En la entrevista que concedieron a KULTURALDIA, el colectivo Ayo Silver! aseguraba que hay «hueco» para un festival de las características del Lurrazpiko Festa; es decir, arriesgado, valiente y poniendo el enfoque en un público selecto y minoritario pero que se retroalimenta con propuestas estilísticas variopintas, a veces antagónicas. Porque, ¿qué tiene que ver el hip hop macarra y callejero de El Coleta con el neo-psych rock musculoso de Night Beats? ¿El pop bizarro de Hidrogenesse es compatible con el rythm and blues salvaje de The Grys-Grys? En realidad todos ellos son mundos musicales opuestos que en la sección de discos de El Corte Inglés estarían convenientemente separados por secciones y estilos, suponiendo, claro está, que estos grupos los podemos encontrar en unos grandes almacenes.
Cuando los polvos mágicos de la música se esparcen sobre un escenario a veces ocurre que se esfuman las barreras. Y lo único que importa son las canciones y las maravillosas sensaciones que nos deja una buena actuación en directo. Edición tras edición, esta es la cuarta, Lurrazpiko festa se ha consolidado como una rara avis del panorama festivalero estatal, donde abundan los Vetustas Morlas, Izales y carteles clónicos que si fuesen cromos de fútbol y estuviésemos en un patio de colegio de los 80 nos los estaríamos intercambiando.
Aun siendo relativamente minoritario (entre Gasteszena y Dabadaba no entran más de mil personas) el gran triunfo del festival Lurrazpiko Festa es haber generado una marca fiable que trasciende nuestras fronteras y arrastra a público de Madrid, Barcelona, Bilbao o Cantabria porque saben que, salvo algún caso aislado (¿el Villamanuela madrileño?), no van a poder disfrutar de algo así. Sin agobios, ni colas para pedir bebida en la barra ni gin-tonics a 9 euros en vasos de tubo. Salvando distancias siderales (el presupuesto del Lurrazpiko es de 20.000 euros) tenemos aquí una versión en miniatura, txiki, una delicatessen, del todopoderoso y también ecléctico Primavera Sound.
Viernes 29 – Dabadaba
El viernes, es verdad, fue más flojito que el día grande del sábado. Ganó por goleada el rap quinqui y poligonero de El Coleta que tiene más carisma que un Mitsubishi de última generación y se atreve a meter samplers de Las Grecas y combinarlo con referencias a Joe Strummer. Toma ya. Subió al escenario escoltado por dos hombres disfrazados de la Guardia Civil en chandal, gafas oscuras y riñonera, como si estuviese paseando un domingo por la tarde por su Moratalaz natal. Ya por eso valió la pena pagar la entrada. A Star Trip, un cruce entre los primeros Planetas y Teenage Fanclub, le sobran redondas canciones pop («Nada va a cambiar», «Carla») y voces inmaculadas, pero quizás el alto volumen del Dabadaba les jugó una mala pasada y no se pudieron lucir. En la (sana) batalla indie entre Sierra y Tigres Leones salieron mejor parados los primeros, con más recursos y variedad que el afilado punk-pop de los protagonistas de uno de los vídeos del año, «Marte«.
Junto con el recital del rapero, lo más sorprendente de la noche fue la descarga de rock aguerrido y garajero de las hermanas portuguesas Júlia (batería) y Maria Reis (guitarra), Pega Monstro, que presentaron su nuevo disco, «Alfarroba». Y luego ya, pasadas las dos de la mañana fue el turno de los djs, con los propios Ayo Silver! al mando.
Sábado 30 – Gasteszena
Los afortunados que pudieron pasarse por la merendola del Dabadaba hablan maravillas de The Heaters que, al parecer, empezaron su concierto como un torpedo soviético. ¿A ver si resulta que van a ser mejores que Night Beats?, decían. Tras el precalentamiento de electrónica vintage de Diego García en la sala pequeña de Gasteszena, la cosa se puso seria con Joseba Irazoki eta lagunak en el escenario principal. Abrasivo, experimental y llevando las guitarras hasta el límite de sus posibilidades, si Irazoki y su banda fuesen ingleses les lloverían ofertas por todos los sitios. Son nuestros Shellac, la vanguardia del rock vasco en estos momentos.
De seguido en la sala pequeña tuvimos dos de los conciertos más potentes. Por un lado, uno de los estandartes del hardcore-punk actual, Betunizer, que venían con nuevo disco bajo el brazo, “Enciende tu lomo”. Aunque cantan cosas como «te van a sentar de vicio, siéntate», su música es una invitación al pogo y aguantar de pie empujando al de al lado. Su directo es de los que apabulla. Los chavales de Les Grys Grys parecen sacados directamente de 1966 y cada concierto que dan es como si fuese el último. ¡Qué energía! Como si los Pretty Things se hubieran asalvajado aún más tras haber oído a MC5. El momentazo del concierto llegó cuando uno de sus miembros se subió a una de las torres de sonido mientras el guitarrista se mezclaba entre el público. ¿Que les faltan temas propios? ¿Que no tienen canciones? Qué más da, lo suyo es puro rock and roll… and we like it.
