Vayamos al grano con esta segunda anticrónica, tan personalista como la primera, que la ciudad echa humo: Hansel Cereza hizo crac. Y con él se resquebrajó la «desconcertante ceremonia inaugural», como describe Juan G. Andrés con todo lujo de detalles en su crónica en Noticias de Gipuzkoa.
Puede sonar ventajista decir que se veía venir, que, dónde vamos a ir a parar, la Concha es un marco mucho más adecuado que el puente de María Cristina para estos macrosaraos, y que el ex Fura dels Bauls está más desfasado que el acid jazz de los 90. Pero la grandilocuencia vestida de falsa modestia con la que se había mostrado los días previos no invitaba, precisamente, a echar cohetes. Disfruté más con los fuegos artificiales de una pirotecnia cualquiera el pasado verano en la Semana Grande que con el galimatías conceptual-visual-sonoro de Hansel. Y no tengo la calculadora a mano, pero me juego mi colección de discos a que los fuegos cuestan menos de 600.000 euros.
Lo viví muy de cerca, así que no tengo mucho que decir sobre la falta de visibilidad. Tardé veinte minutos en llegar desde la Parte Vieja hasta una de las cuatro zonas de prensa, concretamente a la ubicada a la altura de la marquesina del puente de María Cristina. No sé si habría 50.000 personas en total, pero no recordaba una multitud como la que había en el paseo Árbol de Gernika. La gente estaba expectante, curiosa y con un punto lógico de excitación por la matraca de evento «único e irrepetible» que había alimentado el propio Cereza. Esos momentos previos, como los juegos preliminares antes de hacer el amor, fueron de largo los mejores junto con el de las sombras de las manos proyectadas sobre unas telas blancas colocadas en el puente.
A diez minutos del inicio familias enteras aguardaban sus posiciones. Los voluntarios iban de un lado a otro. Los organizadores daban las últimas instrucciones. Los coros ensayaban canciones populares. Y reconozco que se me puso la piel de gallina cuando uno de los coros que estaba a mi lado llegó al estribillo de Ixil Ixilik: «Zergatik, zergatik, zergatik, zergatik? Zergatik negar egin? Zeruan izarra dago, itsaso aldetik…».
Eso fue lo más hermoso.
La media hora larga que duró el show Cereza (por cierto, ¿por qué nadie avisó cuándo terminaba el experimento?), siendo benévolos, se hizo pesadita. Todo empezó con una intro musical que recordaba al inicio de «Zooropa», de U2, pero que pronto viraría a la clásica sintonía machacona y hortera a lo «El último mohicano» tan típica en este típo de ceremonias. La maquinaria del ex Fura echó a andar al son de la música, mezclando básicamente dos mundos (lo moderno y lo antiguo) con el concepto de fondo de los puentes de la convivencia. Fue un triple salto mortal que nadie entendió.
Hubo luces de colorines LED, llamas de fuego y figuras abstractas sobre el puente junto con aizkolaris, textos invitando a la concordia, varias sokatiras, txalapartas, harriajasotzailes y hasta gruas. Nada parecía venir a cuento. No encajaban las piezas. Al menos no reventó un coche esta vez. Cuando llegó la hora de cantar el Baga, Biga, Higa, de Mikel Laboa, nadie a mí alrededor pareció emocionarse. Y si no te emocionas con una canción así, un himno que le toca la fibra sensible hasta al más burro de la cuadrilla, es que algo gordo está fallando.
La segunda parte, tras el gatillazo inicial, estaba abocado al fracaso. Varios focos tan espectaculares como inútiles apuntaban al techo del cielo. Un foco casero replicando una batseñal hubiera sido más efectivo. Se lanzaron chorros de agua (venga, alegría) al río. Y cuando las personas de ambos lados del Urumea se juntaron para fundirse en un abrazo sólo ellos parecieron enterarse de lo que estaban haciendo. El resto asistíamos perplejos, desarraigados del espectáculo, como turistas perdidos en la gran ciudad sin saber muy bien adónde mirar ni adonde dirigirnos, mientras oíamos una frase categórica que decía: «La convivencia es un puente que se cimenta en la diversidad».
Menos mal que nos queda el rock and roll, que cura almas, sana heridas y nos reconcilia con el mundo. El escenario de la plaza Bilbao que habían montado para el ciclo Music Box era tan cuco como pequeño. Hubiera sido un puntazo que la fuente al completo pasara a formar un escenario de 360 grados, pero sólo se apuntó hacia la cara norte. Más de uno y de dos y tres despistados que a las 21:15 horas pasaron por allí se quedarían de piedra al ver la descarga de punk-rock y fiero rock and roll de Bullet Proof Lovers. Juan terminó subido a la torre de sonido, aporreando la guitarra como una bestia parda. Comandados por Kurt Baker (¡qué majo es este chico!) volvieron a dar un señor recital con el volumen a tope. Never too loud como dice su canción.
El torbellino de BPL hizo que Corizonas, la suma de Los Coronas + Arizona Baby, pareciese, al principio, un grupo de rock que marchaba con gasolina diesel. Les faltaba fuelle, garra. Pronto nos metieron en el bolsillo con derroche de simpatía y, sobre todo, estupendas versiones de Black Sabbath, Pink Floyd, The Seeds y canciones incontestables como «Piangi on me», «I am alive», «Believe» o el clásico del rock de los 50 «Shakin´ all over» con el que se despidieron en el bis. El público se lo pasó pipa y el rock tuvo que acudir al rescate para maquillar la pifia de Cereza.
5 Conclusiones sobre estos días de inauguración
1-. Es brutal la oferta cultural que hemos tenido estos días. Ya por eso deberíamos sentirnos afortunados.
2-. La gente ha respondido, más allá de acudir en masa al acto inaugural. La ciudad se ha volcado con los eventos programados.
3-. La aportación de Hansel Cereza será recordada en Donostia como se recuerdan las pifias de Calatrava en Oviedo, Venecia o Valencia. Chequea en Twitter #lodelpuente.
4-. No se acaba el mundo ni el proyecto de 2016 por un acto inaugural fallido. Pero hay que ser honestos y reconocer la cagada. Las instituciones han hecho una leve autocrítica y Cereza… nos ha tomado directamente por paletos. Con un par.
5-. Ya no vale decir eso de «¿qué es eso de 2016?», ¿eh? Lo estamos vi(vi)endo.
1 Comentario
Continuismo cutre y mas de lo mismo…! Ñoñosti 1916 en todo caso…!!