Nada más subir por la escalinata de la iglesia Santa María, en el cruce entre la calle Mayor y la 31 de agosto, un mensaje da la bienvenida al visitante. «No toleramos los ataques sexistas. Los babosos a los tiburones». Son los piratas donostiarras, Donostiako Piratak. Los carteles que tienen esparcidos por la Parte Vieja y el muelle demuestran que este movimiento ciudadano se nutre de valores: igualdad, sostenibilidad, euskera y la participación son, ante todo, sus principales frentes de batalla. Como ejemplo de su compromiso social, el txupinazo de este año ha sido lanzado por los refugiados que escapan de las guerras y la miseria. Otros años ha sido el turno de, por ejemplo, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). A los piratas se les conoce porque lo petan con su abordaje anual y por el festival que montan en el espacio conocido como la Flamenka; sin embargo, es un movimiento que va más allá de lo puramente lúdico. Quieren demostrar que la Semana Grande también puede ser un arma de transformación social.
Quedo bajo los arcos de Portaletas con Uxue Santiago (de la cofradía Bihurri) y Haritz Zaldua (KalepOza). Haritz llega con un vaso de kalimotxo y parece, de alguna manera, un objeto personal adherido a su cuerpo. «¿Qué me cuesta atar este vaso con una cuerda, llevarlo a casa y traerlo de vuelta al día siguiente? Si por cada consumición tengo que utilizar un recipiente de plástico diferente, piensa en todo el perjuicio que le estaría causando al medio ambiente», explica ante mi mirada al invento casero. Ambos, Uxue y Haritz, participan en diferentes cofradías que forman parte del movimiento y llevan chalecos con sus propios colores y características distintivas.
Son las ocho de la tarde. Aunque falta un rato para que empiecen los conciertos, el plato fuerte de su programa de fiestas, el ambiente se ha empezado a caldear en el muelle. El montaje, como estos últimos años, es impresionante. El eco del colectivo, sus logros y su filosofía de trabajo, cada vez es mayor: el otro día aparecieron en los informativos de la Sexta y Telecinco con motivo de la celebración del abordaje pirata. Nos alejamos de la música de tal forma que parecen canciones salidas de un hilo musical. Nos sentamos en el suelo. Seguimos en el muelle, pero nos hemos escapado lo suficiente como para charlar tranquilamente y con relativo silencio. Haritz ofrece su kalimotxo al resto.
¿Cómo empezó todo? ¿Cuáles son las raíces de los Piratas? ¿Cómo se ha convertido en un movimiento tan grande? ¿Cuál es su historia? ¿Y sus fuentes de financiación? Si quieres saber las respuestas a todas estas preguntas tendrás que seguir leyendo.
Donostiarras, las txoznas han muerto
Más de uno recordará las txoznas de la Semana Grande. Los conciertos de aquella época también. En la charla nos vienen a la cabeza el histórico concierto de Dut y una de las metamorfosis musicales de Fermín Muguruza. Pero si tenemos que ir a la genesis de la historia, a la prehistoria, Uxue saca a colación el colectivo de fiestas de 1983. A continuación, analizan la parálisis que sufrieron las txoznas. «Todos los años estaba la misma gente para mantener aquello, no había relevo y si surgía alguno se encontraban con problemas de todo tipo. Al final tuvieron que arrojar la toalla». En 2002, un grupo de jóvenes que frecuentaban la Parte Vieja montaron una especie de Gynkana en la calle Juan de Bilbao (Ikatz Kalea). Juego y fiesta. El germen de los Piratas está aquí.
«En toda la calle se ponían una serie de barreras, desde el principio hasta el final», rememora Haritz. La Gynkana festiva consistía, por ejemplo, en habilitar varios neumáticos por el suelo, pasar por debajo, y luego entraban a un bar donde se les servía un zurito, en otro un chupito… y así. Estaba claro que no se sentían identificados con el espíritu y el contenido de la Semana Grande. Esta idea se desarrolla muy bien en la propia web de Donostiako Piratak. «Somos piratas y somos donostiarras. Pero no somos de esos que nos dejamos vender por el modelo festivo que nos proponen. Belle Epoque, monarquía y el paisaje de postal. Nos dejaron fuera del pregón de fiestas y, gracias a la imaginación y al trabajo, hemos sido capaces de llegar hasta aquí».
