«La gente viene aquí a por anís, oporto, coñac, jerez… de 8 de la mañana a 8 de la tarde. Abrimos todos los días: ¡somos currantes!», se enorgullece Bernardo, el veterano de la casa, mientras ejerce de guía en el maravilloso interior de vinos y licores Ezeiza (Calle Prim, 16) lleno hasta los topes de botellas y cajas de bebidas alcohólicas de todo tipo. Desde un Petrus de 6.000 euros hasta el vermut Yzaguirre de toda la vida, bastante más asequible.
Un ligero y aromático olor de vino dulzón recorre las distintas estancias de la tienda, tres en total: la zona de la entrada, donde el mostrador; y la bodega, que se divide a su vez en dos partes, la de las estanterías y las barricas. El suelo, de madera, cruje al son de nuestros pasos y aquí dentro parece que el tiempo se ha detenido hace mucho tiempo.
«Esto tiene 110 años«, exclama. «Mi tío lo compró por los años 50, cuando también era una tienda de comestibles». Ahora Bernardo está acompañado por sus hijos, Ibon y Gorka, aunque sólo vemos a uno de ellos porque «el otro se ha ido con el carro».
Antes de pasar a ver las barricas en la trasera de la tienda -«abajo hay otra bodega más grande»- Bernardo lee en voz alta una inscripción tallada en madera a saber de cuándo.
Nos enseñan una botella de patxarán casero y nos sirven un vermut de cortesía.
Una señora entra y pide tres botellas de Beronia para que se los empaqueten con vistas a Navidad. En Ezeiza también se pueden comprar regalos, por supuesto.
Y salimos pensando que Ezeiza es una tienda muy especial, por dentro y por fuera.
4 Comentarios
Un auténtico lujo de tienda, de personal y de asesoramiento, con mil de solera y muuucho conocimiento sobre vino. ¡Estos son el tipo de comercios que no pueden perderse!
Confirmo que son gente sensacional, supermaja y campechana. Y es verdad que si ellos están libres y tú tienes tiempo puedes estar hablando con ellos de lo que sea. Hace años que los conozco pese haber entrado pocas veces. Y da gusto que se conserven locales con solera.
¡Ojo con el alcohol!
Son encantadores, súper majos Diego!
Fui hace no mucho a comprar una botella de ginebra y acabamos hablando de ginebra, de Burgos y casi de la situación económica mundial.
¡Qué alegría de gente trabaja en esa tienda! Como ir a comprar a tu propia casa.