Me salté la ración hip hop de C Tangana y me centré en la triada pop del escenario central que dejó a la mayoría más que satisfecha. Single e Hidrogenesse, dos proyectos que vuelan libres en el pop en castellano, no te dejan margen para los grises. O te encantan o te quedas fuera de su universo paralelo, aislado y sin pillarle la gracia al ingenio -eso no se puede negar- desbordante de los dos. Me pasa con el proyecto de Ibon Errazkin, bastante menos con el dúo catalán. ¿Quizás Hidrogenesse, que habían salido vestidos de romanos, se extralimitaron con las canciones de su nuevo disco, «Roma»? El ambiente, realmente, se caldeó a partir de la primera dosis nostálgica («Disfraz de tigre»). Por su parte, el garaje-pop elegante de las francesas Juniore entró tan suave como un gazpacho sin pepino, muy rico pero al que le faltó un poco de chispa, de más mala leche para las doce de la noche de un sábado.
No se puede decir que de savoir faire anden sobrados los ingleses Sauna Youth, que fueron a machete desde el minuto uno y se convirtieron, seguramente, en el grupo revelación del Lurrazpiko Festa. En su coctelera entra el post-punk, el punk y una feroz intensidad que parece un subidón del Jagërmeister que daban por todas partes. Fue el show más revolucionario de la sala 2. Y eso que para entonces el listón de locura estaba bien alto.
Con permiso de Siesta! y de los djs, el visionario dj Food y el castizo y siempre genial Coloso de Roda, los dos platos fuertes en la recta final fueron Night Beats y Kokoshca. El trío de Seattle es bastante más que una eficaz reencarnación de 13th Floor Elevators que demostraron con su primer éxito, «Puppet on the String». Sonaron muy potentes, con un bajo que parecía un buque de guerra y derrochando actitud por los cuatro costados. Se lo creen. Y no les falta razón. Juegan ya en la liga de los grandes del psych-rock actual, no tan alejados de, por ejemplo, Asteroid 4 o Black Angels. Eso sí, bromas cero: alguien lanzo una pequeña calabaza al escenario y se lo tomaron con mal humor.
Haber dejado para el final (3:00 am) a Kokoshca puede parecer un ejercicio ególatra, una bilbainada sin venir a cuento (Ayo Silver! edita sus discos y uno de ellos, Álex, es el batería), pero salió redondo. Mejor imposible. Luego se vio que todo estaba pensado para hacer del concierto de los pamplonicas con conexión donostiarra una juerga. A las segundas de cambio dedicaron «Mi chica preferida» a la fotógrafa Irene Mariscal, y después de una remesa de nuevas y frenéticas canciones salieron con su arsenal de hits («La Fuerza», «Directo a tu corazón», «La fuerza», «No volveré») que fueron acompañados de una lluvia de confetis por parte del público compinchado que caía como maná del cielo. El show terminó con una masiva invasión del escenario. Fue el fin de fiesta perfecto, la jarana con la que despedimos dos grandes días de sonidos subterráneos.
4 Comentarios
Pues si crees que lo mejor de la noche fueron el grupo vasco y el catalán mal vamos, normal que los chavalillos imberbes de Albert Cavalier te parezcan unos notas, igual deberían darte ellos el par de ostias y demostrarte que estás hecho un puretilla y equivocado por pensar así, con lo soso que es el público donostiarra y más los indies, déjales hacer un poco el indio, mesié, o es que tú nunca has sido joven? Para conciertazo el de los gabachos de Montpellier, el único grupo que se desmelenó como debe ser. Sí señor!! Y además, insultantemente jóvenes y descarados. Egurra!!
Aupa Le Grys-Grys!
Todo estuvo bien, incluido el final de la casa. Me gustaron especialmente Single e Hidrogennese que estuvieron genial. Los que ya empiezan a cansar son los niñatos de Albert Cavalier, dan verguenza ajena, dando la nota en todos los conciertos. Alguien deberia darles un par de hostias a tiempo y no soy violento.
David:
Seguro que Single e Hidrogennese estuvieron genial, pero yo con los primeros no conecto especialmente y con los segundos tengo mejor recuerdo de cuando vinieron al Trueba con la gira «binaria» de Alan Turing. Eh, ¡pobres Albert Cavalier! Son jóvenes y alocados. Y sobre todo inofensivos.