Ya sabemos que no toda la Galia estaba ocupada por los romanos, que había una aldea poblada por irreductibles galos que resistía al invasor. Parece que en Donostia pasa un poco lo mismo con la invasión de las “50 sombras de Grey”. Aquí está funcionando, claro, pero no tan bien. Os dejo algunas cifras del primer fin de semana que nos comentan en el grupo SADE, empresa propietaria de los cines Príncipe, Trueba y Antiguo Berri. En la taquilla española la película supone un 61% de los espectadores. En Gipuzkoa solo es un 49%, que sí, que no es poco, pero es bastante menos. Con un total de 6.926 espectadores, supone un 54% por debajo de la media estatal. Gipuzkoa es de las provincias que peores datos ha tenido (y dentro de Euskadi, la que menos).
¿Por qué?
Lo suyo sería que me bajara al Príncipe a hacer una encuesta a los espectadores de la cola. Pero esto tiene dos problemas: me puede llevar una ola con este temporal y podría impacientar con las preguntas a cierta parte del público. Y es que ahí creo yo -con intuición, a falta de encuesta- que puede estar el problema, en el pudor. ¿Pero qué pudor? ¿Hablamos de un pudor sexual? Podríamos pensar que, una cosa es lo que haga un donostiarra de puertas para dentro y otra muy distinta es salir a la calle y juntarse con un montón de conciudadanos a ver una película picarona. Recordad el revuelo con la swinger party. Pero hay un par de cosas que no cuadran. Vamos por partes.
¿Realmente es una película tan picarona? En absoluto. No para los europeos, al menos. De hecho, en su crítica en El Diario Vasco, Begoña del Teso parece visiblemente decepcionada por el bajo nivel del sado. Begoña, sí, la que el martes lució calzoncillos en Teledonosti, esa. Le ha parecido demasiado light, y con razón. Las escenas de sexo están bastante rebajadas con respecto a la novela -eso dicen, porque yo no he tenido el gusto de leerla-. Y no solo en lo que se refiere a enseñar carne o a las prácticas sexuales, si no incluso se han rebajado algunas cuestiones polémicas de la relación de dominación. Es cierto que para ser una película mainstream americana es bastante atrevida, pero no para los cánones europeos.
Si la comparamos con “La vida de Adele”, se quedaría en una peli Disney. Por seguir con Francia, podemos pensar en “El desconocido del lago”, con la que el espectador se lleva un buen empacho de pollas, mientras que al guapito de Grey no le vemos en ningún momento la herramienta. Ni una sola vez. Ya lo comentaba Xaver Dolan en Twitter : “Fifty shades of everything but a penis”. Las dos películas citadas, así como otras de alto contenido sexual, se han visto en Donostia cuando en otras provincias ni se han estrenado, y han tenido buena acogida (dentro de sus posibilidades), especialmente Adele. Entonces no es una cuestión de pudor. ¿O sí?
No es lo mismo ir a ver una película avalada por la crítica, con una Palma de Oro, con un buen guión, en la que hay un alto contenido sexual… que ir a ver una película cuyo máximo interés es la polémica sexual y que no parece que tenga demasiada calidad. Este último punto os lo confirmo: en el mejor de los casos, la califico de entretenida y, en muchos momentos, ridícula (fui el día del estreno, con todas las fans que hasta sacaron fotos al título en la pantalla).
Como decía, no es lo mismo, por varias razones. La primera es que no tienes excusa. En el caso de “Nymphomaniac”, puedes alegar que no te pierdes una de Lars von Trier. Si vas a ver “50 sombras de Grey” no es por su fotografía. La segunda es el prestigio cinéfilo de un donostiarra, que después de medio siglo de Zinemaldia, le da cosa que le vean en público asistiendo a un despliegue de mediocridad solo por ver un poco de cuero y tetas. Ahí sí que aparece el pudor. Otra cosa es en su casa, ahí ya; Telecinco es líder de audiencia en Gipuzkoa.
Por otro lado, está la cuestión del lobby cinéfilo donostiarra más importante. Sí, lo sabéis bien: las señoras del Príncipe. Y es que recordemos que el género oficioso de esta película es “porno para mamás”, pero la mayoría de nuestras queridas señoras suelen ser ya, más bien, adorables abuelas. No parece que esta sea la película que vayan a apoyar. Así como por ejemplo, sí que se adaptaron bien al fenómeno de “8 apellidos vascos”. Aunque nunca se sabe, igual algunas de ellas quieren rememorar los tiempos en lo que cruzaban el Bidasoa para ir al cine Les Variétés en Hendaya. Y después, le dirán a sus maridos -esos que nunca vienen al cine- que se den un paseo por el Pitilingorri.
1 Comentario
Comparar»Nymphomaniac» con las «50 sombras de grey» no es de recibo, a mi modesto entender. La primera (al menos el vol.1) me parece imaginativa y una excelente pelicula, de las mejores obras del danés loco. La segunda es un bodrio risible, muy del gusto de los hipocritas del otro lado del charco.