Primer abordaje
Año 2003. 150 amigos aproximadamente. Sin permiso. Aventura. Emoción. Y riesgo, en varios sentidos. Aprovechando la relación histórica entre la ciudad y su puerto, un nexo de unión muy potente, decidieron que había que reconquistar la ciudad a través de un abordaje. El primer abordaje pirata. En palabras de Haritz, «como estábamos fuera de lugar, teníamos que buscar nuestro sitio». Recuerda de aquella vez dos cosas con meridiana claridad: la preocupación por la seguridad y por los desperfectos que podían dejar en el camino. Cuando llegaron a la Concha se encontraron con un inesperado recibimiento: les aguardaban los municipales. No tenían permiso del Ayuntamiento para embarcarse en una travesía de esas características. Ese mismo día organizaron una asamblea: decidieron amontonar todas las balsas delante de la puerta del Ayuntamiento.
«Fue una acción muy simbólica», subraya Uxue. «Salir del centro de Donostia, desde su punto más turístico, romper con esa imagen de San Sebastián de postal y acabar en el corazón de la ciudad». Hoy son miles las personas que participan en el abordaje Pirata.
El espejo: de las fiestas de Mosku de Irun a Vallecas
Donostiako Piratak se ha convertido en un referente -también fuera de Euskal Herria- para muchos movimientos ciudadanos que quieren articularse a través de las fiestas de su localidad. Se trata de una sensación muy reconfortante, de reconocimiento, de haber hecho bien las cosas, pero, al mismo tiempo, tiene sus contrapartidas y la mochila que cargas es mayor. «Es un movimiento con un cuerpo muy grande y eso acarrea un compromiso. Si somos un ejemplo tenemos que tratar de hacer bien las cosas», reflexiona Uxue. Al principio, cuando era un bebé, los Piratas miraban a los demás: a las fiestas de pueblo. «Las fiestas que surgen del pueblo y para el pueblo», atina Haritz. «Pueden ser los San Fermines de Lesaka, las fiestas de Mosku en Irun, EHz Festibala, algo que hayan hecho los bukaneros de Vallecas…», añade Uxue.
No les cierran las puertas a nadie y dicen que todo el mundo es bienvenido. Son contrarios de las falsas dicotomías, lo que en Semana Grande te llevaría a elegir entre ver los fuegos y tomar un helado o acudir a la Flamenka. Todo esto es compatible y perfectamente realizable. ¿Por qué no? «Somos donostiarras y éste es un movimiento que hemos creado para todos los donostiarras. Es lo que reivindicamos», continúa Uxue. «Tenemos que intentar crear la mejor oferta posible para que cada vez más gente sienta que ése es su sitio y que aquí tiene un lugar en el que estar». «¡Exacto!», exclama Haritz. «Si algún día viene el alcalde a jugar con nosotros estamos encantados de que así sea, ¡mucho mejor! Al fin y al cabo es un ciudadano donostiarra más».
Ayuntamiento y Donostiako Piratak: una sinuosa relación
En el ADN de este movimiento no caben expresiones como «contra» o «enemigo». Trabajo en común y colaboración son los conceptos, casi como mantras filosóficos, que más repiten estos chicos. Al principio cumplieron el papel de alternativa y ahora están en el camino de dar el relevo a unas fiestas inclusivas en el que quepan todos, como hemos visto más arriba. No es fácil. Nadie dijo que lo fuera. Al contrario. Se sienten dolidos con este ayuntamiento gobernado en coalición por el PNV con el PSE por una decisión concreta -les han adelantado la hora de cierre de la Flamenka a las 3:30 y a las 4 de la mañana en los días especiales- y, sobre todo, por los comentarios que se han vertido sobre el supuesto peligro del abordaje. Cabe recordar que el abordaje es la única actividad Pirata que está incluido en el programa oficial de fiestas.
Al hablar del primer caso, sale a continuación la comparación con el Jazzaldia. «Cuando el espónsor es Heineken el Ayuntamiento lo apoya, en cambio, cuando los ciudadanos hacen algo no nos sentimos respaldados de la misma manera», cuentan. «No queremos ir contra nadie y todos los años vamos con esa actitud, pero no sentimos que recibimos la misma respuesta a cambio; nos tienen por sus enemigos».
En cuanto a la seguridad, lo cierto es que los Piratas se toman muy en serio todos los protocolos de seguridad. Los tienen a patadas. Se han formado con los bomberos, la relación con la Cruz Roja y DYA es constante… Si a alguien le pasa algo o el tiempo se pone feo por viento, lluvia o tormenta no tienen más que activar los mecanismos establecidos. La seguridad está garantizada. Recordemos qué pasó hace un par de años con el concierto de Esne Beltza: tuvieron que suspender la actuación por inclemencias meteorológicas. «Evacuamos la Flamenka en cinco minutos, activamos todos los protocolos. Para cuando vinieron los bomberos y los municipales habíamos vaciado todo el recinto. Nos felicitaron. Todos los años nos felicitan», se enorgullece Uxue.
