Lo normal suele ser que los directores -en este caso Pablo Berástegui y Xabier Paya- defiendan y representen ante la opinión pública el proyecto de Donostia 2016. Pero cuando la semana pasada entré a la oficina de la calle Easo para ver cómo trabajan y a qué se dedican algunos de sus empleados, tenía en mente ampliar el foco: quería reunir a los cinco entrevistados (Laura Quemada, Arrate Velasco, Imanol Otaegi, Miren Pérez y María Agirre) en una mesa y hablar abiertamente con todos ellos, sin corsés de ningún tipo, sobre su experiencia personal, oír de primera mano que es lo que les motiva de su trabajo, sus dudas y anhelos, comprobar qué piensan del ruido que se genera alrededor de la Capitalidad… Reunir, en definitiva, a otras voces cualificadas desde dentro de 2016.
Una vez hecha la foto de familia en la azotea de la sede dudamos por unos segundos: ¿charlamos en la cocina de la segunda planta o nos vamos mejor a una terraza y mantenemos una conversación más distendida? Ganó la segunda opción porque, entre otras cosas, hacía buen tiempo y en Euskadi no es plan de decir que no al templado sol del mediodía. En un bar de la plaza Easo nos sacaron coca-colas, zuritos y cafés. Laura se pidió ponerse al sol esquivando la sombra. Al final de la conversación aparecerá por ahí Fernando A. Busca, director de comunicación de Donostia 2016, para acompañarnos en una charla que más o menos sucedió así.
Todo el mundo con el que hablo de Donostia 2016 me dice lo mismo: trabajamos muchísimo. ¿Tenéis la sensación de estar trabajando más que nunca?
Imanol: Yo creo que el año pasado fue bastante más atareado que éste. Este año hay que estar más al loro y tienes la presión sobre lo que está pasando, pero estamos más en plan ejecutivos. El año pasado teníamos una página en blanco, sin tener referencias…
Arrate: Sí que estoy de acuerdo contigo en que el año pasado teníamos esa sensación de que hay que construir.
Imanol: Una sensación de mogollón.
Arrate: El año pasado se decía: «Ya veréis que en 2016 las cosas sucederán y ya». Pero, claro, hay veces que a seis meses vista estás en preproducción y luego hay otras cosas que en el último momento van cambiando, cosas que están planificadas y otras no.
Vosotros dos tenéis más perspectiva histórica, lleváis más tiempo en 2016. ¿Qué opina el resto?
Miren: Yo puedo decir que nunca he trabajado tanto como he trabajado aquí. Es un proyecto que dura 365 días, no un festival de 15 días. Entré hace un año y en este tiempo acumulas unas tablas, una experiencia, que te permite pasar mejor las cosas que estén por venir.
¿Cuál es vuestro ritmo de trabajo? ¿Tenéis horarios fijos?
Arrate: Por carga de trabajo podríamos estar trabajando sin fin, pero hay que poner límites para descansar (risas). Ahora estamos en pleno meollo y hay días que tienes actividades y actos hasta la noche. Al día siguiente tienes que volver a la oficina por la mañana…
¿Y el fin de semana os toca trabajar?
Todos: Algunos.
María: Mi trabajo (administración) es más tranquilo, más regulable y hago un horario fijo a no ser que tenga una reunión o alguna entrega especial. Este fin de semana (por el anterior), por ejemplo, me toca ir a Lubliana.
Laura: Como pico de trabajo destacaría el de la preinauguración. Aquello fue… El fin de semana, todos los días hasta las mil. En nuestro departamento (marketing) hubo mucho trabajo.
María: En el mío también apoyando a Internacional y ahí sí que tuvimos tres semanas muy intensas.
Imanol: En nuestro caso (programa cultural, Embajadas) es súper irregular porque un día te toca un viaje de tres escalas y hay otras semanas que sí te permite llevar una vida más o menos ordenada.
Miren: Pero eso ya lo sabíamos…
Imanol: Sí, y forma parte del encanto.
Miren: Es como una carrera de fondo: llegan las vacaciones y las necesitas más que respirar.
