Javier Maldonado (Maldo), uno de los cuatro miembros del colectivo Kristonkino, está ultimando los detalles de Rooftop. Respira aliviado. Parece que ya está todo atado y que el evento audiovisual que tendrá lugar este viernes 29 a las 22:30 horas va a poder celebrarse con los típicos ingredientes con los que sazonan sus propuestas este grupo de inquietos actores y directores. Será la continuación del Vermukino -aquel exitoso cóctel de cine, música y gastronomía que revolucionó la sala Andia de la Kutxa a finales del año pasado- y ya se ha posicionado como una de las perlitas del próximo festival Olatu Talka. El plan es realmente apetecible: no todos los días se puede ver una muestra de cortometrajes en petite comité –el acceso está limitado a 60 personas- en una azotea, concretamente en la de la sede de Donostia 2016 (calle Easo, 45).
«Siempre me han gustado las vistas que hay de Donostia desde el Guardetxe. Esa imagen de la azotea de la ciudad se desconoce», explica Maldo. Inspirándose en países como Inglaterra, Estados Unidos o Australia, donde el concepto de cine en la azoteas está más extendido, los chicos de Kristonkino pretenden darle continuidad al pequeño aperitivo del viernes. La idea es que el plan cuaje y puedan extenderlo en un futuro a otras azoteas de San Sebastián; quién sabe, quizás algún día cristalice todo esto en un festival de cine en las alturas de la ciudad.
Por el momento, no ha trascendido demasiado sobre lo que pasará el viernes en el ático de 2016. No sueltan prenda. Se sabe que Taskakulturklub, la corriente cultural del bar A Fuego Negro, está implicada en el proyecto y que la música (soul) correrá a cargo de su chef y dj, Edorta Lamo. Igual que en el Vermukino, vamos. Se podrán ver tres cortometrajes que nunca antes se han visto en Donostia -uno producido por Kristonkino y otros dos títulos, uno español y el otro extranjero, que han pasado por festivales internacionales- y se anuncian varias «sorpresas» que guardan con celo, como el lugar en el que se proyectarán las películas. ¿Sobre una pared del edificio? ¿El muro de enfrente? ¿Una pantalla móvil? «¡Habrá que subir y verlo!», exclama.
El aforo no da para mucho y por eso en Olatu Talka sólo se han puesto a disposición del público 30 entradas dobles. Son gratuitas y se consiguen mediante sorteo. El método es muy sencillo: basta con que envíes un mail con el asunto Rooftop y tu nombre a terrazarama@gmail.com antes de mañana jueves 28 a las 12 horas. El viernes se darán a conocer los nombres de los ganadores y habrá que presentar el DNI en la entrada.
Junto con Bang Bang Zinema, Kristonkino está tratando de darle una interesante vuelta a los nuevos formatos de exhibición, «liarla un poco con el cine», como dicen ellos. Así fue en la primera muestra de creadores que organizó Katapulta también en la sede de 2016 y en el Vermukino. «Queremos ofrecer un concepto distinto y buscar nuevas formas de exhibición para atraer al cinéfilo y también al que no lo es tanto, a todo tipo de público», resume Maldo. Y aquí no hay discusión: disfrutar de una película en una azotea encaja perfectamente con la filosofía kristonkina.
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