Hace ya más de año y medio salimos a la calle con 10 euros en el bolsillo para gastarlos al tuntún en el pintxo-pote de Gros. Fue una experiencia con altibajos, con un resultado irregular y algunos bares mejores que otros. Esta vez tenemos las lección aprendida. Y las ideas claras: vamos a nuestros bares favoritos. Los que cuidan el pintxo como si fuera cualquier otro día de la semana. No son, es verdad, los más baratos. Pero en esta ruta prima la calidad. Separar el grano de la paja.
Empezamos por el mejor. El café Kursaal (Ramón María Lili, 2) cambió de aires hace unos meses y la renovación le ha sentado realmente bien. Al fondo está el comedor, rodeado de paredes blancas y un toque rústico. Habrá que ir un día cualquiera a probar sus platos, desde ensaladas variadas a distintas especialidades a la brasa. En el pintxo-pote cogen prestados dos pintxos de la carta: los talos de chipirones en su tinta y de cochinita-pibil. En realidad, se enrollan y se comen como si fuesen tacos mejicanos. Elegimos los txipis, frescos y con un toque de ali-oli que les sienta de muerte. Cuesta 3 euros con consumición. Y recientemente se ha llevado el premio al mejor pintxo de la Keler Pintxo week.
Otro que sale a 3 euros el pintxo y la caña. En el cuco restaurante japonés Elosta de Paseo Colón 42 te sirven dos piezas de sushi (un maki de salmón y un california roll de verduras) junto con la caña o vino. Si no te gusta el sushi no hay problema porque la gyoza vegetal también está bien rica. Y si dentro hay demasiada gente, en la fila de mesas de la terraza raro es que te quedes sin sitio.
Vale, en este best of habrá muchos sitios que se queden fuera. Pero de ninguna manera podemos olvidarnos de los pioneros, con el bar Ipotx (calle San Francisco, 42) a la cabeza y su croquetón de jamón y huevo, que el resto de días de la semana cuesta 1,80 euros y los jueves sólo 2 con bebida. Hay quien sostiene que el pintxo-pote nació aquí. Lo que sabemos a ciencia cierta es que su croqueta en este barrio es sagrada.
Lo mismo se puede decir de la ensaladilla rusa del Ezkurra (calle Miracruz, 17), donde te la ponen para llevar en un tupper. La barra suele estar atestada de pintxos de ensaladilla y si quieres tomarte una cerveza artesanal también puedes. El bar Txalota de la calle Bermingham 24 ya lo destacamos la vez pasada, pero es que es otro clásico incontestable. Prueba con la merluza rebozada y, sobre todo, las brochetas de langostinos por sólo 2 euros bebida incluida.
Si lo que te apetece, en cambio, es un buen trozo de pizza ten cuidado para que no te den gato por liebre. Hay pocos establecimientos que lo hacen en condiciones, entre ellos el restaurante italiano La Piazzetta en Usandizaga 23-25. Pizza fina con bueno ingredientes. El resto de platitos que dan a elegir, pasta principalmente, también merece la pena.
2 Comentarios
Bastante de acuerdo. En Bar Kursaal otro talo que funciona y sólo en pintxo pote, el de entrécula (ese corte de carne tan poco usado en nuestra cocina).
Y del Txalota, la brocheta de ternera. Umm!
Habrá que probar el de entrécula, pues 🙂