¿Cómo han sido estos meses? ¿Se os han pasado rápido o, al contrario, han sido muy lentos?
Laura: Ya estamos en junio y tengo la sensación de que ha pasado un tsunami.
Miren: Lo decía el otro día. La semana pasa rapidísimo y cuando llega el viernes el lunes lo ves muy lejano. Tenemos una especie de distorsión temporal.
¿Y cómo visualizáis la segunda mitad del año?
Imanol: Seguramente estaremos igual de atareados, un poco más cansados y más ilusionados de todo lo que hemos ido recibiendo y viendo.
Miren: Estaremos más cansados pero tendremos más recursos. Lo hemos hecho tantas veces que lo vamos a hacer una vez. El grado de la experiencia.
¿Notáis la presión externa a la hora de trabajar?
Imanol: Sobre todo notas la presión personal. Llevas meses diseñando una cosa y supone demasiado esfuerzo como para que luego te salga mal. Luego, evidentemente, es un trabajo que se expone, se mide y se ve y estás expectante para con el público. Pero en mi caso, estás tantos meses proyectando el trabajo que el primer filtro de presión eres tú mismo.
Arrate: Yo no había trabajado nunca en un proyecto tan expuesto al público y es verdad que te afecta, sobre todo, anímicamente. Luego, lo que dice Imanol: es mucho esfuerzo y quieres que todo salga bien, que la gente disfrute, participe… Es nuestro mayor desafío.
Miren: Creo que es lo que la gente nos pide. Que las cosas funcionen y sean vistosas.
¿Es cierto o es un mito que depende de quién esté gobernando en las instituciones se hacen las cosas de una manera o de otra?
Imanol: Influye más al entorno que a al propia casa. Yo no lo noto para nada. El programa es el que es y ya está. Quizás en lo colateral sí que pueda influir, en lo que nos rodea…
Arrate: Aunque a veces haya parecido lo contrario, trabajamos con libertad y siempre ha sido así. Yo creo en que la cultura puede cambiar las cosas y problemáticas. Creo en la esencia del proyecto.
Esa es la filosofía de 2016…
Arrate: Eso es. No quiere decir que sea un camino de rosas y, lógicamente, tiene muchos claroscuros. La oportunidad de trabajar en un proyecto así y tratar esos temas con más medios de lo que estamos acostumbrados en el sector cultural es una suerte.
Alguna vez se os ha pasado por la cabeza: «¡Me he metido en un marrón!»
Todos: (Risas)
Imanol: Sí, claro
Miren: Sobre todo, al principio, notas un susto… No eres consciente de dónde has entrado. Una ciudad no es Capital cultural todos los años. Es algo que nunca has experimentado. Todos somos nuevos en esto, pero la ciudad también es nueva en acoger un proyecto como éste.
¿Os gusta lo que hacéis?
Miren: Si no nos gustase no estaríamos aquí.
Laura: Me encanta lo que hago y además en mi departamento el trabajo es muy variado.
Imanol: Yo disfruto mogollón, pero también sufrimos, como en todos los trabajos. Hay cosas muy complicadas que te hacen aprender como tramitar salvoconductos para grabar en la parte turcochipriota que hacen que sea especial y que, probablemente, no lo vuelva a vivir.
¿Os veríais, no sé, cinco años más haciendo esto?
Imanol: ¿A esta intensidad? (risas)
Miren: Con un intervalo de un año en las Bahamas…
Imanol: No, en serio, si tuviera continuidad sería realmente maravilloso. Es algo de lo que muchas veces hablamos, el famoso legado.
María: Eso sí que es algo que todos esperamos, ¿no? Que haya proyectos que duren y que vayan más allá de 2016 y que sigan gustando a la gente.
¿Qué pensáis del sector de la población que es más reacia y escéptica con 2016? ¿Entendéis sus críticas?
Imanol: Las entendemos y las escuchamos con mucha atención. Las analizamos y vemos qué podemos hacer para que eso cambie. Los primeros críticos son mis padres (risas).
Miren: Yo tengo también un cuñado que… (risas)
Imanol: Nuestros amigos también opinan, claro, y dicen de las cosas más dispares, incluso contrapuestas.
