UNDERMOUNT: DE GALLINERO A VIVERO CULTURAL

“Es un vivero de culturas, un vivero de culturas”, insiste Laura Díez Míner, casi como en el famoso anuncio de televisión cuando se le pregunta sobre Undermount. A primera vista cuesta encajar la definición porque nos encontramos en la planta baja de un antiguo gallinero de Igeldo, entre el Centro Meteorológico y el restaurante Akelarre. Pero un piso más arriba, la cosa cambia: el espacio diáfano y aparentemente abandonado que cinco amigos (Laura, Óscar, Patricia, Marta y Andrea) encontraron de casualidad se ha  transformado en un entorno “vivo, alegre y comunicativo”.

Los cuatro miembros de Frank -falta Flavio, el teclista, que se encuentra de viaje– están recogiendo sus instrumentos tras una variada e intensa tarde. Les ha precedido el dúo folk Luke Amstrong and Josetxo y también ha habido poesía (Yolanda Joyita, Samuel Lizaso y Kandido Uranga), proyecciones (Iban Petit), visuales (Gari Artola), baile Charleston (Ana Mínguez) e incluso varios irrintzis improvisados. Todo cabe en el campamento base de Undermount, una bella nave desde la que se divisa el mar y la montaña, y que hoy 7 de diciembre se ha puesto en marcha.

Si querían dar a conocer el espíritu de la asociación cultural, la jugada les ha salido redonda porque aquello con lo que Laura y su gente habían soñado tantas veces  -“llenar de arte, moda y música este antiguo gallinero y que con tiempo y esfuerzo se pueda convertir en un espacio para diseñadores, artistas emergentes, fotógrafos, músicos, pintores…”- se acaba de materializar.

El interior, blanco, cuidado y espacioso, está decorado con cuadros de grandes dimensiones y cuenta con un área de descanso. Mientras Edorta Subijana les retrata, el 80% de Frank se acomoda en uno de los sofás. «Se trata de un punto de encuentro destinado a artesanos, artistas, escritores o creadores, que tienen inquietudes, que desean darse a conocer, y relacionarse”, describen desde Undermount. En un principio, el viaje de la asociación no iba a llegar tan lejos. Laura, por ejemplo, estaba interesada en el arte de la cerámica, también había quien le interesaba la joyería, otros eran más de ropa de segunda mano… así que al final no les quedó otro remedio que compartir y aunar las inquietudes de sus cinco responsables y poner en marcha “la Asociación cultural Undermount y casa del artista”.

Les honra, además, el hecho de que “por el momento” cedan el espacio gratuitamente a todas las personas interesadas en llevar a cabo sus proyectos. Y tienen varios planes en marcha: vermús con actuaciones en directo los domingos, talleres de poesía, huerta macrobiótica, intercambio de idiomas, etc.  “Antes había gallinas locas corriendo por aquí y ahora queremos que haya artistas lo suficientemente locos como para presentar sus obras y creaciones en Undermount”, remata Laura.