Soy Sancho Rodríguez: un surfista intentando hacer cosas divertidas que aporten algo a nuestra cultura. Soy de Irun, así que fronterizo, de un pueblo peculiar. Pero paso mucho tiempo en Donosti, surfeando en la Zurriola, disfrutando un poco la vida de esta ciudad, y llevando a cabo proyectos como el Surfilm festibala o el Savage Cinema (sección no competitiva del Zinemaldia)
Inicias andadura con el Surfilm festibala en 2003, ¿de dónde venías entonces?
Estuve estudiando fuera en EEUU y en Barcelona; y después estuve en La Fábrica, trabajando en producción de PhotoEspaña: siempre me había gustado mucho el mundo del arte, y entonces me metí de lleno en el backstage trabajando para esta firma que es de las más potentes en gestión cultural en España. Así empezó mi andadura en el mundo de la cultura, y cogí bastante experiencia que me sirvió para lo posterior.
Vivir en Madrid no debe de ser fácil para un surfero…
Cierto. Aguanté tres años. Siempre había querido trabajar en proyectos que me gustaran y allí tuve la oportunidad de hacerlo. Pero al vencer los tres años, que es ese ciclo de tiempo en el que una mente inquieta necesita renovarse, me volví a Euskadi.
¿Y cómo surge la idea de organizar este festival?
Pues yo estaba llevando el marketing de Carhatt y de Loreak Mendian, que tenían relación con el mundo del surfing, y el verano que yo entré a trabajar en Loreak hicieron una proyección durante el Open Zone de Longboard. Yo era fan de muchos títulos clásicos de surf. Y jugando con estas piezas se me ocurrió hacer un festival de cine y cultura en torno al surf.
¿Había alguno de referencia por aquí en la época?
No. Éste fue el primero del mundo en la era moderna, después de aquellas proyecciones de los 60 en California. De hecho todo el mundo me decía: “¿Pero cómo vas a hacer un festival de cine de surf si no hay ni uno?”. Y yo les decía: “Pues por eso: tiene que haber”. Donosti se prestaba con esa imagen suya de ciudad de cine donde se mezcla lo playero y lo urbano.
¿Y cómo despegasteis?
Pues como en todo: con un movimiento de gente, porque creo que en toda iniciativa es imperativa la energía de la gente que lo lleva y cómo se retroalimenta con el público. Cuando nos inventamos el festival Iñaki Bandrés formó parte del comité de festival, y también Felipe Apalategi. Otra de las cosas que ha marcado mucho el festival es el tema gráfico, a cargo desde entonces de Loreak Mendian. La estética es lo que pone la cara a los valores, así que es bastante importante.
«Un festival tiene que ser serio en los contenidos, tratar los temas relevantes de la cultura de surf de todo el mundo y local, tiene que estar muy bien producido, sorprendente, divertido…”. ¿Esto cómo se consigue ?
En el trabajo de cocina tiene que haber un equipo serio y muy bien marcado para llevar adelante tu visión desde el concepto para buscar apoyos en instituciones y patrocinadores, que son los que te van a permitir financiar esa visión. Y hace falta un equipo muy profesional para llevarlo adelante. En ese sentido, desde el primer año fuimos a ver a la Unidad de Cine, que dirige José Luis Rebordinos, y nos ayudaron desde el principio. Está claro que el equipo humano es clave para hacerlo bien, pero sobre todo para disfrutar con el viaje.
¿Y qué me dices de vuestro público? ¿Lo habéis sorprendido?
Las aportaciones del público son lo que hace que esté vivo. De hecho nos gusta mucho el punto de encuentro entre el surf y el antisurf. Disfrutamos de la provocación y de reírnos un poco de la caricatura. Por qué nos gusta tanto «Point Break»: porque es una película rechazada por los surfistas integristas, que a mí me parece un peli de acción buena, que retrata bien el mundo del surf, y que un actor como Gary Busey, ganador de un Oscar, se meta a interpretar ahí me encanta. Venimos de un mundo anterior en el que nos creíamos héroes y seres superiores, y en realidad somos unos chalaos que perseguimos algo que no sirve para nada
Hablando de chaladuras, he escuchado a José Luis Rebordinos decir en una entrevista que cuando te conoció pensó que eráis “una panda de locos apasionados, una gente que se lo creía, que lo disfrutaba y que lo vivía”.
Yendo un poco más allá de los tópicos de que el surf es un estilo de vida y todas esas cosas, es verdad que la búsqueda de la ola perfecta es una locura que nos acompaña toda la vida, y acabas dejando que el surf marque tu ritmo de vida, el de tu trabajo… Es esa persecución de algo inútil, porque no acumulas riqueza sino que la pierdes, lo que se puede extrapolar a la vida. Porque si eres un apasionado por el surf puedes ser un apasionado por la cultura, por el cine, por hacer algo apasionante para la gente. Creo que es importante ser apasionado porque te hace ir más lejos en cualquier actividad, y en este caso hemos plasmado nuestra pasión por el deporte en el festival.
¿Y cómo vives esa pasión en tu día a día? ¿Habrá también parte de rutina en lo cotidiano, no?
Pues el surf tiene una parte muy importante en mi vida personal y en mi vida profesional. Ahora trabajo en casa, porque vivo fuera de aquí con mi pareja, y vivimos cerca de un par de olas muy buenas. Lo primero que hago al levantarme, aún cuando he mirado el parte antes de dormirme, es ir a ver las olas. Y a partir de las condiciones del mar organizo mi día de trabajo. Cuando no hay olas trabajo mil horas. También me gusta el arte y me gusta mucho el cine convencional: puedo ver un día un documental que sea un concepto loco de medio ambiente y basuras en Alaska, o, ayer por ejemplo, me fui a ver «El Lobo de Wall Street». Todo desde la independencia porque me gusta regular mis horarios.
¿Cómo te ves dentro de diez años? ¿Independiente todavía? Y el Surfilm festibala, ¿cómo será?
Pues me imagino el festi creciendo y transmitiendo la cultura surfista. Y yo me veo como espectador: como colaborador externo y con gente joven al cargo. Eso sí, aportando mi visión y participando. Me gustaría que fuese algo reconocido y relevante a nivel de la cultura de surf global para que nos permita seguir con el apoyo de los mejores artistas. Que se haya convertido en una firma de calidad, vamos: traer lo mejor del mundo aquí, y exportar lo mejor de aquí al mundo.
¿Qué tres clásicos nos recomiendas que veamos para entender un poco tu mundo?
«Point Break«, de Kathryn Bigelow; «Litmus«, de Andrew Kidman; y «Cristal Voyager«, de George Greenough.
1 Comentario
¡Larga vida al Surfilm! Grande Sancho.