La cita es en el embarcadero del colegio Mundaiz (y, en algunos turnos, en el Kursaal para quienes quieren hacer la primera parte del recorrido en bici). Al lado de la pasarela que une Riberas de Loiola y Cristina Enea, espera una de las motoras blancas y azules que normalmente cubren el recorrido entre el puerto y la Isla de Santa Clara. Cuenta el patrón, Julián, que no ha sido fácil remontarla tan arriba, y menos en unos días de mareas vivas: con la bajamar no hay calado suficiente y, en la pleamar, el barco no puede pasar por debajo de los puentes, especialmente el de Mundaiz y el de Lehendakari Agirre, junto al hotel Amara Plaza.
Miembros de Atari Cultura Arquitectónica dan la bienvenida a bordo y se turnan el megáfono para explicar lo que vamos viendo a lo largo del recorrido. La asociación celebra este año su quinto aniversario y, gracias a la colaboración con el festival Olatu Talka, ha podido organizar estos paseos fluviales, queriendo ofrecer la posibilidad de ver Donostia desde una perspectiva diferente: desde las aguas del Urumea.
Donostia, como todas las ciudades costeras, vive volcada al mar y el río queda relegado a ser una arteria secundaria, concebido más como línea divisoria que como eje urbano. Sin embargo, en el río se aprecia bien la expansión contemporánea: la promoción de Aldunaenea ha sustituido a la antigua zona semi-industrial de Koipe, Riberas de Loiola ya es una continuación del centro, y pronto se les añadirá el proyecto de Txomin Berri, que va a transformar por completo una zona hasta ahora poco explotada.
Desde el exterior del club de remo Ur Kirolak, los habituales del río miran sorprendidos a la motora de la Isla. Frente a sus instalaciones, el caserío del siglo XVII Astiñene es un vestigio de una época en la que este era un entorno rural. Llegando al puente de los cuarteles de Loiola, varias personas comentan la desaparición del cisne que durante un tiempo defendió sus dominios a esta altura del río. Se dice que era un cisne “expulsado” de Cristina Enea, y su conducta habitual consistía en ponerse en paralelo a cualquier embarcación, avanzando al mismo ritmo y mirando de lado con gesto amenazador.
Llegamos al punto donde el río aún no está encauzado, y se va volviendo más estrecho. Entre los árboles de la zona de Kristobaldegi se adivina el edificio de Arteleku, cuya destrucción parece inminente. La vegetación es cada vez más frondosa y llega hasta la orilla. El Urumea hace pensar en un río salvaje, casi tropical.
En Martutene algunas villas, misteriosas y decadentes, dan testimonio de su época de esplendor, cuando a finales del siglo XIX y comienzos del XX tenían lugar las llamadas “Giras del Urumea”. Se celebraban en los meses de verano y la idea era ascender el río en cualquier embarcación hasta Loiola, Martutene o Astigarraga. En la zona había numerosos merenderos y se organizaban también comidas campestres, conciertos de orquesta o demostraciones corales populares, cucañas e incluso competiciones de natación.
Siguiendo el espíritu de las “Giras del Urumea”, el barco está bien abastecido de sidra. Cuando Julián dice que no se puede avanzar más, da un giro de 180 grados que parece imposible y navegamos aguas abajo, apreciando una vez más el paisaje del río: desconocido para muchos donostiarras, heterogéneo y en constante transformación.
1 Comentario
A partir de ahora podemos mostrar Donostia a nuestras visitas sin abrir la boca y quedando de lujo 😉
Audioguías:
* En castellano: http://www.listeningmytravel.com/es/audioguias
* En français: http://www.listeningmytravel.com/fr/audioguias
* In English: http://www.listeningmytravel.com/en/audioguias
Horiek ez daude euskaraz, oraingoz behintzat, baina Donostiari buruzko ikus-entzunezko euskarazko material asko dago hemen:
* http://www.ahotsak.eus/donostia/
Aquí hay grabaciones sobre San Sebastián, tanto en euskara como en español:
* http://dss2016.eu/eu/dss2016eu/ahotsak/rekording/mapa
* http://www.rekording.eu/