Se suele decir que en el ANDOAINGO ROCK JAIALDIA un año llueve y otro no. El pasado 15 de junio el cielo se mostró desafiante durante todo el día, pero finalmente cumplió con el dicho tras la tromba de agua sufrida el año pasado justo hasta que Paul Collins salió al escenario. No hubo que sacar los paraguas esta vez. La sexta edición fue de nuevo un éxito de público y mantuvo un nivel musical altísimo. Resulta complicado señalar al triunfador de la noche, aunque quizás hubo dos grupos que merecen compartir el pódium de honor. Sorprendió a todo el mundo el estupendo estado de forma de The Undertones, para nada unas viejas glorias en estado vegetativo.
Mantienen el mismo vigor y espíritu punk que les llevó a ser conocidos por himnos como “Teenage Kicks” y “Jimmy Jimmy” a finales de los 70 y rompen con esa idea preconcebida de que los mayores no pueden hacer rock and roll. La descarga de electricidad se ejecutó a toda velocidad y Paul McLoone, el recambio de Feargal Sharkey como vocalista, se llevó el premio al descubrimiento de la noche. ¡Cómo se movía! ¡Qué agilidad! Recordó a Morrissey en una versión más masculina y punk-pop. Bravo por él.
Otros que pusieron el listón muy alto fueron los británicos The See See, últimamente un grupo habitual de los escenarios españoles y festivales mod (Euro Ye-Yé, Beat Goes On) y que este viernes regresan por aquí (LINK). Con dos discos en el mercado tienen bien aprendida la lección estos chicos: suenan como si a los Byrds les hubiera dado por haberse mudado a Londres a mediados de los sesenta. En algunos momentos también recordaron a los Stone Roses y no se sabe muy bien cuál es el motivo que les lleva a no ser más conocidos. Puede que desde Ocean Colour Scene no haya habido en las Islas británicas un grupo mod tan completo.
De tiempo, en este caso bueno, malo y regular, también se habló en el JAZZALDIA. El éxito de los conciertos gratuitos de la playa, los más multitudinarios, dependen en gran medida de cómo se porte el cielo, de ahí que Jamie Cullum, en una noche absolutamente veraniega, congregase a una legión de seguidores. A Elvis Costello le tocó lidiar con el sirimiri y arrastró a menos de 10.000 personas. El milagro -musical y meteorológico- llegó con Belle and Sebastian el viernes 24 de julio. Minutos antes de que Stuart Murdoch y su multitudinaria banda se subiesen al escenario de la Zurriola dejó de llover. El sonido, algo que no le paso a Costello, les acompañó durante una bellísima actuación que tuvo de todo: momentos recogidos, un Stuart bailarín y desatado interactuando constantemente con los fans, reminiscencias a los sesenta y ochenta y un final de regusto melancólico con “Get Me Away From Here, I´m Dying”.
Los fans que habitualmente se dividen entre la primera etapa -más intimista- y la segunda -más bailonga- poco pudieron reprochar a los de Glasgow. Fue realmente emotivo, precioso. Rebobinando en la reciente historia de los conciertos de la playa, la emoción vivida se acercaría a la de las visitas del dúo noruego Kings of Convenience en 2008 y Neil Hannon, de The Divine Comedy, en 2010. También en estos casos hubo clase y elegancia pop y una sintonía especial con el público.
Por su parte, IRUN ROCK JAIALDIA cuenta con un espíritu muy similar al de Andoain. El sábado 28 de septiembre fue su día grande y por la Plaza San Juan desfilaron un puñado de bandas de aquí (Las Primitivas, John Berkhout, Supersweet), junto con Arizona Baby y los incombustibles malasañeros Sex Museum. Dirigidos por un parlanchín y graciosísimo Fernando Pardo, el mejor maestro de ceremonias del rock, están desempolvando en esta gira su primer LP, “Fuzz Face”, un hito en el garaje español de finales de los ochenta. Sonaron frescos, contundentes y creíbles. Y cuando tuvieron que tirar de versiones lo bordaron: fusionaron de maravilla a los Beastie Boys con Deep Purple y ya acompañados del vozarrón de Javier Vielba, de Arizona Baby, fueron a por los Seeds (“Pushing Too Hard”) y Richard Berry vía los Sonics (“Have Love Will Travel”). Aunque los miembros de Sex Museum lucen un pelazo envidiable hace tiempo que pintan canas y superan los 40. Sin embargo afrontan la madurez en plenitud de facultades y no desprovistos de energía. La de Irun fue la constatación de que hoy por hoy se comen con patatas a cualquier banda de garaje en España. Unos que asimilan influencias garaje y lo incorporan a su sonido indie son los pamplonica-donostiarras (el batería de Thee Brandy Hips, Alex, se ha incorporado recientemente) Kokoscha. Los vimos triunfar en el Donostikluba recientemente, pero en JAZPANA FEST fue donde lograron doctorarse el pasado sábado 26. Entre la espesura de los cabezas de cartel, Retribution Gospel Choir, y el cierre facilón indie con Grises, confirmaron que éste su momento, que se mueven con mucho criterio entre el pop y el garaje de nuevo cuño (“No Volveré”) y que “La Fuerza” ya tiene otro himno de recambio, “Directo a Tu Corazón”, incluido en “Hay Una Luz”; su tercer disco recién editado por el sello y promotora donostiarra Ayo Silver!, del que Álex es uno de sus socios, por cierto. Kokoshca va para arriba, no hay duda.
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