María: A mí me decía la gente que cuando empezase 2016 todo el rato habría cosas por la calle… Ya, pero igual también hay que ir a buscar esas cosas. Infórmate y seguro que encuentras algo que te interesa, porque hay un montón. Hay de todo.
Laura: Mucha gente te dice, «es que no me entero de lo que hay». Vale, y les dices, ¿has mirado en la página web? Y te responden que no. Entonces, si no has dado ese paso a lo mejor no eres público objetivo ni público que esté interesado. Yo puedo entender que alguien critique algo, pero primero tiene que tener un pequeño interés en ir a buscar la información. También tenemos que trabajar por nuestro lado en atraer al público, aunque creo que se ha hecho un gran esfuerzo en el lenguaje, que al principio era muy dificultoso.
Eso de no enterarse de lo que hay es el famoso mantra donostiarra, ese «aquí nunca hay nada»
Imanol: Nosotros tenemos problemas para no contraprogramarnos.
Laura: Ése es uno de los problemas: hay tantas actividades que es muy difícil de asimilar… El previo puedes prepararlo bien, haces una valoración y dices, uy, la siguiente. Ni nosotros mismos tenemos tiempo para disfrutar de lo que se está haciendo.
No tienes tiempo ni para saborearlo
María: Hay cosas que nos gustaría ir a ver pero materialmente no te da tiempo.
Arrate: Los que menos participamos en los eventos somos nosotros, eso está claro. Por parte de la gente es verdad que hay que invertir tiempo en ver lo que hay, estudiarlo y elegir, como cuando vas de viaje. Hay que ser más proactivo.
Miren: Igual la ocasión lo merece y hay que tener esa actitud.
¿Cómo se puede hacer para integrar en el bando de los convencidos a posturas tan críticas como las de 2016 Desokupatu?
Arrate: Creo que no es nuestra intención integrarlos. Son contrapesos que tienen que existir. No me causa ningún problema y creo que es positivo que se pongan encima de la mesa cuál es el modelo cultural que necesitamos para la ciudad. Si no generásemos esos conflictos es que algo estamos haciendo mal.
Imanol: No se trata de seducirnos unos a otros sino poner en valor las cosas que defendemos unos y otros y que, al menos entre los que estamos aquí, pueden ser muy parecidas.
Entrando en el plano personal, vuestro trabajo se termina el 31 de diciembre. ¿Tenéis algún plan de lo que vais a hacer el próximo año?
Imanol: Eso lo pensamos en nuestros ratos libres (risas).
Miren: Para bien o para mal venimos de un sector laboral que es muy inestable. Yo creo, de hecho, que este va a ser mi contrato más largo…
Arrate: Yo pienso más en la resaca post, en la resaca emocional. Cómo parar de repente y decir, esto ha terminado.
Miren: Hay una convivencia entre nosotros. Pasamos un montón de horas, también fuera de la oficina porque se ha creado una afinidad.
¿Qué huella, qué marca, va a dejar 2016 en Donostia?
Imanol: Muchas y a muchos niveles. Hay muchos agentes que se han encontrado y conocido dentro de algunos de los proyectos de 2016 y, seguramente, seguirán colaborando más allá de este año y del siguiente. Luego estamos nosotros, que somos un equipo que ha pasado por una experiencia y ha absorbido un know how que creo que es muy valioso y que en el sector cultural no es muy habitual que haya habido gente con este perfil.
Arrate: Hay muchos agentes que han tenido que desarrollar cosas con presupuestos holgados, lo que no es muy normal en el sector cultural. Eso les habrá servido para aprender y para proyectos futuros. Es una oportunidad que se les ha dado y con la que pueden crear redes.
Miren: Una oportunidad que se les ha dado a los propios ciudadanos.
Imanol: Es algo que va más allá de lo tangible.
María: Yo veo una ciudad con mucho con más movimiento.
Arrate: Si agitas una sola conciencia ya habrá merecido la pena. Somos más sensibles a lo que sucede a nuestro alrededor y eso deja un poso.
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