Las comparaciones son odiosas, reza el tópico, pero hay veces en los que resulta inevitable resistirse a la tentación. La Zona de 2014 no tiene nada que ver con La Zona de 1996, por poner el año en el que algunos empezamos a frecuentar la otrora bulliciosa calle San Bartolomé. Sólo el London Rock House, a mitad de calle, aguanta el tirón junto con la exitosa La Madame, que ocupa el sitio del burdel Chapeau. La Zona, al menos tal y como la conocimos en nuestra adolescencia, cuando nos enamorábamos casi cada fin de semana, ya no es La Zona. No sólo ha perdido brillo, sino que parece abandonada a su suerte, oscura, vacía y avejentada; la mayoría de los locales se alquilan o están directamente abandonados y las descuidadas fachadas de los edificios simbolizan una decadencia que se antoja imparable.
Hace 20 años los jueves universitarios solían arrancar en La Zona. Las dos imágenes que vienen a continuación están tomadas el jueves 12 de diciembre a las 23:00 horas.
Recorramos paso a paso la calle San Bartolomé por algunos de sus puntos más emblemáticos. Hagamos un necesario ejercicio nostálgico. Apenas hallaréis menciones musicales. Para el que no lo sepa: La Zona se llenaba de niñas y niños bien de la ciudad y allí no se iba a escuchar música (pachanga, en un 90%) sino a ver y a dejarse ver. Algunos bajaban de la sesión de tarde del Young Play (ese era el nivel) y otros partían directamente de San Bartolomé. No existía el Porche, legendario punto de encuentro punk. Si sonaba «Even Better Than The Real Thing» de U2 podías estar más que contento.
A continuación, comparamos el presente con el pasado; con los recuerdos, borrosos y lejanos, salpicados por las primeras ingestas alcohólicas de la juventud.
Zakro
Las locas noches juveniles solían empezar aquí. La cabina de teléfono que daba a la calle Easo era el punto de encuentro y el Zakro, el primer bar pasados los juzgados. Todos los chupitos eran de colores y los combinados tenían nombres tan sugerentes como «Ven al Paraíso». Imposible salir indemne. Enfrente sigue existiendo un bar de rock duro, totalmente desubicado, con nombre de discoteca ibicenca: Pacha. Unos pocos juegan al futbolín en estos momentos. El local del Zakro se vende y su aspecto es francamente penoso.
Cine
Que te dejasen pasar no sólo significaba la confirmación de la edad adulta -a los chicos siempre se les exigía el DNI, a las chicas…casi nunca-, sino la entrada al mismo cielo. El Cine era la sublimación del adolescente pijo donostiarra, el no va más para el chico de COU y la chica de 3º de BUP. ¿Quién no se ha enamorado fugazmente en el Cine? Cómodo y espacioso, generaciones postreras tomaron la primera copa antes de dirigirse a lo Viejo. Hasta que cerró en 2004. Ahora no es más que una fea y vieja puerta pintarrajeada.
La Bocatería
Lo que conocíamos como Bocatería o como una suerte de hamburguesería Va Bene con un espacio de juegos al fondo de la sala, es ahora una sociedad de pescadores y cazadores. Ubicada justo enfrente del Cine, servían aperitivos que te preparaban para la farra, podías charlar más tranquilamente o echar una partidita al billar. En la puerta de al lado, subiendo unas empinadas escaleras, se accedía a una sala recreativa también extinta donde vendían chucherías.
Kuttun
Su mera existencia constituía un milagro financiero digno de estudio. Mientras su hermano mayor, el bar Cine, solía estar hasta la bandera, el Kuttun, del tamaño de un pasillo, sobrevivió con una exigua (pero suponemos que fiel) clientela. A su favor: a día de hoy mantiene una fachada más digna que el resto.
Kentucky
Por una pequeña rampa que desemboca en el callejón de San Bartolomé llegabas al Kentucky. Solía tener máquina de tabaco y otras cosas que no eran tabaco por lo que casi siempre había algún amigo o conocido que entraba a ver qué es lo que se cocía por allí. Ahora se llama Meet y los nuevos dueños llevan un mes en marcha. Se nutren, aseguran, de «todo tipo» de clientela.
Twickenham
Tuvo una etapa posterior, bastante discutible, todo hay que decirlo, que fue conocido como La Bolsa. En la última etapa, Rivers. Pero sus grandes noches tuvieron lugar bajo el nombre del «Twicken», que es como pasará a la historia. No era tan pijo como el Cine ni tan canalla como el Kentucky; pertenecía a la clase media de La Zona, un comodín. Situada estratégicamente en la esquina de la calle Lersundi con San Bartolomé, unas asépticas oficinas (Central Fax Euskadi) han tomado el relevo.
Kopas & Moro
Si no caías antes en las redes del TKC -de los primeros en cerrar sus puertas, señal de que La Zona estaba entrando en coma-, la ruta tenía una doble parada final. Salías del Moro para entrar en el Kopas y viceversa. Imposible disociar ambos mundos. Las escaleras del Kopas solían jugar malas pasadas a esas etílicas horas. Los katxis de color azul pitufo, por su parte, te hacían recordar levemente que demasiadas horas antes habías bebido varios chupitos multicolor en el Zakro. La Zona hervía.
- Moro
- Kopas
46 Comentarios
Nada, nada el twicken era el mejor jajaja
Qué bien nos lo pasábamos… ni si quiera abría el pub para ganar dinero!! Era para disfrutar con los clientes!!!
La Zona…después del Play taciturno y antes de subir a Ku. Q buenos recuerdos!! El Kuttun, barra gestionada por aquel entonces por Jose, un señor que nos daba cocteleras de tequila con mora! El Cine, donde entrar era lo más de lo más! Cómo olvidar, imposible. Ahí empezaron mis andanzas con mi ahora marido. Creo que las cosas buenas, como las que nosotros vivimos, no se pueden repetir. Una pena.
Realmente interesante para uno que aun no llega a la veintena.
Eso si, si no me equivoco, ¡el kuttun sigue abierto!
Qillito:
Y la de información que tienes en los comentarios. ¡Puro oro!
Y el PACHA que? Un bar Heavy con futbolín! puro amor…jejejejeje
¡Tú a lo tuyo! Heavytrona!