El listón lo dejaron muy alto Bart Davenport y los catalanes Biscuit a finales del año pasado cuando decidieron versionar el “Sound Effects” de The Jam. La original iniciativa “We Used To Party” tiene estas cosas, que músicos a quienes admiras van y se atreven con un repertorio que en un principio se escapa de la idea que uno tiene preconcebido de ellos. A estos japoneses de carácter freak y nombre mutante -esta vez se hacen llamar Acid Mothers Temple & Space Paranoid- se les relaciona más con el rock psicodélico de los sesenta y setenta, con nombres claves del género como Frank Zappa y Jimmi Hendrix.
“Creo que no tenemos ninguna influencia de Black Sabbath aunque, por supuesto, nos encanta su música”, reconoce el guitarrista y gurú Kawata Makoto. “Los conocí en 1978 y compré `Never Say Die!´, que salió ese mismo año y que fue el último con Ozzy antes de su carrera en solitario. Había leído que su música era oscura y dura en alguna revista ¡pero aquellas canciones de pop-rock con sintetizadores eran muy distintas a lo que había imaginado! Me llevé una gran decepción”.
Los Sabbath, ciertamente, han pasado muchas épocas, algunas gloriosas y otras no tanto. No fue hasta finales de los 70, una vez que Dio se unió al grupo, cuando una compañía multinacional se decidió por reeditar toda su discografía en Japón, incluyendo sus primeros discos, los favoritos de Makoto. “Me gustan los cuatro primeros. Su sonido es único”, afirma. “En esa época sacaron un nuevo disco en directo, ´Live at Last´, y me lo compré. ¡Me encanta el sonido feedback de Tony cuando empezó a tocar esas canciones!”.
Y para que no quede ninguna duda acerca de sus inclinaciones subraya que ama Black Sabbath “como una de las bandas más potentes y oscuras de blues rock, no como pioneros del heavy metal, doom metal o cosas por el estilo”. Eso sí, si le dieran a elegir se decantaría antes por Deep Purple y Led Zeppelin.
La idea de interpretar en directo “Paranoid” surgió cuando se pusieron a grabar el nuevo trabajo de Acid Mothers Temple & Space Paranoid, “Black Magic Satori”. Fue un poco por casualidad y también un poco porque la grabación les llevó a ello. “Empezamos a improvisar con ´Paranoid´ y no queríamos versionarla, sino que simplemente surgió una jam con un clásico del rock. Después de grabar la canción nos dimos cuenta de que, efectivamente, se parecía mucho a Paranoid, así que reescribimos la letra original y la titulamos ´Space Paranoid´, ¡igual que nuestra banda!”.
Una de las incógnitas consistirá en cuál será el espíritu de los japoneses en los conciertos. Aún resuenan la voz y la actitud de Davenport, clavando a Paul Weller y, de paso, dejando en ridículo a From The Jam, el invento con el que el bajista Bruce Foxton y el batería Rick Buckler se ponen nostálgicos por unas cuantas libras. Se sabe, conociéndoles, que será retorcido y psicodélico hasta el extremo y que habrá buenas dosis de espectáculo e improvisación: la última vez que pasaron por Madrid acabaron colgados del techo.
“Es parte de nuestro trabajo. Somos músicos y debemos mantener a la gente entretenida con nuestra música y nuestro performance. ¡Somos capaces de cualquier cosa!”, grita Makoto. Cuentan además con su propio Ozzy Osbourne, todo un personaje del underground japonés llamado Tabata, el bajista y cantante. El lema hedonista y punk del grupo -«do whatever you want, don’t do whatever you don’t want»– lo llevan hasta el límite de sus consecuencias así que la cita en el Bukowski se antoja ineludible. “Ése es siempre nuestro eslogan. Somos gente que se sale del sistema, así que sólo deberíamos hacer lo que queremos hacer. ¡Ése es nuestro único derecho!”.
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