Carlos Marques-Marcet habla rápido y claro, porque tiene muy claro lo que ha querido hacer y cómo lo ha hecho. Habla con humildad de sus referentes y no tiene miedo a explicar que le han ayudado a la hora de tomar decisiones en su guión. Desde esa humildad, se le nota satisfecho de un trabajo bien hecho. La película trata una relación a distancia, 10.000 km, entre Barcelona y Los Ángeles. Una relación alimentada por videollamadas. Curiosamente, en el propio rodaje ha habido elementos de trabajo a distancia. Por ejemplo, trabajó con la montadora, realizando montajes paralelos; y para preparar un plano secuencia planificó desde, precisamente EEUU.
Y es que el director ya estaba situado allí, pues antes de dirigir se ha dedicado al montaje, en algunas películas americanas. Recomienda especialmente “It felt like love”, de Eliza Hittman, que estuvo en Sundance y Rotterdam. Dice haber aprendido mucho y haberse sentido acogido por la comunidad de gente joven del cine independiente. “Son muy abiertos y he aprendido mucho montando con esta gente”. Esta experiencia le ha resultado útil pues también ha participado en el montaje en la película. Incluso el plano secuencia inicial está planificado pensando en el montaje, que no existe. “Un montaje interior de alguna manera”. El hecho de vivir en EEUU también le ha ayudado a aportar vivencias personales propias, de conversaciones por skype con sus amigos y familia. “Aunque siempre digo que no es directamente autobiográfica, pero si que he ido incluyendo cosas de mi vida”.
Hablamos del llamativo plano secuencia inicial. Nos explica que se rodó en la casa del productor y que requirió una preparación previa. Para empezar una reescritura completa del guión para decidir que planos se podían incluir y cuales no con la limitación de no cortar. Optaron por trabajar sobre una rieles porque la cámara en mano no encajaba bien con el lenguaje de la película. Afortunadamente, desde el comedor de la casa se podían ver todas las habitaciones. Cambiaron un armario por un escritorio para que encajara bien. Hubo tres días de ensayos con los actores en otra localización. Viendo lo que los actores le habían dado, adaptó los movimientos de cámara que tenía previstos. “Me interesaba que los movimientos fueran muy orgánicos, que tú pudieses estar viendo un plano secuencia, pero no te dieses cuenta de que era un plano secuencia”. Trabajaron con los técnicos dos días más y finalmente lo rodaron durante tres días. Lo planificaron para conseguirlo el segundo o tercer día. El segundo día ya tenían una toma buena pero continuaron hasta la toma 17.
Aunque la mitad de la película está ambientada en Los Angeles, allí solo se sacaron fotos y la parte rodada en 16mm (la imagen de Google Maps contrastada con imágenes). Ese proyecto artístico, que en la ficción lo realiza la protagonista, es algo que el propio director había realizado en 2011. La idea del email que se escribe y se reescribe también forma parte del proyecto previo.
Las escenas de videollamada -matiza que no es Skype porque la marca no les dio permiso, debido a ciertas escenas subidas de tono que, por lo visto, están fuera de su filosofía- están rodadas de forma real, desde dos localizaciones distintas. “Era importante que pudieran interactuar”. En el set principal estaba el equipo, rodando con una Red Epic, y en el otro set estaba el actor con un ayudante de dirección, un sonidista y a veces maquillaje. Grababan con la Red Epic y además las pantallas de los dos ordenadores, que casi no las han utilizado pero ha servido como apoyo puntual. Grababan el sonido desde el ordenador y también desde el sonido directo. En ocasiones han mezclado ambos sonidos para conseguir un tono más humano o más metálico. Incluso en alguna conversación han ido pasando de un sonido a otro de forma gradual para conseguir un efecto emocional. Algo que posiblemente solo se aprecie bien en el cine.
El fuera de campo era muy importante en la película. “El marco del ordenador no te permite ver si la persona con la que hablas lleva zapatillas, si lleva calzoncillos…”. De la misma manera pensaron no mostrar nada de lo que ocurre fuera de las casas. Por otro lado, quisieron representar las dos ciudades a través de la decoración y los muebles. En Barcelona, líneas verticales; en Los Angeles, líneas principalmente horizontales.
El trabajo artístico de la protagonista está relacionado con la tecnología. “Quería mostrar como ella va reflexionando sobre lo que está viviendo, con imágenes, de manera intuitiva.” La tecnología también le interesaba pero a un nivel de usuario. “Me interesaba a un nivel primario: ¿donde está la información? Es la nube, pero tiene que estar en algún sitio, discos duros, etc.” La actriz, Natalia Tena, sabe español por sus padres, pero es nacida en Londres. Ha trabajado en la saga de Harry Potter y en “Juego de Tronos”. Llegaron a ella de rebote, porque les falló la actriz que tenían, en el último momento. A Tena le aplazaron una película y estaba libre. Así que cambiaron el guión y le incluyeron el acento extranjero, porque el director no quería que forzara, prefería que apareciera natural en su forma de hablar.
Hablamos de la estructura del guión, hasta cierto punto simétrica, especialmente en grandes bloques. Explica que a nivel de detalle también había algunas rimas, aunque no quería remarcarlas demasiado, de hecho eliminaron algunas. La referencia más importante para su película es “I fidanzati”, de Ermanno Olmi -comparación que hace con tiento pues considera a esta una obra maestra-. Argumentalmente hay muchos puntos en común con ella, aunque, al ser una película de 1963, obviamente no puede haber una inmediatez como ahora.
Su paso por el festival South by Southwest ha sido clave. “En EEUU nos ha abierto muchas puertas, la película se estrenará en otoño”. Aunque no la había concebido como tal, la película ha encajado bien dentro del cine indie. En cuanto al presupuesto, comenta: “Aunque era una película de poco presupuesto, tuvimos suerte de que entrara TVE, porque teníamos claro que queríamos pagar a todo el equipo. Si no hubiera entrado, probablemente la hubiéramos hecho igual, pero no olvidemos que la gente necesita vivir. ¿Cuánto tiempo puedes aguantar trabajando gratis?”.
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