Cuentan que el músico mod Javier Sun calificaba al barrio de Egia, el barrio al que está estrechamente asociado, como el Greenwich Village neoyorquino. La magnética artista norteamericana Eleanor Friedberger, nada más desembarcar en la sala Gasteszena en otoño de 2013, se quejaba amargamente del ruido de los klaxons de los coches y furgonetas de alrededor. Se podría relatar la historia reciente de Egia a través de las vivencias de los músicos que han tocado en sus escenarios. En realidad, no es más que una empinada cuesta de edificios grises, un barrio de combustión obrera y reivindicativa, una zona bulliciosa y de espíritu canalla que vive un momento dulce y se enorgullece de los Porrontxos, los San Fermines donostiarras.
Los alquileres son sensiblemente inferiores a los de Gros o el centro de la ciudad, el pintxo-pote ha animado la tarde-noche de los viernes y la llegada de la sala multiusos Dabadaba (Mundaiz, 8) ha revitalizado la oferta de ocio nocturno originando un pequeño pero interesante triángulo de música y diversión junto con Le Bukowski (Egia, 18) y Gasteszena (Baztan, 21).
Se trata, atención, de un fenómeno insólito en Donostia: tres salas de conciertos en apenas cinco minutos a la redonda. Y que ya comienzan a interconectarse. El pásado sábado algunos asistentes que acudieron al concierto de Eagulls en Le Bukowski remataron la noche con el estupendo show de las chicas norteamericanas La Luz y una sesión de djs a cargo de músicos de Jupiter Jon y Kokoshca. Tampoco es raro realizar el camino inverso: una cerveza en el Dabadaba, otra en Le Bukowski y concierto en Gasteszena. Hoy por ejemplo, se celebra el festival rockero Zé Premikin! que ya destacamos en la agenda.
Otro de los puntos neurálgicos de Egia se concentra en la calle Virgen del Carmen, donde hay numerosos bares. Quizás el más especial -por ambiente, música y estética- es la taberna de Egia (Virgen del Carmen, 45), donde dan raciones y pintxos en un espacio muy agradable. Engalanado con fotos de artistas y entradas de conciertos, suele haber pequeños bolos esporádicos y también es parada habitual de los músicos que actúan en la zona, como el caso de Ty Segall, en la imagen inferior.
Dos curiosidades en Virgen del Carmen: el Kebab Estrella Roja (nº30), así como la máquina expendedora de comida (al inicio de la cuesta) son puntos socorridos cuando aprieta el hambre por la noche. Y también en la misma zona se encuentra una institución nocturna y underground no sólo de Egia, sino de Donostia: el Cactus. Su reapertura le ha devuelto la vida a más de un alma noctámbula. Abre cuando cierran los bares y funciona a modo de after. Eso sí, no hay música. Sólo bebidas y… las oscuras sorpresas que depare la madrugada.
Por supuesto, durante el día Egia gira en torno al maravilloso parque Cristina-Enea, visita de carácter obligado que a veces se nos olvida. Es el parque más grande de la ciudad, con una extensión de cerca de 80.000 metros cuadrados. Los locales de ensayo de Musikagela, en Gasteszena, son ocupados por bandas donostiarras y funcionan a todo gas. Y ya se sabe que las instituciones se han comprometido a culminar las obras de Tabakalera antes de que termine 2015. Para entonces, seguramente, habrá llegado definitivamente la hora de Egia.
2 Comentarios
Cristina-Enea, obligado, sí. Pero hay otro gran parque olvidado y (si no me equivoco) más grande, el de Ametzagaña, con fuerte y todo en su cumbre. Una maravilla.
Espero no pertenece a egia