Ya se sabe que esta ciudad se mueve por rachas y oleadas esporádicas. De un tiempo a esta parte los jueves toca invadir Gros, por lo que las calles de más allá del río Urumea se quedan desiertas. Al llegar a la Parte Vieja se confirma que el pintxo-pote ha arrastrado a la mitad de San Sebastián y la otra mitad debe estar en sus casas porque hace un frío que pela. Imanol Basterra, dueño del Akerbeltz, se encuentra solo en su bar. “Los jueves todo el mundo está en Gros, así que suelo cerrar a las diez”, explica con normalidad.
Los viernes y sábados la cosa cambia. En menos de 30 m2 ha conseguido lo imposible: llenar el bar sin agobios. La barra reina en mitad de un espacio que se abre entre dos estrechos pasillos. En medio, al lado de las escaleras, te puedes sentar en una especie de banco. Entre algunas imágenes icónicas en blanco y negro de los años 50 y 60, la heterogénea parroquia se mueve a su antojo.
Pero si por algo se caracteriza el Akerbeltz, además de por las cañas Mahou bien tiradas y las patatas chips de acompañamiento, es por su música: “Ponemos de todo”, afirma este treintañero que después de vivir en Barcelona le entró el gusanillo de montar un bar a su gusto. “De todo” quiere decir, básicamente rock and roll, soul, rythm&blues, garaje, funk, indie…
Cuando tiene lugar la conversación suena northern soul, la música predilecta de los mods, pero es verdad que los fines de semana pueden caer temas de los Black Keys, el “Piedras” de Wau y los Arrrghs!!! o incluso Muse. El volumen suele estar a un nivel medio y las luces no son directas: ¡bingo! Un bar en Donostia en el que se presta a cálidas charlas con música apetecible de fondo. “Los vecinos están encantados”, remacha Imanol, que inauguró el nuevo “Aker” el pasado mes de junio.
Situado en un entorno privilegiado, en la esquina de la calle Mari, este verano ha inaugurado una terraza con media docena de mesas desde las que se divisa la bahía de la Concha. Por supuesto, también le ha sacado partido a la terraza oficiosa, la que se monta en las escaleras que suben a Urgull. Algunos domingos, cuando el tiempo ha acompañado, el Akerbeltz se ha animado con “Los domingos al soul”, una iniciativa que conjuga la música negra con bebidas. “Vimos que en Harlem se aprovechaban los domingos por la mañana… así que queríamos hacer algo parecido”. Y, en un futuro, Imanol tiene dos propósitos: hacerse con un equipo de música decente para poder pinchar con vinilos y montar un concierto en el exterior.
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Yeeaahhh!!