Detritus entra por la puerta de la galería y enseguida se mezcla con una pareja de visitantes. Se detienen en los carteles dedicados a Iosu Exposito, el que fuera líder de los míticos Escorbuto, y que murió a causa de su adicción a la heroína en 1992.
–¿Todos estos lo pintaste en aquella época?
-Sí, casi todos. Aunque hay algunos que los he hecho estos años.
El artista donostiarra es conocido por haber retratado una época concreta y convulsa de Euskadi, la que va de finales de los 80 a principios de los 90. Las referencias al antimilitarismo, a la insumisión, a la okupación, al rock radical vasco y, en general al movimiento antisistema de nuestro entorno, jalonan su creación gráfica, una completa panorámica que estará abierta en la galería Arteko (calle Iparraguirre, 4) hasta el próximo 31 de octubre. “Redefinir lo real” vale como una aproximación fidedigna tanto del joven y rebelde Detritus como del maduro artista que trata de abrirse paso en esta nueva etapa de su vida.
A punto de cumplir 50 años, viste de riguroso traje negro y luce unas llamativas pulseras de pinchos. No aparenta ni de lejos la edad que tiene y habla con la ilusión de un niño pequeño con zapatos -o móvil, adecuémonos a los tiempos- nuevos sobre su vuelta a San Sebastián tras pasar 11 años en Madrid -“me cansé de salir por la discoteca Darkhole”- y antes en Estados Unidos. Esta muestra marca su regreso a casa, un retorno que afronta con espíritu renovado. Amigo de Rafael Berrio, enseña encantado unos bocetos de la tertulia en la que el músico local participa todas las semanas con gente como diego Vasallo y el escritor Ramón Eder, entre otros.
Después señala un cuadro de gran formato pintado a óleo, y explica que es la técnica con la que se siente más cómodo actualmente, la que más le gusta. Repite mucho la palabra “colaboración” y sin dejar de lado el artista nihilista de poso fúnebre que es, está reciclando su discurso con expresiones más accesibles. Es curioso cómo fluye la conversación por derroteros más bien livianos en el denso entorno que nos rodea. Varios libros del artista, de reciente creación, explican casi a modo de tratado filosófico sus profundos pensamientos sobre la vida y su propio mundo. Se diría que ha levantado trascendentales castillos poéticos que van más allá del clásico eslogan punk, “no future”, presente en la exposición. Detritus, en plena madurez, mira hacia atrás y hacia adelante, instalado por fin en San Sebastián, y en busca de un relato que le dé sentido a sus preocupaciones.
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