«Conchita, ahora estoy con usted. En un momentito se lo llevo». Mientras deja su abrigo en una silla y se acomoda en una de las mesas de la entrada, el encargado se acerca al sushiman, de origen chileno, y le susurra al oído: «¿Cuánto le falta a ese atún?». A continuación, nos ofrecen dos cañas de origen japonés, Kirin, en la misma barra. El resto de marcas niponas (Sapporo, por ejemplo) sólo se sirven en botellines y unas cinco o seis variantes descansan en las vitrinas del Kenji bar. Tratan a todos con suma atención y rapidez. El tartar de atún de Conchita está a punto de salir y nosotros, dos personas, echamos un vistazo a la carta.
Para ser un jueves de pintxo-pote en Gros, el primer sushi bar de Donostia luce un notable aspecto entre clientes habituales y otros primerizos; el bar (un estrecho pasillo, no más) practicamente se ha llenado. Para quienes hayan estado en el Kenko Suhsi del Mercado de San Martín -del mismo dueño, Kenji Takahashi- no encontrarán grandes diferencias. A excepción de los platos calientes, el resto de la carta es la misma. Para 2014, en cambio, sí se prevén cambios y en el bar ya están experimentando con un menú compuesto exclusivamente de 25 piezas de sushi. La cata del equipo del Kenshi fue todo un éxito. «¡Hemos comido sushi para toda la semana!», aseguran.
El resto de la Parte Vieja debe estar hibernando o directamente se ha mudado temporalmente a Gros. Nos llevamos a la boca dos nigiris de salmón («sin sopletear», apuntan) y seis makis de atún. El pescado está fresco y la cocción de arroz en su punto. Para continuar, hay opciones tentadoras pero algunas se nos escapan del presupuesto, como el nigiri de carne de Kobe, que cuesta 8 euros. En la barra están sirviendo tempura de verduras a otro grupo de comensales.
Como no deja de ser una tasca, -con pedigrí, de precios más o menos elevados- suenan clásicos de rock de fondo (REM, Stones) en lugar de música clásica o similares. Pedimos otras dos cañas y seguimos optando por distintas clases de sushi: shiromi maki (makis de pescado blanco con shisho, la «albahaca asiática») el maki kenko (con atún, txaka y mahonesa) y, previa recomendación, un plato que no aparece en la carta, «el mejor maki, sin duda»: diez piezas que contienen ventresca de atún macerado, lechuga y tortilla japonesa. Sabrosísimo y con mucho contenido. Hemos consumido seis cañas cada uno y compartido cuatro platos de sushi. Precio final, 47 euros. Falta poco para las diez. Conchita y la mayoría de clientes que llenaban el local se han marchado.
2 Comentarios
El sushi bar se llama KENJI
Corregido el lapsus. Gracias 🙂