Este año el listado de actuaciones que va a tener lugar en la playa de la Zurriola y los aledaños del Kursaal no es para echar cohetes. Hablo de estilos ajenos al jazz, los que abarcarían la música pop, el rock y el soul-funk, principalmente. Con ésta llevamos un par de ediciones playeras de perfil bajo, desde aquel 2014 que pudimos ver a Echo and The Bunnymen, Ray Davies, The Wire, The Horrors, Funkadelik/Parliament y el baño de masas final de Vintage Trouble. Casi nada. En realidad, hemos contado con bastante más chicha en otras ocasiones. Esta vez todas las esperanzas están puestas en el duelo entre dos músicos que a primera vista parecen venidos de planetas distintos -Charles Bradley y Nick Waterhouse-, pero que no dejan de practicar excelente soul. Ellos son la punta de lanza del revival de los últimos años, dos caras de la misma moneda, junto con otros artistas como Sharon Jones, Lee Fields (ambos han estado en el Jazzaldia), Alabama Shakes, Eli Paperboy, James Hunter, Leon Bridges…
En cualquier caso, siempre hay cosas interesantes. A primera hora de hoy la propuesta libérrima y alocada de Elephant 9 (19:30 horas) te puede poner las pilas. Si sobrevives a Gloria Gaynor (¿se atreverá a interpretar esto que hizo hace algunos años con Miguel Bosé?) te puedes llevar una sorpresa con la profunda voz de John Nemeth (jueves 21, 23:55 horas) que viene acompañado del trío The Blue Dreamers. Soul-blues apto para todos los públicos. Marc Ribot (jueves 21, 22:30) es un genio mutante que hace seis meses pasó por el Kursaal, un tipo que ha colaborado con célebres figuras musicales (Elvis Costello, Tom Waits, Caetano Veloso, Solomon Burke…) y que, como dice el periodista musical Txema Mañeru, está pegado a muchas guitarras.
Otra voz a tener en cuenta -que araña y rasga- es la de la canadiense Betti Bonifassi (viernes 22, 22:30 horas). Este año ha publicado «Lomax», un áspero disco de rock que rinde homenaje a los esclavos africanos que en su día fueron deportados a América.
A Ryley Walker (viernes 22, 21 horas) lo hemos tenido ya dos veces por aquí, la última vez hace un año en el Dabadaba. El psych folk y ese aire a Nick Drake y otros folkies de finales de los 60 y principios de los 70 son sus universos reconocibles. Sensibilidad y calidad a raudales. Habrá que ver qué tal funciona una propuesta tan íntima (viene en formato trío) en un escenario tan grande como el Heineken.
Después del joven Walker subirá al escenario un grupo que este mes de julio se está pateando todos los festivales de jazz de Europa, casi a uno por día. Aunque Snarky Puppy (viernes 22, 23:55) tiene un líder indiscutible, Michael League, la banda está compuesta por ¡17 miembros! que elaboran virtuosa música instrumental que transita entre el jazz y el funk. El sábado 23 es la noche de Nick Waterhouse, que merece un apartado propio e independiente en este repaso. igual que Charles Bradley, que actúa el domingo 24 (el lunes 25 es festivo). Estos dos días no estaría de más recomendar la propuesta de un colectivo de músicos latinos que vive en Austin, Grupo Fantasma, (domingo 24, 21 horas) que se dedican al boogaloo y lo mezclan con otros sonidos calientes y ritmos tropicales. La única concesión indie este año es la de los chicos de Rural Zombies (sábado 23, 21 horas), indie-pop bailable en castellano desde Zestoa.
Nick Waterhouse -sábado 23, 23:55-
Hace seis años Nick Waterhouse (California, 1986) sacudió la escena de rythm & blues con su primer single, “Some place” (2010), del que aseguran que se llegaron a pagar 250 euros por alguna copia en Ebay. Publicó varios singles de éxito pero su LP de debut, “Time´s all gone” (2012), no respondió del todo a la expectativa que se había creado. Su segundo trabajo, el excelente “Holly” (2014), pasó un poco de puntillas y me da cierta rabia: es bastante más completo y equilibrado. Este chico para todo -productor, cantante, compositor, hombre orquesta-, blanco, reservado y con pinta a lo Buddy Holly no responde al arquetipo de sudoroso músico soul. Sus canciones son elegantes y finas y sus conciertos no suelen ser excesivamente cálidos. Ojo al dato: es el productor de Allah-Las, una de las bandas más importantes salidos del underground de la Costa Oeste.
Tiene la rara habilidad de sonar contemporáneo y antiguo al mismo tiempo, lo que juega a su favor, y que hace que su música no nos suene a una reinterpretación de algo que habíamos oído antes. No hay impostura revival. No está anclado en los años 50 y 60. Y si le dices que vive obsesionado con el pasado te puede llegar a soltar un «que te jodan» sin despeinarse, suavecito. El próximo 30 de septiembre lanza su tercer disco, «Never Twice». Los que lo han oído aseguran que es más dinámico y variado que los dos anteriores y que se adentra en terrenos no transitados. Nick Waterhouse es un superdotado del R&B clásico, el mejor de su generación, aunque en directo no siempre sea fiable.
Charles Bradley -domingo 24, 23:55-
Las vidas musicales de Charles Bradley y Lee Fields han corrido paralelas. Ambos, -como Sharon Jones, por cierto- han tenido un pasado azaroso, turbulento, lleno de episodios realmente fatídicos. Y a los dos les ha venido el éxito cuando otros empiezan a jubilarse o a contar los días para dedicarse a una vida más contemplativa. Daptone Records, el sello que ha devuelto el soul al mapa musical, los rescató del anonimato y empezaron a publicar discos magníficos, desgarradores, pero en los que también hay esperanza, sueños y una tenue luz que alumbra a lo largo del túnel. Como suele pasar cuando tienes hermanos, imposible decantarse por ninguno de los dos.
Coincido con el periodista musical, Fernando Navarro: el veterano Bradley representa el latido pasional del soul. La reencarnación más fiel de un James Brown en el siglo XXI. No obstante, ha sido imitador del padrino del soul bajo el pseudónimo de Black Velvet. Sus grititos y movimientos de baile son asombrósamente parecidos.
Su carrera en solitario va como un tiro y graba clásico tras clásico sonando igual que en los años 60 y 70. Si nos dijeran que “No time for dreaming” (2011), “Victim of love” (2013) y «Changes» (2016) se publicaron en un sello tipo Stax en aquellos años y fueron éxitos mundiales nos lo tragaríamos sin rechistar. Soul de siempre. Auténtico. Sudor, lágrimas y pasión. Superación personal. Ése es Charles Bradley.
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