En Casa Agus (Calle Portuetxe 45, Igara) siguen a rajatabla eso de que la comida entra por los ojos. Todos los días cuelgan en sus cuentas de Instagram y Facebook una apetitosa foto del plato del día. Sólo eso. Un plato del día a 6,5 euros. Y para todo tipo de paladares. Ayer volvieron tras unas semanas de vacaciones y se estrenaron con burgers caseras con tomate, cebolla pochada y ensalada. Hoy, en cambio, se han decantado por una ensalada de pasta para combatir el calor. Los platos se suelen acompañar de una crema de verduras o un gazpacho servido en taza (1 euro). La carta es reducida: apenas cuentan con 10 cosas más entre platos de la casa, bocatas y postre. Pero, ¿para qué queremos más? ¿No es esto, en el fondo, una casa de comidas ubicada en una zona de empresas y polígonos industriales?
Cuesta lo suyo llegar a Casa Agus. Si no vas en coche lo más práctico es que cojas en el centro el autobús 33 o el 40 y bajes a la altura de la Cadena Ser o, a una mala, El Diario Vasco. Así que sus clientes son trabajadores de la zona que cansados de los típicos bares y restaurantes de polígono han encontrado un filón. «Queremos que se sientan como en casa«, resume Agustín, el chef argentino que capitanea el local desde un año y pico. Quizás por eso aquí la gente viene y repite y se crea una relación amistosa entre clientes fijos y trabajadores. Entre paredes blanquísimas, mucha madera y varias láminas old school de fauna y flora. También vienen porque es barato: gastan una media de 9-10 euros por comer de manera «sana, equilibrada y variada».
En estos tiempos de precios muy locos, se puede comer bien en Donostia sin dejarte un riñón. Casa Agus cierra por la noche y el fin de semana, por lo que la única manera que tienes de comprobarlo por ti mismo es de lunes a viernes al mediodía. Cuidado porque el sitio es pequeño. Se suele llenar. Muchos días, la mesa más grande del local acaba siendo compartida entre diferentes comensales, como en una sidrería o una sardinada, pero si quieres conversar con el de al lado puedes. Se come sobre manteles individuales de papel que parecen reciclados. De postre suelen tener flan, tarta de queso, tiramisú… ¿Son caseros? «Aquí todo es casero», responden.
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