Lluis Miñarro lleva años produciendo algunas de los títulos más importantes del cine de autor, entre ellos, la tailandesa ganadora de la Palma de oro “Uncle boonmee recuerda sus vidas pasadas”. En “Stella Cadente”, ambientada en el siglo XIX, habla del corto reinado de Amadeo de Saboya, una historia muy de actualidad política (monarquía constitucional, políticos corruptos…) contada de una manera muy personal, entre la rigurosidad y un humor que descoloca.
Le hablo de ciertas similitudes (temáticas y de ambientación sobre todo) con la última película de Albert Serra, “Historia de la meva mort”, que de todas formas, se rodaron a la vez por lo que no puede haber influencias reales. Miñarro explica que ha tenido cercanía con Serra pues le ha producido otras películas anteriores, y además, que tanto el director de fotografía como el de arte son los mismos en ambas películas. Aclara que es un equipo con el que lleva mucho tiempo trabajando. Más allá de la época y de algunas cuestiones coincidentes, considera que su película es mucho más optimista, menos oscura. Le llama la atención las comparaciones que hacen algunos críticos con otros autores. Por ejemplo, Manoel de Oliveira, con quien también ha trabajado en producción. “En Oliveira no hay humor, al contrario que en mi película, que tiene un humor muy mediterráneo”.
El tándem catalán & castellano
“No hay una cuestión ideológica a la hora de usar el castellano o el catalán en la película. Cada actor pudo elegir el idioma en el que se expresaba. Los actores catalanes hablaban en catalán y los que venían de fuera, como Lola Dueñas o Bárbara Lennie, lo hacían en castellano. También el italiano Lorenzo Balducc,i que habla un correcto castellano. Todo está relacionado con la condición de ‘trampantojo’ de la película, en la que ‘nada es lo que parece’. Por ejemplo, el castillo que al principio se indica como ‘España’, en realidad, está situado en Italia.”
Casualidad (o no): la abdicación de Juan Carlos
“Naturalmente yo no tenía ni idea. El guión lo escribí en 2011, cuando ni siquiera había habido un cambio de gobierno”. Es ésta la razón por la que en cierta manera muchos elementos similares son casuales. Pero también añade que hay una explicación: “Ciertos problemas están irresueltos. Hay problemas que no los agarran y no los resuelven”. Esto hace que se repitan y resulten similares algunas cuestiones de entonces con las actuales. “La presión de la banca, el continuo enfrentamiento entre izquierda y derecha…”.
Rótulo final: es un divertimento
“No quise ponerlo al principio porque quería que el público se tomara en serio la cuestión histórica, y de haberlo hecho no parecería serio. También me interesaba que no hubiera una percepción del espacio/tiempo, de si han pasado 3 años o no. Pero al final, quería darle esa pista al espectador, diciéndole que era un divertimento para que no se lo tomara todo demasiado en serio”.
Pubis pictórico
“En la escena en la que el ayudante se está afeitando el pubis, quería un toque de Caravaggio, pero sin una referencia concreta. Después, al verlo, descubrí que se parecía a ‘El expolio de cristo’, pero no estaba hecho a consciencia. Por el contrario, hay referencias buscadas, como ‘El origen del mundo’, de Gustave Courbet, que ha sido utilizado por otros directores. Pero yo quise subvertirlo, convirtiéndolo en otra cosa, y para ello cambié lo femenino por lo masculino, acercándolo más a Lucian Freud”. Y se lamenta, en este sentido, que al contrario que en otras artes, en el cine, el espectador no está acostumbrado a ver los genitales masculinos en pantalla. “Incluso hay espectadores que pueden llegar a irritarse”.
Visión no comercial
“Festivales, filmotecas, ciclos… Estas películas se ven mucho y durante muchos años, pero no cuentan para ninguna estadística. Esto nos lleva a esa forma perversa de pensar que asocia las películas con más éxito de taquilla a las que son las mejores, y esto no es así (…). El cine se ha caído del pedestal. Las nuevas generaciones están acostumbradas al lenguaje del videoclip, la publicidad y la televisión. Es difícil que acepten un ritmo lento aunque en una hora y media no se vaya a acabar el mundo. Para solucionar esto hace falta voluntad política. Por ejemplo, en Francia el cine está en las escuelas”.
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