El edificio del Museo Naval es de las escasas construcciones que sobrevivieron a la violenta ofensiva llevada a cabo por las tropas anglo-portuguesas en 1813. Hasta mediados del siglo XIX fue el único edificio situado fuera de lo Viejo y ya en 1988 comienzan las obras de habilitación de la Casa-Torre como Museo. Está destinado a contribuir a la conservación, estudio y divulgación de la historia y el patrimonio marítimo vasco. Se encuentra en en pleno muelle donostiarra, es pequeño y tiene encanto. Sin embargo, sigue siendo un destino desconocido para muchos ciudadanos, tal vez por la alargada sombra del Aquarium, ubicado a escasos metros de distancia.
Puede ser un bonito y alternativo plan de verano. La entrada es barata (la tarifa general cuesta 3 euros y la reducida 1,50) y los jueves, en cambio, la visita es gratuita. Desde diciembre, además, se puede visitar la exposición «La gran pesca del bacalao» que ofrece, desde una perspectiva histórica, social y económica, una visión general de la pesca del bacalao con especial énfasis en la desarrollada por los pescadores vascos desde el siglo XVI hasta la actualidad.
También en la segunda planta puedes disfrutar de un entretenido vídeo de 15 minutos sobre la historia del museo, el edificio y el puerto de San Sebastián. Entras a una especie de cine-submarino y sales empapado de información más que interesante. Por último, en la tercera planta se encuentra la biblioteca, el taller infantil y la joya escondida, una amplia terraza en las faldas del monte Urgull.
Los turistas son los únicos visitantes con los que nos hemos encontrado:
En la exposición se da a conocer la dura y peligrosa vida de los pescadores en aguas de Terranova y en diversas zonas del Atlántico Norte:
Material valioso:
Y, por supuesto, cartografía de época, modelos de embarcaciones, materiales etnográficos, instrumentos de navegación, aparejos de pesca…
En la tercera planta la biblioteca, el taller y… la terraza. La joya escondida.
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