciden el mismo día? Pero quizá el problema aquí es, precisamente, que esto no es Madrid. Ni Barcelona. No nos podemos quejar para nuestro tamaño, pero la oferta es la que es, y queremos aprovecharla hasta el último minuto. Por eso, una colisión cinéfila aquí duele más.
La actividad cinéfila, está creciendo, o quizá está trasladándose de la cartelera al evento. Lo cual, por otra parte, es un camino que considero lógico. Con el cine de cartelera no hay problema, porque puedes elegir cuando consumirlo, pero el evento es un hecho puntual que te obliga a tirar de agenda. Éste es un tema muy habitual cuando hablamos de música, aunque a los cinéfilos, en Donostia, nos está empezando a ocurrir esto con más regularidad, con la proliferación de ciclos y festivales.
Hagamos un repaso de lo que tenemos con cierta regularidad. Lunes: Kresala. Martes: Clásicos del Príncipe. Miércoles: Nosferatu. Jueves: Jueves del Trueba. Y para los más impacientes, el viernes es día de estrenos. Al contrario que lo que pasa con los conciertos, la agenda de cine se mueve principalmente entre semana. De forma muy ocasional -cada dos meses- nos llega Bang Bang Zinema, en sábado. Con esto ya tenemos la semana cubierta, así que en cuanto hay algo más, llega la colisión. Por ejemplo, el ciclo de cine independiente de Tabakalera, que es un martes al mes, puede coincidir con los Clásicos del Príncipe. O cuando hay un festival, como el Dock of the Bay. Si hablamos de las casas de cultura, apaga y vámonos.
Esta semana está siendo de locos. El lunes coincidió Kresala con los cortos de Kimuak. El resto de los días, tenemos los cortos experimentales de Labo (una deliciosa locura que nos trae cada año Tabakalera desde el festival de Clermont Ferrand y que recomiendo). Algunos faltaron el martes por ver “Ser o no ser”, en el Príncipe. El miércoles podríamos haber librado -no había Nosferatu precisamente porque hay Labo- pero por ser el día del Asperger, ha habido un pase de “Planeta Asperger”, con coloquio. Y así toda la semana. Y la comunidad se parte. ¿Fulanito no ha venido? No, está en lo de Lubitsch. Porque aquí nos conocemos todos, claro.
¿Se puede hacer algo para coordinar todo esto? Posiblemente, y hasta cierto punto ya se hace; la semana está distribuida con cuidado. Pero la pregunta más interesante es: ¿se debe coordinar? ¿Queremos llegar a todo o queremos tener surtido para elegir? Creo que aquí, nuevamente, hay diferencias con la oferta musical. En el caso de los conciertos, es habitual que llegue el fin de semana y uno quiera tener opciones para elegir, porque quiere salir a ver un concierto. Los eventos especiales de cine, como digo, son una cuestión más de diario, y uno no tiene especial interés en salir un martes, lo que quiere es el evento en sí. Por eso no es tan necesario el surtido para un día concreto.
Otra diferencia, más importante, es la poca segmentación. No es lo mismo un concierto de Sergio Dalma que uno de Manos de Topo (aunque los dos puedan tocar “Bailar pegados”). Sin embargo, casi todos los eventos de cine, es decir, los que no son cartelera habitual, están dirigidos a un tipo de público concreto. Una minoría, amplia quizá, pero minoría, que busca otro tipo de cine. Y es que la cartelera ya abarca a la mayoría de perfiles; lo que se sale de ahí, va dirigido a la pequeña comunidad cinéfila. Por eso, es muy probable, que si hay dos eventos de cine al mismo tiempo, ya sea experimental o clásico, cortos o maratones, el corazoncito del cinéfilo se rompa y no sepa para donde tirar.
Tiene difícil solución, más allá del cuidado en la programación que ya existe. Quizá se podría trabajar un poco más la coordinación y no tener miedo a mover fechas. Es complicado, sí, pero es una pena que eventos que cuesta mucho levantar queden deslucidos por la fragmentación del público. Lo queremos todo. Ojalá ésta sea la queja que tengamos.
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