La isla de Koh Tao está situada al este del golfo de Tailandia y es una de las más populares entre el turismo mochilero del país. Ana Rodríguez de Almeida y Ainara Legarda se encontraban allí de vacaciones cuando se les ocurrió abrir una nueva cafetería que no fuera ni clásica, ni moderna. Querían un oasis en Donostia como el que encontraron en aquellos paisajes paradisiacos. Y sin saberlo, hace 4 años y medio abrieron la veda de cafeterías vintage en Donostia con muebles de madera envejecida, sofás de su padre y de su madre, pizarras con el menú escrito a tiza, tipografías especiales…
Hoy el Koh Tao (calle Bengoetxea, 26) nos parece un clásico porque fue la primera cafetería de su especie en esta ciudad. Acogedora y muy céntrica, suele estar a rebosar. Además de sus batidos, cafés y tostadas con aceite y tomate, en el Koh Tao están muy ricas las aceitunas con especias y sirven los zuritos en el típico vaso pequeño madrileño.
Tras el boom del Koh Tao han ido llegado unos cuantos locales más del estilo y se ha formado un interesante núcleo de bar-cafeterías con inequívoco aire vintage. El ejemplo más conocido puede que sea el del bar Botanika (paseo árbol de Gernika, 9), en la trasera de la sede del Partido Socialista, y que cuenta con una fantástica terraza que puede pasar desapercibida si eres de los que camina mirando al suelo. Además, ofrecen una coqueta cocina internacional y acaban de incluir una serie de «cenas mejicanas» a 22 euros con muy buena pinta.
Otro auténtico refugio vintage es el café-bar Pirpira de la plaza de Easo. Varios hermanos chilenos y una donostiarra llevan las riendas de un local que se abrió en verano de 2013 y que también está decorado con muebles de segunda mano. Más pequeño que los otros dos, cuidan los detalles: tratan con amabilidad y simpatía al cliente y con el zurito regalan unas patatas de bolsa.
Antes de cruzar el puente en dirección a Gros, dos paradas más. En Sweet Roma (Sánchez Toca, 3) de la zona de Reyes Católicos han sabido especializarse: lo suyo son los cupcakes de todos los sabores y colores. En el exterior también tiene una terraza, al lado del Pokhara. En Ambigú estación (c/ Aldamar, 12) de lo Viejo, por su parte, verás unos sillones color burdeos en la entrada. Dan cafés, pero también lo que ellos llaman «casual food», es decir, pintxos y platos de todo tipo y algunos de ellos muy originales (la arepa rellena de pollo, beicon, mayonesa y aguacate es uno de sus platos estrella), brunch a 17,90 euros, una amplia carta de vinos, cervezas artesanas…
Y por último vamos directos a la calle Zabaleta de Gros, tras pasar de largo por Meyvi (Gran Vía, 19), a quien ya dedicamos un post. Romina Mosquera abrió en 2011 la cafetería La Guinda (Zabaleta, 55) donde conviven en armonía los platos dulces con los salados. Tan recomendables son sus pasteles caseros como sus pintxos de salmón. A pocos metros, en la esquina con la calle Bermingham 1, se encuentra la última cafetería de la ruta, Hogar Dulce Hogar, que ya se delata con su nombre. Especialistas en pasteles y tartas, hacen pan casero y su café, aseguran los que saben de esto, es de los mejores de la ciudad.
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