¿Han notado un cambio de actitud en esta etapa post-Bildu? ¿La relación con el PNV ha ido a peor? La respuesta de Uxue y Haritz va en la misma dirección. «Como dicen muchos sociólogos, el conflicto es inevitable y las relaciones ahora son distintas. Pero estén en el gobierno municipal Bildu, PNV, PSOE o PP acudiremos al Ayuntamiento con la misma actitud; quizás, por su ideología o filosofía, nos encontraremos con más o menos facilidades, pero el conflicto siempre se va a dar».
Autofinanciación y participación power
Ropa (camisetas, pañuelos, chalecos…), donaciones, la txozna del día de Santo Tomás, hacer equis actividad el día de las regatas… Existe un grupo de trabajo detrás de cada estrategia económica adoptada. Han tenido ayudas públicas y privadas, pero creen firmemente en la autofinanciación. Es su objetivo. Nadie cobra en este movimiento. Todos son voluntarios. Trabajan por amor al arte. En estos momentos están en un «proceso de reflexión» respecto al sistema económico: la txozna de la Flamenka es su principal vía de ingresos, pero aciertan al señalar que «la Semana Grande no es sólo alcohol y juerga. Es más que eso».
Las cuadrillas se integran en diferentes cofradías. El de Haritz es KalepOza y como su nombre indica surgió para darle color y alegría a la Semana Grande. Además, se identifican con el mundo del hockey y los deportes en general. Este año, no obstante, no podrán jugar a waterpolo por unas boyas para embarcaciones de recreo que ha habilitado el ayuntamiento.
Tiran de Doodle para poder establecer los turnos de trabajo con un poco de criterio. Ayer por la mañana se habían apuntado 19 personas para trabajar el viernes por la noche en la txozna de la Flamenka. Necesitarían unos 25 compañeros. Uno de ellos es Haritz. Trabajará gratis, claro. En total, durante la semana han contabilizado 1000 turnos de trabajo y han conseguido llenar todos ellos. La participación es uno de sus puntos fuertes, qué duda cabe. «Llega gente que nos dice algo así: queremos hacer algo por vosotros, por todo lo que nos dais a cambio. Y ese algo puede ser hacer un turno en la Flamenka o en la Trini, ir con una cámara de fotos para cubrir un evento o recoger residuos el día del abordaje».
Musika: bertsos sí, cumbia y reggae feminista también
El primer año no tenían mucho más que dos bafles, unos bertsolaris, trikitilaris de Igeldo y danzas vascas. La dirección musical de los inicios estaba claro por dónde iba: música euskalduna. Ahora cuentan con un señor escenario. Han ampliado horizontes musicales con mucho éxito al igual que «los donostiarras escuchan estilos de música diversos».
El camino que han trazado por introducir nuevos estilos musicales aún no ha terminado y es algo que ha creado debate en su seno, a medida que se han ido alejando de los territorios habitualmente explorados por la música en euskera. «¿Cuál es nuestro rollo? ¿Sólo la músika euskalduna?», se pregunta Haritz. Al escenario de la Flamenka se han subido propuestas tan dispares como los de La Mala Rodríguez, Manu Chao y Su Ta Gar. Este año es el turno de Tremenda Jauria, (cumbia y reggae feminista), música rumana y Willis Drummond, entre otros.
5 Comentarios
A limpiar los restos de la batalla tendrían que ir después.
Todo muy bonito pero hay que ser responsable de lo que implica este movimiento de gente con la basura que generan y abandonan por todas partes
Una vergüenza
Imagino que los chicos que entrevistaste son muy jovenes para recordar los origenes ya que es una afirmacion muy simple hablar de una Gynkana en Juan de Bilbao. La realidad es que las cuadrillas se agruparon en equipos de sus bares habituales y ademas de una gynkana se organizaron diferentes juegos ademas de una comida popular y una busqueda del tesoro. Ademas de bares de la Juan de Bilbao organizo y participo mucha gente, los currelas y clientes del Minuto y Medio por ejemplo fueron una parte muy activa de los origenes del movimiento de los piratas.
Bueno, hablé con dos chicos, de edades muy dispares. Una tendría 22 y el otro entre 35 y 40. El que me contó la historia fue el segundo que lo reprodujo tal y como lo había vivido él. Mola saber que la gente del Minuto y Medio y otros bares también aportaron su granito de arena. Enriquece sus orígenes
«En 2002, un grupo de jóvenes que frecuentaban la Parte Vieja montaron una especie de Gynkana en la calle Juan de Bilbao (Ikatz Kalea). Juego y fiesta. El germen de los Piratas está aquí.»
Todo claro pues.
Ése es el germen. El movimiento ha crecido a lo ancho y a lo largo, no sé si me explico.